domingo, 28 de diciembre de 2014

Boardwalk Empire



Estamos ante una serie fascinante que atrapa desde el primer capítulo, cuyas tramas secundarias son tan interesantes como la principal, llegando incluso a quitarle el protagonismo en más de una ocasión. Ésta es una serie que será más apreciada con el paso del tiempo pese a ser una de las más premiadas, ya que puede resultar poco atractiva para el público general. Una auténtica pena que muchos se la pierdan por no darle una oportunidad.

Boardwalk Empire nos sitúa en los convulsos años en los que se dio la Ley Seca en Estados Unidos. Basada, en cierta medida, en la novela homónima de Nelson Johnson, relata la historia de Nucky Thompson (inspirada en el personaje real Nucky Johnson) como poderoso político que controla el contrabando y la ciudad de Atlantic City mediante las relaciones que mantiene con diferentes personajes pertenecientes a la política y a las mafias.
Relata durante sus cinco temporadas las constantes idas y venidas de este político corrupto y los personajes históricos, o no, que le rodean. Somos testigos del resurgimiento y la caída de un imperio, de la historia pura y verídica que esta serie trata. Esos años convulsos en los que la mafia y el gobierno conspiraban juntos en busca de un bien común, quitando o poniendo a la persona más adecuada en el trono para su propio beneficio.

El guión, escrito por Terence Winter, resulta bastante interesante. Se aguanta sobre los profundos diálogos (aunque también sobre los necesarios silencios) con los que descubrimos no sólo parte de la trama sino también a los personajes. En esta serie el diálogo es una herramienta necesaria de la que se han sabido servir para atraer al espectador de una forma elegante con una cierta calidad al alcance de muy pocos. Se dan grandes diálogos entre la amplia diversidad de personajes que nos ayudan a comprender lo que está ocurriendo o nos descubren ciertos aspectos importantes sobre la trama y los personajes, que de haber sido revelados de otra forma habría resultado algo tosco y predecible, quizá no hubiese quedado tan natural. Vamos, una chapuza metida a calzador como pasa en otras muchas series. La intensidad de los diálogos se ve marcada por el momento, por la acción y la situación de los personajes. Lo cierto es que en los diálogos reside gran parte de la contundencia de esta serie, de la fuerza que la alza como una de las mejores.
La elegancia también reside en las acciones. No hay ningún movimiento ni acción de cualquier personaje que no sea relevante para algunas de las tramas y que no tenga repercusión en éstas en cualquier momento de la serie. La violencia y la calma son los dos extremos con los que bien ha jugado Winter para transmitir una serie de sentimientos en el espectador hacia la historia y los personajes. La amalgama de sensaciones que despierta la serie es impagable y hace que sintamos una fuerte conexión con las diversas tramas. Hay algo cotidiano en cada una de ellas que nos acerca a los personajes y lo que les está pasando.
Boardwalk Empire es una de esas series en la que puede ocurrir de todo, por lo que la sorpresa, en cualquier sentido, está garantizada. Y este hecho hace que se despierte aún más nuestro interés por esta producción. Ya al final comprendemos que esta serie es un ciclo que se ve completado de una forma poética que no sólo simboliza el final de la trama principal sino de ese personaje que mantiene conectadas todas y cada una de las tramas, el auténtico eje sobre el que gira todo Boardwalk Empire. Lo cierto es que se echa en falta saber del final de algunos personajes y algunas tramas que parecen quedar inconclusas, pero esto es un mal menor que se ve eclipsado por la guinda que supone el final de este delicioso pastel.
La temporada final incluye una serie de flashback muy acordes con la trama de cada capítulo que nos muestra el pasado de Nucky Thompson desde su niñez hasta que logró alcanzar la tan deseada posición en la que se encuentra en la serie. Gracias a esto, podemos entender mucho mejor al personaje encarnado por Buscemi y todo lo que hace, pero también cómo llegaron a su vida personajes de cierta relevancia en la serie. Un regalo útil y que encaja a la perfección que nos ayuda a entender la serie.

En ocasiones puede parecer precipitada y demasiado frenética, lo suficiente como para que sea una serie ágil y libre de la pesadez que hace que una producción se vuelva repetitiva y cansina. Cada hecho que tiene lugar es interesante y eso hace que nos mantengamos pegados a la pantalla para no perdernos nada.
Cada temporada tiene su propia trama. Conflictos únicos que se resuelven al final de temporada, dejando la continuidad de la serie a cargo de una trama principal bien hilada y consistente.

