martes, 28 de febrero de 2012

Novedades en ECJ Herrera del Duque




El Espacio para la Creación Joven de Herrera del Duque pone a la disposición de los jóvenes, y no tan jóvenes, un buzón de sugerencias.

Con este buzón se pretende fomentar la participación e interactividad entre usuarios y dinamizadores del centro.
Se podrá opinar sobre el centro y sus instalaciones, proponer nuevos proyectos o actividades, plantear nuevas películas para comentar en el Cine-Forum… Con esto se pretende acercar aun más el centro a todos los jóvenes de la zona.

Es muy sencillo y apenas os llevará unos minutos. Debéis escribir en una hoja de papel lo que queréis, bien en vuestra casa o en el mismo centro, e introducirlo en el Buzón de Sugerencias situado a la entrada del ECJ. Los dinamizadores recogerán y leerán atentamente todas vuestras propuestas. Así de fácil.

No dejéis escapar esta oportunidad, ahora más que nunca tenéis la opción de elegir vosotros las actividades que queréis hacer.

En ECJ se buscan grafiteros para impartir cursos y decorar el patio trasero con diseños artísticos. No dudéis en ir y preguntar.

También decir a todos aquellos amantes de la música que existe AJUMUSI, una asociación de músicos a la que se puede unir todo aquel que lo desee. Están llevando a cabo actividades como conciertos, audiciones abiertas y demás. Para más información, acercaos al ECJ y allí os lo explicarán todo.

Antes de acabar, informaros de que ECJ también ha creado una pequeña biblioteca. Podéis dar una segunda oportunidad a aquellos libros que tengáis en casa, y de los que queráis deshaceros, donándolo al ECJ. Allí, otros lectores podrán disfrutar de ellos.

Todos los jóvenes tienen el ECJ a su disposición para todo aquello que quieran hacer. Si no sabéis qué hacer con vuestro tiempo libre, en este centro siempre tendréis algo qué hacer.

jueves, 23 de febrero de 2012

Cine-Forum: Psicosis

 
El próximo sábado, 25 de Febrero a las seis de la tarde, se celebrará en el Espacio para la Creación Joven la primera sesión de Cine-Forum. Tras la proyección de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) habrá un coloquio en el que se tratarán aspectos técnicos, curiosidades y anécdotas de dicha película. Esta actividad es totalmente gratuita y apta para todos los públicos.

Como organizador, junto al ECJ de Herrera del Duque de esta actividad, puedo decir que surge por la necesidad. Mientras estudiaba realización en Madrid acudí a algunas sesiones de Cine-Forum y me parecía que, además de ser una actividad lúdica y cultural, es una actividad totalmente educativa que acerca de una forma más profesional el cine al espectador, consiguiendo así, que se interesase más (si cabe) por este arte.
Al volver a mi pueblo, Herrera del Duque, eché en falta esta actividad. Bueno…, realmente, eché en falta toda actividad cultural que se precie. No podía ir al cine o al teatro siempre que quisiera, sino cuando estuviese establecido y, por desgracia, no siempre podía ir. Debo reconocer que, muy lentamente, a este “problema” se le está poniendo solución.

Pues pasaron los meses y seguía sin haber este tipo de actividad cultural. Por lo que un día me dije: -¿Y si lo hago yo?-. Me acerqué al Espacio para la Creación Joven de mi pueblo y le propuse la actividad a su (al loro con el piropo) curranta (y de verdad) dinamizadora Ana Belén Romero, a la cual le pareció una gran idea. Diseñé el cartel y ellos se encargaron del resto.
Por supuesto, también por propias necesidades. Ser ponente en esta actividad no me vendrá mal. Me servirá para refrescar todos mis conocimientos y no oxidarme mientras espero que llegue ese deseado trabajo.

Como ya he mencionado anteriormente, con esta actividad lo que pretendemos es acercar los entresijos del cine a los espectadores. Quisiera, como ponente y profesional del gremio, mostrar a los espectadores cómo se realizan películas, sus secretos, curiosidades, lo que nos cuenta el realizador en cada plano de una forma subliminal… En resumen, descubrir todo aquello que aparece “oculto” en las películas.
Por supuesto, también esperamos la colaboración de otros profesionales del sector audiovisual y la participación activa de todos aquellos que asistan a la actividad, para hacer que sea lo más ameno posible para todos.
En cada sesión analizaremos y debatiremos sobre una película diferente y de distinta temática.

