Boardwalk Empire nos sitúa en los convulsos años en los que se dio la Ley Seca en Estados Unidos. Basada, en cierta medida, en la novela homónima de Nelson Johnson, relata la historia de Nucky Thompson (inspirada en el personaje real Nucky Johnson) como poderoso político que controla el contrabando y la ciudad de Atlantic City mediante las relaciones que mantiene con diferentes personajes pertenecientes a la política y a las mafias.
Relata durante sus cinco temporadas las constantes idas y venidas de este político corrupto y los personajes históricos, o no, que le rodean. Somos testigos del resurgimiento y la caída de un imperio, de la historia pura y verídica que esta serie trata. Esos años convulsos en los que la mafia y el gobierno conspiraban juntos en busca de un bien común, quitando o poniendo a la persona más adecuada en el trono para su propio beneficio.
El guión, escrito por Terence Winter, resulta bastante interesante. Se aguanta sobre los profundos diálogos (aunque también sobre los necesarios silencios) con los que descubrimos no sólo parte de la trama sino también a los personajes. En esta serie el diálogo es una herramienta necesaria de la que se han sabido servir para atraer al espectador de una forma elegante con una cierta calidad al alcance de muy pocos. Se dan grandes diálogos entre la amplia diversidad de personajes que nos ayudan a comprender lo que está ocurriendo o nos descubren ciertos aspectos importantes sobre la trama y los personajes, que de haber sido revelados de otra forma habría resultado algo tosco y predecible, quizá no hubiese quedado tan natural. Vamos, una chapuza metida a calzador como pasa en otras muchas series. La intensidad de los diálogos se ve marcada por el momento, por la acción y la situación de los personajes. Lo cierto es que en los diálogos reside gran parte de la contundencia de esta serie, de la fuerza que la alza como una de las mejores.
La elegancia también reside en las acciones. No hay ningún movimiento ni acción de cualquier personaje que no sea relevante para algunas de las tramas y que no tenga repercusión en éstas en cualquier momento de la serie. La violencia y la calma son los dos extremos con los que bien ha jugado Winter para transmitir una serie de sentimientos en el espectador hacia la historia y los personajes. La amalgama de sensaciones que despierta la serie es impagable y hace que sintamos una fuerte conexión con las diversas tramas. Hay algo cotidiano en cada una de ellas que nos acerca a los personajes y lo que les está pasando.
Boardwalk Empire es una de esas series en la que puede ocurrir de todo, por lo que la sorpresa, en cualquier sentido, está garantizada. Y este hecho hace que se despierte aún más nuestro interés por esta producción. Ya al final comprendemos que esta serie es un ciclo que se ve completado de una forma poética que no sólo simboliza el final de la trama principal sino de ese personaje que mantiene conectadas todas y cada una de las tramas, el auténtico eje sobre el que gira todo Boardwalk Empire. Lo cierto es que se echa en falta saber del final de algunos personajes y algunas tramas que parecen quedar inconclusas, pero esto es un mal menor que se ve eclipsado por la guinda que supone el final de este delicioso pastel.
La temporada final incluye una serie de flashback muy acordes con la trama de cada capítulo que nos muestra el pasado de Nucky Thompson desde su niñez hasta que logró alcanzar la tan deseada posición en la que se encuentra en la serie. Gracias a esto, podemos entender mucho mejor al personaje encarnado por Buscemi y todo lo que hace, pero también cómo llegaron a su vida personajes de cierta relevancia en la serie. Un regalo útil y que encaja a la perfección que nos ayuda a entender la serie.
En ocasiones puede parecer precipitada y demasiado frenética, lo suficiente como para que sea una serie ágil y libre de la pesadez que hace que una producción se vuelva repetitiva y cansina. Cada hecho que tiene lugar es interesante y eso hace que nos mantengamos pegados a la pantalla para no perdernos nada.
Cada temporada tiene su propia trama. Conflictos únicos que se resuelven al final de temporada, dejando la continuidad de la serie a cargo de una trama principal bien hilada y consistente.
Boardwalk Empire nos habla sobre la moralidad de los actos que el hombre comete para su propio beneficio, pero también sobre lo correcto o incorrecto de esos actos para poder ascender en todos los aspectos de la vida.
Nos lleva a una época histórica convulsa para mostrarnos el instinto de supervivencia y la capacidad de adaptación a cualquier situación. La lealtad y la traición son los temas más visibles y lo verdaderamente culpable de que las subtramas cobren vida.