Boardwalk Empire nos habla sobre la moralidad de los actos que el hombre comete para su propio beneficio, pero también sobre lo correcto o incorrecto de esos actos para poder ascender en todos los aspectos de la vida.
Nos lleva a una época histórica convulsa para mostrarnos el instinto de supervivencia y la capacidad de adaptación a cualquier situación. La lealtad y la traición son los temas más visibles y lo verdaderamente culpable de que las subtramas cobren vida.

La excelente realización es una de las claves por la cuál el guión resulta más atractivo. Entre los numerosos realizadores que pueblan la lista de esta serie, hay que destacar el trabajo de Scorsese (que también produce la serie) y el de Timothy Van Patten. Han sabido guiar los tiros de cámara y el encuadre para lograr una bella composición que representa el guión con una fidelidad brutal. Cada secuencia del guión es apoyada por la realización, que nos regala unos planos que son pura belleza. Pero la realización no se emplea únicamente para representar el guión en la pantalla, es una herramienta más de la que se sirve el realizador para mostrar u ocultarnos ciertas cosas. En algunas ocasiones es demasiado explícito mostrando sin pudor ni censura escenas violentas o de sexo, mientras que en otras ocasiones lo retrata de una forma más poética, insinuando más que mostrando y evitando lo explícito.
Es una constante búsqueda de los planos que puedan mostrar mejor ciertas partes y el resultado final deja constancia de que dicho trabajo ha sido realizado con un éxito rotundo. Nada ha quedado al azar y siempre se ha buscado la máxima perfección posible a la hora de utilizar la realización en el favor del resultado final.
La escenografía también ha sido cuidada para que el conjunto tenga un sentido uniforme y para que ningún factor desentone de con el resto. Los actores se mueven bien por los cuidados decorados haciendo uso de todo el espacio escénico y dotándolo de vida, movimiento y una profundidad digna del teatro. El empleo de los diferentes planos del escenario es usado con mucho tino.
La ambientación es espléndida. Cada detalle ha sido cuidado para que seamos transportados a los años 20 con el máximo realismo posible. La inmersión por parte del espectador en la historia es completa gracias a esto y a la fabulosa caracterización de los actores en los personajes reales que encarnan. Vemos a un Capone con la cara marcada y cuyos gestos son tan reales que parece haber vuelto a la vida para participar en esta serie. Luciano, Lansky, Masseria, Rothstein o el mismo Thompson son bien representados en esta serie. Mafiosos que han vuelto a la vida para deleitarnos con sus increíbles historias en las que la pólvora y la sangre manchaba sus manos en más de una ocasión.
Los efectos especiales empleados dan ese toque visceral y de pura realidad a la serie. No son excesivos sino necesarios. Son más bien empleados para los momentos de más violencia: cuando alguien es atravesado por una bala o hay alguna explosión. Algo fascinante a caballo entre la caracterización y el efecto especial es el rostro desfigurado de Richard Harrow, una auténtica representación de la calidad de los efectos. No son sólo algo visual sino algo que interfiere de cierta manera en la historia.


No sobresale en su banda sonora aunque si acierta con ella. Un lujo para nuestros oídos, un gusto para nuestros sentidos. El jazz, el soul y otra clase de ritmos que reinaban en los años 20 resurgen en esta serie para nuestro deleite; bien mediante las propias actuaciones de algunos personajes en los distintos garitos en lo que transcurre la historia, bien en los temas que suenan de fondo mientras ocurre algo importante. La música se emplea no sólo para llenar el vacío en los momentos de silencio sino como una forma más de acompañar lo que ocurre, algo que se ha cuidado en la selección de los temas para cada capítulo.
La BSO de esta producción es una exquisitez que unida a la imagen logran un conjunto de una belleza sin igual. Es un punto clave del éxito de esta serie.