La primera película que trataremos será Psicosis. Tanto el equipo del ECJ como yo pensamos que es la mejor película para empezar por su cargado lenguaje audiovisual, la sublime realización a cargo de Hitchcock, la recordada BSO de Herrmann, el magnífico guión de Stefano y las magistrales interpretaciones de Anthony Perkins y Janet Leigh.
Esta película está cargada, además, de curiosidades, anécdotas y rumores.

No puedo finalizar esta entrada sin antes agradecer a Ana Belén y Jose (los dos currantes del ECJ) toda la ayuda ofrecida y la que aún les queda por ofrecerme…
También quiero aprovechar para incitar a todos los jóvenes de la zona a que participen más activamente en el ECJ, bien sea haciendo actividades de las muchas que ofrecen o bien proponiendo, e incluso encargándose, de nuevas actividades que les llamen la atención.
Cuando yo estudiaba en el pueblo, los jóvenes no teníamos tan a mano las posibilidades que ofrece este centro. Por lo tanto, no las desaprovechéis y mucho menos desaprovechéis vuestra creatividad o vuestros proyectos. En el Espacio para la Creación Joven tenéis un lugar en el que expandir vuestras habilidades. No dejéis pasar la oportunidad!!!

Dicho esto, espero veros a todos en el ECJ el sábado para disfrutar del cine de una forma diferente.

lunes, 20 de febrero de 2012

La oscuridad en la luz-1x14-Una última bala



Acorralado, Gabriel retrocedió al ver como aquel hombre avanzaba apuntándole con la pistola. El agua del mar bañaba sus pies. Se acababa su tiempo y sabía que si no hacía algo por impedirlo, hallaría allí mismo su final.

-Espera, espera –suplicó Gabriel levantando los brazos-. Por favor…
-¿Por favor? –le interrumpió sin bajar el arma-. ¿Acaso le valieron a ella sus súplicas?
-No sé de qué me hablas –contestó Gabriel en seguida.

Tras escuchar las palabras de Gabriel, bajó el arma y se mantuvo en silencio. Los hombres del inspector seguían con atención todos los movimientos del hombre armado


-Ha bajado el arma, señor –dijo por radio uno de los agentes al inspector.
-Lo he visto. Aun no hagáis nada.

Seguía teniendo el arma en sus manos, pero ya no apuntaba a Gabriel. Se acercó a él manteniendo una distancia prudencial y, después de mirarle por un instante, se quitó el pasamontañas descubriendo su rostro. La clara luz de la luna bañaba parcialmente el rostro de aquel hombre dándole un aspecto un tanto fantasmagórico.
Gabriel enmudeció al ver al fin el rostro del agresor. No dijo ni una palabra. Estaba completamente perplejo a la par que asombrado al ver de quién se trataba.

Desde los coches, tanto el inspector Ramírez como el resto de agentes miraban la escena que allí estaba teniendo lugar. Al ver que el agresor había descubierto su rostro, el inspector echó mano rápidamente a la radio.

-¿Le habéis visto la cara?
-No, señor –contestó uno de los agentes del otro coche-. Desde aquí no podemos ver nada.
-¡Joder! –gritó el inspector tirando la radio contra el salpicadero del coche.
-Señor. ¿Qué hacemos? –preguntó el agente que tenía al lado.
-Esperar a mi orden.

Mientras tanto, Gabriel seguía en la misma posición de inferioridad.

-Lo recuerdas, ¿verdad? Recuerdas bien quién soy, ¿no es así? –dijo el agresor.

Gabriel, atónito por todo cuanto estaba sucediéndole, no tenía palabras.
Tenía buena memoria, siempre la había tenido, y recordaba bien de quién se trataba. Pero sabía que pronunciarse al respecto no le haría ningún bien. Por lo que guardó silencio.

-¡Vamos, habla maldita rata insignificante! –le gritó de nuevo el agresor.
-No sé quién es. De verás, tiene que creerme.
-¿Crees que soy un ingenuo? –preguntó tras sonreír-. Claro que me recuerdas. Soy Iván Castro, hermano de Estela.
-No…, no sé de quién me hablas. Por favor, déjame ir –suplicó de nuevo Gabriel.

Iván se echó a reír después de escuchar a Gabriel. Tomó aire y lo miró de nuevo.