Boardwalk Empire es una de esas series en la que puede ocurrir de todo, por lo que la sorpresa, en cualquier sentido, está garantizada. Y este hecho hace que se despierte aún más nuestro interés por esta producción. Ya al final comprendemos que esta serie es un ciclo que se ve completado de una forma poética que no sólo simboliza el final de la trama principal sino de ese personaje que mantiene conectadas todas y cada una de las tramas, el auténtico eje sobre el que gira todo Boardwalk Empire. Lo cierto es que se echa en falta saber del final de algunos personajes y algunas tramas que parecen quedar inconclusas, pero esto es un mal menor que se ve eclipsado por la guinda que supone el final de este delicioso pastel.
La temporada final incluye una serie de flashback muy acordes con la trama de cada capítulo que nos muestra el pasado de Nucky Thompson desde su niñez hasta que logró alcanzar la tan deseada posición en la que se encuentra en la serie. Gracias a esto, podemos entender mucho mejor al personaje encarnado por Buscemi y todo lo que hace, pero también cómo llegaron a su vida personajes de cierta relevancia en la serie. Un regalo útil y que encaja a la perfección que nos ayuda a entender la serie.
En ocasiones puede parecer precipitada y demasiado frenética, lo suficiente como para que sea una serie ágil y libre de la pesadez que hace que una producción se vuelva repetitiva y cansina. Cada hecho que tiene lugar es interesante y eso hace que nos mantengamos pegados a la pantalla para no perdernos nada.
Cada temporada tiene su propia trama. Conflictos únicos que se resuelven al final de temporada, dejando la continuidad de la serie a cargo de una trama principal bien hilada y consistente.
Boardwalk Empire nos habla sobre la moralidad de los actos que el hombre comete para su propio beneficio, pero también sobre lo correcto o incorrecto de esos actos para poder ascender en todos los aspectos de la vida.
Nos lleva a una época histórica convulsa para mostrarnos el instinto de supervivencia y la capacidad de adaptación a cualquier situación. La lealtad y la traición son los temas más visibles y lo verdaderamente culpable de que las subtramas cobren vida.
La excelente realización es una de las claves por la cuál el guión resulta más atractivo. Entre los numerosos realizadores que pueblan la lista de esta serie, hay que destacar el trabajo de Scorsese (que también produce la serie) y el de Timothy Van Patten. Han sabido guiar los tiros de cámara y el encuadre para lograr una bella composición que representa el guión con una fidelidad brutal. Cada secuencia del guión es apoyada por la realización, que nos regala unos planos que son pura belleza. Pero la realización no se emplea únicamente para representar el guión en la pantalla, es una herramienta más de la que se sirve el realizador para mostrar u ocultarnos ciertas cosas. En algunas ocasiones es demasiado explícito mostrando sin pudor ni censura escenas violentas o de sexo, mientras que en otras ocasiones lo retrata de una forma más poética, insinuando más que mostrando y evitando lo explícito.
Es una constante búsqueda de los planos que puedan mostrar mejor ciertas partes y el resultado final deja constancia de que dicho trabajo ha sido realizado con un éxito rotundo. Nada ha quedado al azar y siempre se ha buscado la máxima perfección posible a la hora de utilizar la realización en el favor del resultado final.
La escenografía también ha sido cuidada para que el conjunto tenga un sentido uniforme y para que ningún factor desentone de con el resto. Los actores se mueven bien por los cuidados decorados haciendo uso de todo el espacio escénico y dotándolo de vida, movimiento y una profundidad digna del teatro. El empleo de los diferentes planos del escenario es usado con mucho tino.
La ambientación es espléndida. Cada detalle ha sido cuidado para que seamos transportados a los años 20 con el máximo realismo posible. La inmersión por parte del espectador en la historia es completa gracias a esto y a la fabulosa caracterización de los actores en los personajes reales que encarnan. Vemos a un Capone con la cara marcada y cuyos gestos son tan reales que parece haber vuelto a la vida para participar en esta serie. Luciano, Lansky, Masseria, Rothstein o el mismo Thompson son bien representados en esta serie. Mafiosos que han vuelto a la vida para deleitarnos con sus increíbles historias en las que la pólvora y la sangre manchaba sus manos en más de una ocasión.
Es una constante búsqueda de los planos que puedan mostrar mejor ciertas partes y el resultado final deja constancia de que dicho trabajo ha sido realizado con un éxito rotundo. Nada ha quedado al azar y siempre se ha buscado la máxima perfección posible a la hora de utilizar la realización en el favor del resultado final.
La escenografía también ha sido cuidada para que el conjunto tenga un sentido uniforme y para que ningún factor desentone de con el resto. Los actores se mueven bien por los cuidados decorados haciendo uso de todo el espacio escénico y dotándolo de vida, movimiento y una profundidad digna del teatro. El empleo de los diferentes planos del escenario es usado con mucho tino.