En lo que respecta a la interpretación... No hay palabras para definir el trabajo de Steve Buscemi. El secundario de lujo del cine se convierte en un protagonista extraordinario para Boardwalk Empire. Sólo con sus gestos o sus expresiones nos tiene ganados desde el comienzo, ya cuando comienza a hablar comprendemos que sólo él podía meterse en la piel de Nucky Thompson. No sólo encaja a la perfección en el papel asignado sino que lo hace más grande con una interpretación para recordar. Gracias a Thompson descubrimos un Buscemi que controla los cambios de expresión y los vaivenes de emociones con una soltura única. Sobrio, espectacular. No es sólo el protagonista de la serie es el pilar fundamental que hace que funcione.
Interpreta a un personaje complejo y envuelto en un halo de misterio que le acompaña durante toda la serie. Algo nos dice que Thompson no es del tipo de gente con el que suele frecuentar pero en momentos puntuales nos hace dudar por algunas de sus acciones. Es un personaje emblemático que será recordado por mucho tiempo.
Cabe destacar también la interpretación de los dos actores que hacen de un Nucky "niño" y un Nucky "adolescente". Acierto total por el equipo de casting. No sólo se parecen en el físico sino también los gestos y en la forma de expresarse. Este es un detalle que marca la diferencia y que se pueden poner como ejemplo otras muchas producciones.

Otro actor que sobresale es Michael Shannon. Quienes le han visto actuar saben que es un actor de talla que nunca deja indiferente a nadie. En esta ocasión no iba a ser para menos... Interpreta al excéntrico y rarito Nelson Van Alden, un ferviente agente del Departamento del Tesoro que se ve envuelto en más de un entuerto y cuyo final llega tras una sorprendente explosión del personaje. Shannon crea un secundario admirable por el que llegamos a tener diferentes sentimientos y que nos hará dudar sobre donde se encuentra el límite de lo que es correcto y lo que no. Aporta rudeza a un personaje serio y melancólico que no consigue encontrar su lugar. Nelson Van Alden es ese tipo de personaje que camina sin rumbo pero haciendo ruido allá por donde pasa.

La elegancia corre a cargo de Kelly Macdonald que interpreta a la mujer de Nucky Thompson. Su evolución a lo largo de la serie es evidente. Pasa de ser una mujer insegura e incapaz a conseguir dinero de forma fraudulenta gracias a sus propias artimañas. Estamos ante el personaje que más cambia de toda la serie. Hay que reconocer que este cambio es más bien perpetrado por el guión, los cambios que la actriz lleva a cabo en su personaje son casi imperceptibles. Quizá en las dos últimas temporadas se muestre más liberada a la hora de actuar, pero no se aprecia un cambio visible en su interpretación. Cumple con su papel pero quizá no está a la altura del resto.
De igual forma es importante el personaje de Gretchen Mol, Gillian Darmody. Este personaje pasa por un sinfín de situaciones que la arrastran hacia la decadencia por méritos propios. Interviene de forma activa y pasiva en la trama principal. Gretchen brilla durante cada capítulo con la misma intensidad. Sufrimos y reímos con su personaje, e incluso llegamos a entenderla.

El resto de secundarios está a la altura de las circunstancias. Los personajes cuentan con personalidades marcadas y son piezas perfectas del inmejorable puzle que supone Boardwalk Empire. Cada personaje aporta algo diferente a las diversas tramas. En su caso, los antagonistas son personajes claves de las diferentes temporadas, cada uno cubre su parcela de forma contundente y hacen que Nucky sea el antihéroe perfecto.
Los actores que se enfundan la piel de estos secundarios no podrían haber sido mejor escogidos. Todos aportan algo diferente al conjunto que lo vuelve compensado. La calidad de su interpretación es clave a la hora de lograr un equilibrio entre los protagonistas y los secundarios.
Los actores que interpretan a los mafiosos más famosos y reales no sólo están increíblemente bien caracterizados sino que han adoptado incluso sus formas, lo que le da un toque de calidad a la serie por conseguir recrear con cierta veracidad algunos momentos históricos.
Indudablemente estamos ante un cast de lujo en el que encontramos actores como Shea Whigham, Michael Stuhlbarg, Stephen Graham, Vincent Piazza, Michal Kenneth Williams, Jack Huston o Michael Pitt entre otros.