-¿Acaso no recuerdas cómo la mataste?
-Te equivocas… Yo no hice nada de eso.
-Cómo te atreves a negarlo –dijo Iván enfurecido.

Al ver Gabriel que Iván se dirigía hacia él apuntándolo con la pistola, se agachó levantando sus manos, suplicando, una vez más, que no le hiciera nada.
Iván le sujetó con una mano por el hombro mientras presionaba el cañón de la pistola sobre la cabeza de Gabriel.
Los agentes y el mismo inspector se sobresaltaron al ver esto, pero el inspector pidió calma y no dio la orden para que sus hombres actuaran.

-Ella era…, era una buena muchacha –dijo Iván entre lágrimas-. No merecía morir así.
-¿Tú crees que lo era? –le replicó Gabriel mirándole a los ojos, totalmente sereno.
-¿Cómo dices?
-¿Qué si crees que tu hermana era buena persona?

En aquel momento, Iván apretó los dientes con fuerza. Podía disparar y acabar con la vida de Gabriel en un abrir y cerrar de ojos, pero no lo hizo. Se quedó paralizado, escuchando a Gabriel.

-Iván. Sabes bien que tu hermana hacía daño a las personas que cuidaba.
-¿Cómo puedes decir eso? Ella se los cuidaba como si fuesen su propia familia.
-Los dos sabemos que eso no era así. Sé lo que le pasó a vuestro padre.

Le soltó de inmediato y volvió sobre sus pasos. Iván se llevó las manos a la cabeza y le dio la espalda a Gabriel, que se mantuvo quieto en el mismo sitio. Tras meditar por un instante, Iván se volvió hacia Gabriel.

-Yo no hice nada…
-Tú la encubriste –le interrumpió Gabriel-. La ayudaste tras el asesinato por una mísera parte del botín.
-No sé de qué me hablas –dijo Iván un tanto nervioso.
-Entonces, ¿tampoco te viste implicado en el asesinato de todos aquellos ancianos?
-¡¿Y qué si lo hicimos?! –gritó Iván-. No tienes pruebas. No tienes nada. La policía nunca lo sabrá –al terminar de hablar, apuntó a Gabriel con la pistola.
-No estés tan seguro –dijo el inspector.

Iván se giró rápidamente al escuchar al inspector Ramírez hablar tras él. Le estaba apuntando con su arma pero él no dejó de apuntar a Gabriel.

-Baja el arma –le pidió el inspector.

Gabriel se incorporó al ver que Iván bajaba lentamente el arma. El inspector, al comprobar que la situación estaba más calmada, también bajó el arma cuando, súbitamente, Iván apuntó de nuevo a Gabriel y le disparó. El inspector, rápidamente, disparó a Iván antes de que éste se pudiera dar la vuelta y corrió hacia su amigo para comprobar cómo se encontraba.
Estaba tirado en la playa, boca abajo, con el agua prácticamente cubriéndole. El inspector lo acomodó sobre su regazo y le tomó el pulso. Pidió a sus agentes que llamaran al servicio sanitario urgentemente mientras presionaba la herida de bala con sus manos.

-Aguanta amigo, te vas a poner bien –dijo sollozando el inspector.


Los sanitarios no tardaron en llegar. Estabilizaron a Gabriel y se lo llevaron al hospital. La bala le impactó en el pecho, cerca del hombro, pero estaba fuera de peligro. Por otra parte, Iván no corrió la misma suerte. Murió allí mismo, en la playa.
El inspector estaba sentado en su coche, pensando. Aun, después de todo lo ocurrido, continuaba tratando de unir piezas del puzle. Uno de sus compañeros se acercó a él.

-Señor, ya está todo. La prensa espera a que diga algo. Si quiere, me puedo encargar…
-No, yo me encargo –dijo saliendo del coche-. Buen trabajo. Felicita a los muchachos.

El inspector se acercó a la nube de periodistas que había tras la línea policial.

-No contestaré preguntas, tan sólo vengo a declarar los hechos que han tenido lugar –dijo pidiendo calma entre los periodistas-. Esta noche podremos dormir más seguros en Almería. Al fin hemos dado caza al autor de los últimos crímenes de sangre de esta ciudad, cuando intentaba perpetrar otro asesinato. Él mismo confesó ser el autor de estos crímenes –tras un silencio, continuó-: Me vi en la obligación de abatirle después de que disparara a la víctima, de la cual no se teme por su vida y está siendo atendida ya en un hospital. Gracias a todos.