La ambientación es espléndida. Cada detalle ha sido cuidado para que seamos transportados a los años 20 con el máximo realismo posible. La inmersión por parte del espectador en la historia es completa gracias a esto y a la fabulosa caracterización de los actores en los personajes reales que encarnan. Vemos a un Capone con la cara marcada y cuyos gestos son tan reales que parece haber vuelto a la vida para participar en esta serie. Luciano, Lansky, Masseria, Rothstein o el mismo Thompson son bien representados en esta serie. Mafiosos que han vuelto a la vida para deleitarnos con sus increíbles historias en las que la pólvora y la sangre manchaba sus manos en más de una ocasión.
Los efectos especiales empleados dan ese toque visceral y de pura realidad a la serie. No son excesivos sino necesarios. Son más bien empleados para los momentos de más violencia: cuando alguien es atravesado por una bala o hay alguna explosión. Algo fascinante a caballo entre la caracterización y el efecto especial es el rostro desfigurado de Richard Harrow, una auténtica representación de la calidad de los efectos. No son sólo algo visual sino algo que interfiere de cierta manera en la historia.
No sobresale en su banda sonora aunque si acierta con ella. Un lujo para nuestros oídos, un gusto para nuestros sentidos. El jazz, el soul y otra clase de ritmos que reinaban en los años 20 resurgen en esta serie para nuestro deleite; bien mediante las propias actuaciones de algunos personajes en los distintos garitos en lo que transcurre la historia, bien en los temas que suenan de fondo mientras ocurre algo importante. La música se emplea no sólo para llenar el vacío en los momentos de silencio sino como una forma más de acompañar lo que ocurre, algo que se ha cuidado en la selección de los temas para cada capítulo.
La BSO de esta producción es una exquisitez que unida a la imagen logran un conjunto de una belleza sin igual. Es un punto clave del éxito de esta serie.
En lo que respecta a la interpretación... No hay palabras para definir el trabajo de Steve Buscemi. El secundario de lujo del cine se convierte en un protagonista extraordinario para Boardwalk Empire. Sólo con sus gestos o sus expresiones nos tiene ganados desde el comienzo, ya cuando comienza a hablar comprendemos que sólo él podía meterse en la piel de Nucky Thompson. No sólo encaja a la perfección en el papel asignado sino que lo hace más grande con una interpretación para recordar. Gracias a Thompson descubrimos un Buscemi que controla los cambios de expresión y los vaivenes de emociones con una soltura única. Sobrio, espectacular. No es sólo el protagonista de la serie es el pilar fundamental que hace que funcione.
Interpreta a un personaje complejo y envuelto en un halo de misterio que le acompaña durante toda la serie. Algo nos dice que Thompson no es del tipo de gente con el que suele frecuentar pero en momentos puntuales nos hace dudar por algunas de sus acciones. Es un personaje emblemático que será recordado por mucho tiempo.
Cabe destacar también la interpretación de los dos actores que hacen de un Nucky "niño" y un Nucky "adolescente". Acierto total por el equipo de casting. No sólo se parecen en el físico sino también los gestos y en la forma de expresarse. Este es un detalle que marca la diferencia y que se pueden poner como ejemplo otras muchas producciones.
Otro actor que sobresale es Michael Shannon. Quienes le han visto actuar saben que es un actor de talla que nunca deja indiferente a nadie. En esta ocasión no iba a ser para menos... Interpreta al excéntrico y rarito Nelson Van Alden, un ferviente agente del Departamento del Tesoro que se ve envuelto en más de un entuerto y cuyo final llega tras una sorprendente explosión del personaje. Shannon crea un secundario admirable por el que llegamos a tener diferentes sentimientos y que nos hará dudar sobre donde se encuentra el límite de lo que es correcto y lo que no. Aporta rudeza a un personaje serio y melancólico que no consigue encontrar su lugar. Nelson Van Alden es ese tipo de personaje que camina sin rumbo pero haciendo ruido allá por donde pasa.
La elegancia corre a cargo de Kelly Macdonald que interpreta a la mujer de Nucky Thompson. Su evolución a lo largo de la serie es evidente. Pasa de ser una mujer insegura e incapaz a conseguir dinero de forma fraudulenta gracias a sus propias artimañas. Estamos ante el personaje que más cambia de toda la serie. Hay que reconocer que este cambio es más bien perpetrado por el guión, los cambios que la actriz lleva a cabo en su personaje son casi imperceptibles. Quizá en las dos últimas temporadas se muestre más liberada a la hora de actuar, pero no se aprecia un cambio visible en su interpretación. Cumple con su papel pero quizá no está a la altura del resto.