Boardwalk Empire es una apuesta arriesgada que sale bien. Violenta y explícita. El sexo y los asesinatos están a la orden del día, aunque lo cierto es que las escenas de sexo se ven reducidas a medida que avanzan las temporadas pero no así los asesinatos, que no dejan de sorprendernos. Pero no caigamos en la cuenta de que únicamente se trata de una serie de mafiosos donde vuelan las balas y hay sexo por doquier, esta producción es mucho más: una serie que trata sobre el honor, la fidelidad y la traición. Sobre la búsqueda de la prosperidad por encima de todo. Es una serie compleja y muy entretenida que nos asegura horas y horas de diversión. Una verdadera joya cuyo guión brilla y que está firmada por una serie de excelentes realizadores que mejoran el guión, si cabe. Cuyo reparto es espectacular en todos los sentidos. Estamos ante una serie cuyos tiempos están muy bien distribuidos y en la que apenas hay algo que sobre. Podría parecer demasiado corta (y para quienes nos ha gustado lo es) pero dura lo necesario como para engancharnos, deleitarnos y no ser excesivamente larga.
Una auténtica maravilla que no os podéis perder y que ya desde la cabecera nos deja claro la calidad de esta serie.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Blade Runner


Una obra maestra de la ciencia ficción ochentera. Es de ese cine de culto que nunca pasa de moda y que todo buen cinéfilo debe ver. No sabes por qué, e incluso después de verla sigues sin saber por qué pero aún así te alegras de haber disfrutado de ella. Verla en sí es una experiencia mágica que te devuelve a un pasado nostálgico y al mismo tiempo, te transporta a un futuro de fantasía capaz de hacernos soñar (pese a que ese futuro no se ha hecho realidad ni en lo más mínimo).
Precursora del cine ciberpunk que tan de moda se puso en la década de los ochenta y noventa, Blade Runner destaca por ser adelantada a su tiempo al tratar un tema de fundamental interés y que otras muchas cintas han explotado con mejor o peor resultado. Es una película de acción donde la acción queda aparcada a un lado dando prioridad a los interesantes temas que trata sobre la religión y la ciencia, las preguntas sin respuestas que se hace constantemente el ser humano... y lo hace con destreza y de una forma elegante, rozando el cine negro cuya femme fatale se hace querer no sólo por el protagonista.

Inspirada en la novela "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" de Philip K. Dick, Hampton Fancher y David Peoples nos trasladan a un futurista Los Ángeles en el año 2019 cuando Rick Deckard es sacado de su retiro para dar caza a unos "replicantes" (androides con aspecto humanos creados por la empresa Tyrell Corporation cuyo uso es destinado a tareas que los humanos no quieren desempeñar y que tienen prohibido vivir en la tierra tras un motín cuando eran usados como esclavos en Marte). Durante su trabajo, Rick tendrá que lidiar con diferentes situaciones que pondrán a prueba su integridad física y moral, y por las que se verá obligado a meditar sobre diversos aspectos de su vida como es su propia procedencia o lo que es él en verdad.
Sin lugar a dudas estamos ante una producción que nos plantea temas interesantes que tienen cabida en cualquier época, es por esto que se convirtió de forma inmediata en cine de culto y por lo que no pasa nunca de moda. Blade Runner, en primer lugar, nos introduce en algo que ya está bastante trillado en el cine: la creación de vida mediante la tecnología y la inteligencia artificial, pero lo hace de una forma tan poética y tan fresca, con elementos tan novedosos, que se ha convertido en una obra original en la que otras encuentran inspiración. De forma más concreta, trata el límite al que se debe llegar, cómo lograr limitar algo inmortal y cómo convivir con ello. Sobre estas tres pautas se asientan los pilares de esta historia, lo que la vuelve interesante desde el minuto uno. Esta historia nos hace testigos de la evolución de Rick mediante los acontecimientos que tienen lugar en un instante concreto de su vida. No sólo llega a comprender a los "replicantes" sino que incluso se cuestiona si no es en realidad uno de ellos. Un momento mágico este que nos hace meditar sobre nuestra propia procedencia y el lugar hacia el que nos dirigimos. De igual modo, trata con acierto la lucha entre lo que es moralmente correcto y lo que no. Nos lleva de la mano por un camino que creemos recorrer con la certeza de conocerlo, dando por sentado ciertas obviedades, para sacarnos del camino marcado con una secuencia, ya al final, de bastante impacto emocional. Logrando, así, derribar muros, quitarnos la venda, y ayudarnos a descubrir que no todo lo que aparenta ser real, lo es.
Esta historia es un auténtico drama en el que vemos como un ser abandonado por su propio creador tan sólo busca ser aceptado por una sociedad intolerante que se mueve a un ritmo vertiginoso y que no acepta aquello que se vuelve en su contra. Descubrimos como un monstruo lucha para obtener su humanidad y una vida más larga para poder disfrutar de ella, para poder convivir de alguna forma son sus semejantes.
La trama principal sobre la que se asienta el guión es simple, incluso en algunos aspectos aburrida, inverosímil y previsible, pero es en sus pequeñas e intensas tramas secundarias donde reside todo su potencial. Y es que la diversidad de estas tramas y la importancia de sus temas son lo que hace interesante la película. Todo gira en torno a los "replicantes" y Rick, pero lo hace de una forma intensa que lo vuelve interesante pese a rodear a los mismo personajes.