El inspector se marchó dejando cuestiones sin resolver. Abandonó, en silencio y completamente solo, aquel lugar.

Al día siguiente Carmen se enteró de todo lo ocurrido y fue al hospital para ver como se encontraba su amigo. Por mucho que tratara de negárselo, sentía algo por él y temía no poder decírselo.
Al llegar al hospital, preguntó alterada dónde se encontraba su amigo y se lo indicó una de las enfermeras. Corrió por los pasillos buscando la habitación. Cuando la encontró, abrió la puerta apresuradamente y fue mayúscula su sorpresa cuando allí encontró, junto a Gabriel, a su prima Sara.


Continuará…


Obra original de Jesús Muga
15-Febrero-2012 

lunes, 13 de febrero de 2012

La oscuridad en la luz-1x13-La orden




Una suave luz ámbar bañaba la ciudad. Aquellos tonos dorados dotaban de un aire especial a todo sobre lo que se reflejaban.
Todo parecía estar en calma…, excepto Gabriel.

Estaba parado frente a un semáforo, esperando a que se pusiera en verde para seguir. Llevaba toda la tarde conduciendo su moto por la ciudad. Estaba un tanto inquieto, ya que en las últimas semanas no había recibido ni noticias del inspector ni llamadas del agresor y esto, estaba mellando su paciencia.
Trató de citarse, en silencio y entre penumbras, en más de una ocasión con el tipo que trató de agredirle, pero no halló nada más que preguntas sin respuestas. No temía lo que le pudiera pasar, ni si quiera lo que aquel hombre pudiese sacar a la luz sobre él. Lo que le consumía era no conocer su identidad o cuándo se mostraría de nuevo; el mero hecho de no poder defenderse. Aun así, él seguía con su plan.

Nada más ponerse el semáforo en verde, aceleró su moto y bajó por el Paseo a toda velocidad. Al llegar al final del largo Paseo, giró por una de las calles donde aparcó la moto. Caminó, a toda prisa, hacia una cafetería. Allí le estaban esperando algunos de sus amigos.

-Ya era hora macho. Pensábamos que no vendrías –dijo José.
-Perdonad –replicó Gabriel mientras se sentaba-, he tenido que hacer algunas cosas. –Desabrochó su cazadora y sacó un libro de su interior-. Ten Laura, aquí tienes tu libro –alargó su brazo ofreciéndole el libro-.Muchas gracias por dejármelo.
-De nada. Espero que te haya gustado –contestó la chica.

En ese momento llegó la camarera para tomar nota de lo que Gabriel quería tomar. Con un ademán hizo saber a la camarera que no quería nada.

-¿No quieres nada? –preguntó Carmen.
-No. Además me tengo que ir pronto –contestó él-. Tengo muchas cosas que hacer.
-Hoy no has trabajado, ¿no? –le preguntó  de nuevo Carmen.
-No, hoy no pero…, tengo que hacer algunos trabajos de investigación para un artículo y eso me va a llevar algún tiempo.
-Bueno, antes de irte nos contarás qué tal te va con esa chica… ¿cómo se llamaba? –preguntó uno de sus amigos al resto del grupo.
-No sé de qué me hablas… -contestó rápidamente Gabriel.
-Vamos Gabriel. Si todos sabemos que andas medio liado con la prima de Carmen –espetó José.
-No, perdona –dijo de nuevo Gabriel-. Yo no ando liado con nadie.

Quiso zanjar la conversación. No pretendía convertirse en el centro de todas las conversaciones. Gabriel tan sólo quería disfrutar de un instante de paz.
Todos guardaron un silencio incómodo y se miraban de reojo esperando a que alguien se pronunciara. Carmen le miraba atentamente.

-Gabriel –dijo Laura con voz suave-. Ya ha pasado mucho de aquello, debes pasar página.
-¡No tengo por qué pasar nada! ¿Queda claro? –gritó enfadado.
-Tú no tienes la culpa de lo que pasó –se explicó Laura.
-Ninguno de vosotros estuvo allí para saber qué paso. No tenéis derecho a hablar de ello.
-No te puedes estar machacando cada día con eso –dijo Carmen-. Tienes que rehacer tu vida, Gabriel. Ella lo habría…
-¡Ella está muerta! –contestó Gabriel enfadado-. No tenéis ni puta idea de lo que pasó. Por lo tanto no tenéis nada de qué hablar. ¿Entendido?