De igual forma es importante el personaje de Gretchen Mol, Gillian Darmody. Este personaje pasa por un sinfín de situaciones que la arrastran hacia la decadencia por méritos propios. Interviene de forma activa y pasiva en la trama principal. Gretchen brilla durante cada capítulo con la misma intensidad. Sufrimos y reímos con su personaje, e incluso llegamos a entenderla.
El resto de secundarios está a la altura de las circunstancias. Los personajes cuentan con personalidades marcadas y son piezas perfectas del inmejorable puzle que supone Boardwalk Empire. Cada personaje aporta algo diferente a las diversas tramas. En su caso, los antagonistas son personajes claves de las diferentes temporadas, cada uno cubre su parcela de forma contundente y hacen que Nucky sea el antihéroe perfecto.
Los actores que se enfundan la piel de estos secundarios no podrían haber sido mejor escogidos. Todos aportan algo diferente al conjunto que lo vuelve compensado. La calidad de su interpretación es clave a la hora de lograr un equilibrio entre los protagonistas y los secundarios.
Los actores que interpretan a los mafiosos más famosos y reales no sólo están increíblemente bien caracterizados sino que han adoptado incluso sus formas, lo que le da un toque de calidad a la serie por conseguir recrear con cierta veracidad algunos momentos históricos.
Indudablemente estamos ante un cast de lujo en el que encontramos actores como Shea Whigham, Michael Stuhlbarg, Stephen Graham, Vincent Piazza, Michal Kenneth Williams, Jack Huston o Michael Pitt entre otros.
Boardwalk Empire es una apuesta arriesgada que sale bien. Violenta y explícita. El sexo y los asesinatos están a la orden del día, aunque lo cierto es que las escenas de sexo se ven reducidas a medida que avanzan las temporadas pero no así los asesinatos, que no dejan de sorprendernos. Pero no caigamos en la cuenta de que únicamente se trata de una serie de mafiosos donde vuelan las balas y hay sexo por doquier, esta producción es mucho más: una serie que trata sobre el honor, la fidelidad y la traición. Sobre la búsqueda de la prosperidad por encima de todo. Es una serie compleja y muy entretenida que nos asegura horas y horas de diversión. Una verdadera joya cuyo guión brilla y que está firmada por una serie de excelentes realizadores que mejoran el guión, si cabe. Cuyo reparto es espectacular en todos los sentidos. Estamos ante una serie cuyos tiempos están muy bien distribuidos y en la que apenas hay algo que sobre. Podría parecer demasiado corta (y para quienes nos ha gustado lo es) pero dura lo necesario como para engancharnos, deleitarnos y no ser excesivamente larga.
Una auténtica maravilla que no os podéis perder y que ya desde la cabecera nos deja claro la calidad de esta serie.
No sobresale en su banda sonora aunque si acierta con ella. Un lujo para nuestros oídos, un gusto para nuestros sentidos. El jazz, el soul y otra clase de ritmos que reinaban en los años 20 resurgen en esta serie para nuestro deleite; bien mediante las propias actuaciones de algunos personajes en los distintos garitos en lo que transcurre la historia, bien en los temas que suenan de fondo mientras ocurre algo importante. La música se emplea no sólo para llenar el vacío en los momentos de silencio sino como una forma más de acompañar lo que ocurre, algo que se ha cuidado en la selección de los temas para cada capítulo.
La BSO de esta producción es una exquisitez que unida a la imagen logran un conjunto de una belleza sin igual. Es un punto clave del éxito de esta serie.
En lo que respecta a la interpretación... No hay palabras para definir el trabajo de Steve Buscemi. El secundario de lujo del cine se convierte en un protagonista extraordinario para Boardwalk Empire. Sólo con sus gestos o sus expresiones nos tiene ganados desde el comienzo, ya cuando comienza a hablar comprendemos que sólo él podía meterse en la piel de Nucky Thompson. No sólo encaja a la perfección en el papel asignado sino que lo hace más grande con una interpretación para recordar. Gracias a Thompson descubrimos un Buscemi que controla los cambios de expresión y los vaivenes de emociones con una soltura única. Sobrio, espectacular. No es sólo el protagonista de la serie es el pilar fundamental que hace que funcione.
Interpreta a un personaje complejo y envuelto en un halo de misterio que le acompaña durante toda la serie. Algo nos dice que Thompson no es del tipo de gente con el que suele frecuentar pero en momentos puntuales nos hace dudar por algunas de sus acciones. Es un personaje emblemático que será recordado por mucho tiempo.