Todo esto está inmejorablemente disuelto en una ambientación cuidada que se basa en la visión de un futuro que podría ser muy certero, donde la división entre clases es más que evidente y la presión policial está muy presente. La historia nos ofrece un vistazo a un futuro incierto que aparenta ser caótico pero capaz de despertar un interés insospechado.
La perfecta ambientación consigue que nos sintamos inmersos en la historia, y es que en realidad parece que estamos echando un vistazo al futuro. Las localizaciones han sido decoradas al detalle logrando diferentes escenarios, a cada cual más pintoresco, que ayudan a que la acción se desarrolle con agilidad, evitando así que se vuelva monótona o que perdamos el interés con facilidad. Los efectos especiales están muy bien insertados con el metraje grabado para la época en la que fue realizada (recordemos que es de los ochenta) y son parte de la identidad de la película, ya que mediante estos efectos se construye gran parte del argumento y sin ellos no tendría el mismo significado ni habría tenido tanta repercusión.
En cuanto a realización, Ridley Scott sentó cátedra en lo que al género respecta. Supo lidiar con la mezcla de géneros sin llegar a decaer en la narración audiovisual, con la que no sólo aporta a la historia sino que la apuntala de una forma vistosa. El realizador ha dotado a la producción con planos de auténtica belleza, aunque lo cierto es que algunas transiciones parecen demasiado bruscas y esto crea una incomodidad innecesaria al llegar a "romper" en algunos casos la continuidad. Ridley ha mantenido la personalidad de cada género con su dirección, regalándonos planos y contraplanos intensos en las conversaciones y planos generales donde podemos apreciar los impactantes efectos y los cuidados decorados. La puesta en escena juega un papel importante, llegando a crear situaciones y transmitiendo emociones de una forma sencilla y poética. Juega mucho con el contraluz para hacernos sentir incómodos, del mismo modo en el que se sienten los personajes.


La banda sonora, compuesta por temas de corte clásico a los que se les han añadido toques de música electrónica, de Vangelis se ha convertido en otra obra de culto. La música está presente a lo largo de todo el metraje, convirtiéndose en una parte fundamental de la producción y sirviendo como conductor de toda la acción. Cada tema ha sido seleccionado a conciencia para cada momento, con lo que se consigue afianzar lo que se representa en esas secuencias.
Es una de esas bandas sonoras que cobran tanta importancia como el guión dentro de la producción.

Tema aparte es la interpretación, cuyo protagonismo recae sobre el todoterreno Harrison Ford. No sólo consigue una interpretación creíble sino que logra que su personaje evolucione y se mantenga vivo durante toda la historia. Ford interpreta a un personaje complejo, un policía de métodos y comportamiento nada ortodoxos, una especie de héroe automarginado con el que conseguimos conectar. Pero lo cierto es que la interpretación de Ford se ve eclipsada por la de Rutger Hauer que se mete en la piel del replicante Roy Batty, líder del grupo al que Rick debe retirar (así es como los Blade Runners denominan eliminar un replicante). La interpretación de Rutger es magnífica, consiguiendo crear una especie de enemigo que se convierte en todo lo contrario, regalándonos una de las secuencias finales más reconocidas del cine. Rutger crea un personaje que no sólo es de vital importancia para la historia sino que hace que la historia sea interesante. Es esa pieza irreemplazable de la producción.
Tampoco queda atrás la bellísima Sean Young como Femme Fatale que no sólo consigue enamorar al protagonista sino a nosotros también. Su papel es crucial para la evolución del personaje de Ford y sirve como elemento a una de las tramas más interesantes de la película: el amor imposible entre dos seres que están destinados a repelerse.
El resto de secundarios está a la altura de las circunstancias y sus personajes forman parte fundamental de la historia. La interpretación sigue el tono de lo que reina en la producción por lo que ninguno de los actores sobresale por una pésima actuación. Encontramos a un Edward James Olmos bastante inspirado que dotó de un aspecto de gansgter bastante curioso a su personaje y también podemos disfrutar de una preciosa, y joven, Daryl Hannah con un aspecto punk que acompaña muy bien a la temática.