De nuevo todos guardaron silencio. Se miraban unos a otros. Aquella situación era más que incómoda para todos ellos. Les disgustaba ver que Gabriel se había quedado estancado en aquel accidente.
Gabriel, por su parte, se sentía molesto con sus amigos por tratar de entrometerse en sus asuntos. Él aun la recordaba, aun la amaba. Y el pesar de no haber podido evitar aquel accidente aun le perseguía. Esa era la pesada losa con la que Gabriel tenía que cargar.
Enfadado e indignado, se levantó enrabietado de la silla.

-Siento haberos amargado la tarde. Cuando tengáis cosas mejores de las que hablar, no dudéis en llamarme.

Tras abrocharse la cazadora, salió de la cafetería. Sus amigos trataron de disuadirle para que no se fuera, pero fue imposible evitarlo.
Carmen se sintió culpable y salió tras él.

-Gabriel, espera –dijo caminando tras él.
-¿Sabes qué es lo que más me molesta? –le preguntó Gabriel volviéndose hacia ella-. Que tú, conociéndome, digas cosas así –Gabriel continuó caminando.
-No, espera. Hablemos, por favor –le pidió Carmen.
-No hay nada de lo que hablar, Carmen. Ya lo has dicho todo ahí dentro.

Gabriel caminó más deprisa hacia su moto. Carmen dejó de seguirle y se limitó a ver cómo se marchaba.
Ella sabía que se había excedido con sus palabras y se sentía culpable del enfado de Gabriel.

Aquella noche, Gabriel llegó tarde a casa. Ya había anochecido y, como otras veces, no encontró lo que buscaba.
Durante algunos días después continuó su particular búsqueda, sin éxito. Una noche, después de volver a casa, decidió salir a dar un paseo para despejarse. Para olvidarse de todo aquello. Caminó por la Rambla hacia la playa. Cruzó la carretera para llegar a la Playa de las Almadrabillas. Allí no encontró más que soledad y paz.
Era el lugar perfecto para pensar. Allí no había nadie; tan sólo el sonido del viento y del mar rompían el sepulcral silencio.

Permaneció allí unos minutos. En silencio, frente al mar. Poniendo en paz cada uno de sus sentidos. Olvidándose de todo, tratando de soltar el pesado lastre que le acompañaba.
Tras esa merecida calma, decidió volver a casa. Y fue al volverse cuando un golpe le devolvió a la realidad.

Allí estaba. Completamente de negro, camuflado por la negra noche y con el rostro tapado. Le había dado un golpe en la cabeza con la culata de la pistola. Gabriel retrocedió sin caer al suelo. No esperaba algo así.

-Vaya. Ya pensaba que te habías olvidado de mi –se burló Gabriel mientras se llevaba la mano a la cabeza.
-¡Cállate, bastardo! –dijo el hombre apuntando con la pistola a Gabriel-. Después de esta noche todos sabrán quien eres y lo que haces.

Cerca de allí, el inspector y algunos de sus hombres contemplaban la escena desde sus coches.

-Señor, le está apuntando. Actuaremos cuando usted dé la orden –dijo uno de los agentes por radio.
-Aun no.

Gabriel tenía la certeza de que el inspector no podía andar muy lejos, por lo que trató de hacer tiempo.

-¿Acaso crees que te creerán? Yo no soy quien apunta con el arma.
-¿Crees que soy estúpido? Sé lo que has tratado de hacer, pero me temo que el tiro te ha salido por la culata. No puedes poner a la policía contra mí. No tienes pruebas. Sin embargo yo sí.
-¿Pruebas? ¿Pruebas de qué? –preguntó Gabriel riéndose.
-No te preocupes. Para cuando la policía las encuentre, tú estarás en el fondo del mar –dijo el hombre apuntándole.

Al ver que aquel hombre no dejaba de apuntar a Gabriel, uno de los agentes volvió a hablar con el inspector por radio.

-Señor, le sigue apuntando. ¿Actuamos ya?
-Aun no.
-Señor, esa es la señal que usted nos dijo –le dijo uno de los hombres que estaba con él-. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde.
-¡He dicho que aun no! –gritó el inspector.
-Señor –dijo otro agente por radio-. Esperamos su orden para actuar. Estamos preparados.
-Aun no, esperad un poco más.


Continuará…



Obra original de Jesús Muga
12-Febrero-2012