Cabe destacar también la interpretación de los dos actores que hacen de un Nucky "niño" y un Nucky "adolescente". Acierto total por el equipo de casting. No sólo se parecen en el físico sino también los gestos y en la forma de expresarse. Este es un detalle que marca la diferencia y que se pueden poner como ejemplo otras muchas producciones.
Otro actor que sobresale es Michael Shannon. Quienes le han visto actuar saben que es un actor de talla que nunca deja indiferente a nadie. En esta ocasión no iba a ser para menos... Interpreta al excéntrico y rarito Nelson Van Alden, un ferviente agente del Departamento del Tesoro que se ve envuelto en más de un entuerto y cuyo final llega tras una sorprendente explosión del personaje. Shannon crea un secundario admirable por el que llegamos a tener diferentes sentimientos y que nos hará dudar sobre donde se encuentra el límite de lo que es correcto y lo que no. Aporta rudeza a un personaje serio y melancólico que no consigue encontrar su lugar. Nelson Van Alden es ese tipo de personaje que camina sin rumbo pero haciendo ruido allá por donde pasa.
La elegancia corre a cargo de Kelly Macdonald que interpreta a la mujer de Nucky Thompson. Su evolución a lo largo de la serie es evidente. Pasa de ser una mujer insegura e incapaz a conseguir dinero de forma fraudulenta gracias a sus propias artimañas. Estamos ante el personaje que más cambia de toda la serie. Hay que reconocer que este cambio es más bien perpetrado por el guión, los cambios que la actriz lleva a cabo en su personaje son casi imperceptibles. Quizá en las dos últimas temporadas se muestre más liberada a la hora de actuar, pero no se aprecia un cambio visible en su interpretación. Cumple con su papel pero quizá no está a la altura del resto.
De igual forma es importante el personaje de Gretchen Mol, Gillian Darmody. Este personaje pasa por un sinfín de situaciones que la arrastran hacia la decadencia por méritos propios. Interviene de forma activa y pasiva en la trama principal. Gretchen brilla durante cada capítulo con la misma intensidad. Sufrimos y reímos con su personaje, e incluso llegamos a entenderla.
El resto de secundarios está a la altura de las circunstancias. Los personajes cuentan con personalidades marcadas y son piezas perfectas del inmejorable puzle que supone Boardwalk Empire. Cada personaje aporta algo diferente a las diversas tramas. En su caso, los antagonistas son personajes claves de las diferentes temporadas, cada uno cubre su parcela de forma contundente y hacen que Nucky sea el antihéroe perfecto.
Los actores que se enfundan la piel de estos secundarios no podrían haber sido mejor escogidos. Todos aportan algo diferente al conjunto que lo vuelve compensado. La calidad de su interpretación es clave a la hora de lograr un equilibrio entre los protagonistas y los secundarios.
Los actores que interpretan a los mafiosos más famosos y reales no sólo están increíblemente bien caracterizados sino que han adoptado incluso sus formas, lo que le da un toque de calidad a la serie por conseguir recrear con cierta veracidad algunos momentos históricos.
Indudablemente estamos ante un cast de lujo en el que encontramos actores como Shea Whigham, Michael Stuhlbarg, Stephen Graham, Vincent Piazza, Michal Kenneth Williams, Jack Huston o Michael Pitt entre otros.
Boardwalk Empire es una apuesta arriesgada que sale bien. Violenta y explícita. El sexo y los asesinatos están a la orden del día, aunque lo cierto es que las escenas de sexo se ven reducidas a medida que avanzan las temporadas pero no así los asesinatos, que no dejan de sorprendernos. Pero no caigamos en la cuenta de que únicamente se trata de una serie de mafiosos donde vuelan las balas y hay sexo por doquier, esta producción es mucho más: una serie que trata sobre el honor, la fidelidad y la traición. Sobre la búsqueda de la prosperidad por encima de todo. Es una serie compleja y muy entretenida que nos asegura horas y horas de diversión. Una verdadera joya cuyo guión brilla y que está firmada por una serie de excelentes realizadores que mejoran el guión, si cabe. Cuyo reparto es espectacular en todos los sentidos. Estamos ante una serie cuyos tiempos están muy bien distribuidos y en la que apenas hay algo que sobre. Podría parecer demasiado corta (y para quienes nos ha gustado lo es) pero dura lo necesario como para engancharnos, deleitarnos y no ser excesivamente larga.
Una auténtica maravilla que no os podéis perder y que ya desde la cabecera nos deja claro la calidad de esta serie.