Blade Runner marca un antes y un después en el cine de ciencia-ficción convirtiéndose en una película de culto tras apenas haberse estrenado. La diversidad de temas que trata y las tramas secundarias, ese subtexto, son lo que la hacen interesante y atractiva para el público. La interpretación de los actores es sublime, sus gestos y movimientos, los personajes a los que dan vida. Es un regalo que mejora al todo.
Estamos ante una de esas obras inmortales que estará presente durante generaciones y que será objeto de estudio durante décadas por los cineastas. Una apuesta arriesgada que funcionó, cuyo guión y realización entran en una comunión perfecta apoyados por una banda sonora digna.
Si de verdad te gusta el cine, tienes que verla. Esperemos que su secuela esté a la altura.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Ouija

Algo que intenta acercarse al terror adolescente con el juego de mesa de "Hasbro", que da nombre a la película, como pilar fundamental sobre el que se asienta una historia más que trillada, aborrecida por el público en general y el más selecto del género en particular.
Esta producción, realizada por el novato Stiles White, narra la historia de unos jóvenes que tratando de comunicarse mediante la ouija con una de sus amigas muerta en extrañas circunstancias, invocan por accidente a algo maligno que los acecha hasta que logran resolver el entuerto. ¿Os suena? Si, verdad. Es como el casi noventa por ciento de películas que tratan sobre este juego de mesa maldito.

Nos encontramos una historia insulsa y demasiado previsible en la que sólo algunos sustos y efectos logran llamar nuestro interés. Eso sí, algo efímero que se disipa con el paso de los minutos y apenas vuelve hasta el final.
White nos engaña con un prólogo bien ejecutado e interesante. Incluso nos hace pensar que ésta podría ser esa película sobre la ouija que hiciera verdadera justicia al terrorífico juego. Nada más lejos de la realidad. Ya al empezar somos conscientes de que se trata de una película más de terror adolescente al uso que adolece de los clichés que abundan en otras producciones del género. Y es que, por desgracia, no se ha conseguido apartar los tópicos que acompañan a las historias alrededor de la ouija para darle a esta tabla el protagonismo que merece. Se podrían crear historias interesantes sobre los mitos de este juego y apenas se ha rozado la idea con esta y otras muchas películas, una verdadera lástima...

Pese a todo, la película presenta un aspecto fiel al género de terror. Jugando con las luces y la ambientación de las localizaciones consigue una fotografía acertada para la historia. Y gracias a la puesta en escena, los efectos especiales y algunos tiros de cámara, crea un ambiente de incertidumbre que en ocasiones llega a ponernos la piel de gallina. Los sustos vienen rodados por esos momentos de incertidumbre, con los cuales se ha jugado bien para inyectar pequeñas dosis de terror a lo largo de toda la película. Los efectos especiales juegan un papel importante en eso de los sustos como ya lo han hecho en otras producciones. Y es que apenas se juega ya con ese terror psicológico que nos persigue hasta horas después de haber visto la película. En esta producción, como en muchas otras, reinan los sustos fáciles por encima de todo. Se busca más el sobresalto del espectador que una buena inyección de terror. Esos momentos son los que mantienen vivo el interés por la película, ya que el guión se antoja demasiado plano en todos los aspectos: no se profundiza en la historia, los personajes aparentan ser demasiado artificiales y los diálogos carecen de chispa.
Han jugado bien con la música para acrecentar la incertidumbre y los momentos de mayor tensión en el film, por lo que la banda sonora cumple con su trabajo, que ya es bastante. Los efectos de sonido siguen la tónica de la banda sonora, teniendo un papel fundamental y siendo un digno acompañamiento de los efectos visuales.

El peso interpretativo de la producción parece caer sobre una de las actrices pero al final termina compartiendo protagonismo con el resto de desconocidos actores.
Aún tratándose de un guión bastante normalito, cabe destacar el trabajo de los actores. Cierto es que en algunos momentos pecan de sobreactuación, pero a nivel general su interpretación es bastante convincente en relación a las situaciones por las que pasan los personajes. Aportan la credibilidad con los gestos que no consiguen con el diálogo. Una pena que su trabajo se vea mermado por un error que no les corresponde.


Ouija es entretenida y poco más. Una historia vacía e inverosímil que goza de una realización decente y una interpretación de un nivel aceptable. En esta ocasión se le sigue sin dar el protagonismo a la ouija y se convierte en una película más sobre maldiciones cuyo guión es bastante previsible.
Me temo que nos tocará seguir esperando una película sobre la ouija que sea de verdad interesante. Mientras tanto..., buscad en otro lado aquellos que queráis ver algo diferente a lo ya visto, y si la veis no esperéis nada del otro mundo, sólo una película más de susto fácil, como otras tantas.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Dante´s Inferno.

Un machacabotones ambientado en el universo de Dante, así podríamos definir esta aventura.
En este videojuego recorremos los diferentes círculos del infierno encarnando a Dante con el fin de salvar a Beatriz. A lo largo de cada círculo nos enfrentamos con los enemigos típicos del círculo en el que estamos más los de los círculos por los que ya hemos pasado. En muchos casos, para avanzar, tenemos que resolver algunos puzzles cuya dificultad no es demasiado alta, por lo que avanzamos de forma rápida y sin problemas. Al final de cada círculo/nivel nos enfrentamos a un jefe final, el cual tiene mucho que ver con el pecado del círculo al que está asignado. Los jefes finales dan más la lata que los enemigos comunes pero no son muy difíciles de derrotar.
A lo largo de los niveles recogemos reliquias que nos podemos equipar para mejorar ciertas habilidades de Dante, cual juego de Rol. Obtenemos también diversas magias que podemos equipar de igual forma, y nos vamos encontrando con sombras (los espíritus de personajes célebres que pagan en cada círculo según sus pecados) a las que podemos castigar o perdonar mediante un minijuego en el que podemos conseguir más almas para subir de nivel. A la hora de subir de nivel disponemos de dos opciones, según hayamos "recolectado" las almas podremos avanzar en las habilidades de una parte u otra.

La historia es atractiva y conocida por todos. La ambientación con la que se han creado escenarios y enemigos es la de un variopinto infierno en el que cada círculo tiene una estética diferente. Si bien es cierto que en ocasiones parece no haber diferencias entre algunos círculos. El que el tipo de enemigos se repita hasta la saciedad junto con la similitud de unos escenarios con otros puede ocasionar monotonía y aburrimiento. El tipo de juego no ayuda a erradicar esto, ya que nos pasamos todo el juego haciendo lo mismo: avanzar, matar enemigos, superar algún puzzle y acabar con el jefe final, y vuelta a empezar. Así hasta que nos enfrentamos al mismo Lucifer pero con el que se repite más o menos la misma historia.


En cuanto al diseño gráfico..., este es su punto fuerte. No sobresale pero tampoco se queda atrás. Tanto los vídeos como el juego tienen unos gráficos bastante decentes que no hacen más que ayudar a la inmersión en el mismo infierno. Los efectos de luz están cuidados y el juego muestra unos detalles bastante trabajados. Algunos vídeos tienen una estética de dibujo/cómic que cumple.
En cuanto a la música es lo que podemos esperar. Una banda sonora instrumental que se impone con bastante fuerza a las tímidas voces dobladas que por momentos parecen sobreactuadas. Es normal que nos pueda parecer repetitiva, ya que hay poca variedad entre las piezas seleccionadas.

El sistema de juego es cómodo aunque en algún momento el sistema de cámaras nos juega una mala pasada. La dificultad es un tanto irregular por lo que en ciertas partes se antoja más sencillo mientras que en otras nos cuesta avanzar.

Dante´s Inferno es un intento de llevar el todo de la saga God of War al universo Dante. Lo han logrado, pero sólo en parte. No deja de ser un machabotones con una historia atractiva en el que podemos mejorar las habilidades de nuestro héroe. Es una lástima que los escenarios se parezcan tanto entre sí y no haya demasiadas diferencias entre algunos círculos.
Éste es un juego entretenido que nos hará pasar unas diez horas un tanto pesadas.

lunes, 1 de diciembre de 2014

El corredor del laberinto



Cine juvenil que se aleja de los convencionalismos a los que este tipo de cine nos tiene acostumbrados. El corredor del laberinto mantiene el suspense de principio a fin pero pierde interés a medida que avanza. Sólo en la parte final, cuando más se acerca al climax, logra llamar nuestra atención. Parece ser una película preparatoria para una secuela más interesante a la que le sobra metraje y le falta intensidad en ciertas partes.

Aparecemos con Thomas, que no recuerda nada, en El Claro, un lugar en el que otros jóvenes le reciben y que se rige bajo normas muy estrictas. Están atrapados al rededor de un laberinto cuyas puertas se abren cada amanecer y se cierran al anochecer, cuando es recorrido por unos seres llamados Laceradores. Este laberinto es recorrido tan sólo por Los Corredores, que se dedican a buscar una salida del laberinto, el cuál es modificado cada noche al cerrarse.
Tras Thomas llegará una sorpresa que cambiará las reglas y les obligará a encontrar una salida a contrareloj, bajo la amenaza de los Laceradores y de ellos mismo.

Estamos ante un thriller de ciencia ficción que nos traslada a una época incierta y a una situación desconocida. El guionista, y también autor de la novela en la que se basa, James Dashner se apoya con mucho acierto en la incertidumbre que rodea al personaje principal para hacernos sentir lo mismo y lograr nuestro interés por su historia, algo que se disipa con el paso de los minutos. A lo largo de la película descubrimos los misterios que rodean al laberinto mediante pequeños detalles que se nos dan con cuentagotas. Somos testigos de la organización que los jóvenes habitantes de El Claro han adoptado para sobrevivir sin problemas y la jerarquía por la que se rigen.
Es un guión extenso, demasiado, al que le sobran secuencias y le falta acción. No concreta y se antoja inconclusa incluso al llegar a los créditos. Le faltan objetivos claros a la trama principal y parece ser tan sólo el comienzo de algo más grande.
Si consigue algo es transmitir ciertos valores que para algunos podrían pasar desapercibidos por haberse tratado de una forma sutil, sin haber ahondado demasiado en ciertos aspectos que podrían resultar interesantes.

El novato Ball cumple con su trabajo pero no profundiza en la historia ni saca partido a la impresionante interpretación de los actores a los que dirige. Con algunos planos y tiros de cámara logra transmitir el frenetismo causado por determinados momentos en las huidas o en los que los jóvenes se enfrentan a los Laceradores, pero en la mayoría del metraje se limita a observar lo que ocurre y captarlo con su cámara. No arriesga y por eso pierde en intensidad, además de que la lentitud del guión no ayuda lo suficiente.
En cuanto a los efectos..., se han empleado los necesarios y no quedan mal después de todo. Lo más impresionante es la vista del laberinto desde un plano en picado, ya casi al final, y la lucha final de los chicos con los Laceradores. Más que efectos visuales añadidos en postproducción abundan los efectos especiales mecánicos.
A todo esto le pone la guinda una banda sonora bastante insulsa y que poco dice para con la historia.

El reparto, del cuál muchos son conocidos por su participación en series famosas o en otros largometrajes, es lo mejor de la producción. Se trata de una aventura coral en la que todos juegan un papel importante pese a que Thomas, cuya interpretación corre a cargo de un envalentonado Dylan O`Brien, carga con el peso del protagonismo.
La interpretación de estos jóvenes actores le da ese toque de calidad a un film que prometía ser el comienzo de una saga exitosa. Sólo por su trabajo merece la pena ser vista para disfrutar de interpretaciones realistas y llenas de vida. Un gran trabajo sin lugar a dudas.


El corredor del laberinto se desinfla a medida que pasan los minutos y sólo al final consigue levantar el vuelto para llamar nuestra atención. Lenta y tediosa en ciertas partes sólo se salva por los visibles conflictos entre los jóvenes habitantes de El Claro y el loable trabajo de los actores que los interpretan.
Está claro que es el comienzo de algo grande, por eso esperemos que haya merecido la pena haber padecido este decepcionante comienzo.


Drácula: La leyenda jamás contada



A caballo entre el mito y la realidad, Drácula: La leyenda jamás contada, narra los orígenes del famoso vampiro creado por el escritor irlandés Bram Stoker.
A lo largo de toda la película somos testigos de cómo un humano y heroico Vlad Tepes trata, por todos los medios, de proteger a su pueblo y a su familia. Y en su desesperación por llevar a cabo esta tarea se ve obligado a tratar con el ser monstruoso que habita en una montaña cercana a su reino, hecho que supone el inicio de su maldición.

Shore nos trae un relato interesante con el que descubrimos cómo se forjó una leyenda mediante una historia real, tratando el mito del vampiro con respeto y fidelidad a la tradición de este ser mitológico. Ésta es una aventura épica con un acontecimiento histórico interesante como fondo y un relato de amor como desencadenante de toda la trama. Hay algunos momentos en la película más tenebrosos, pero esto no hace que deje de ser una aventura épica en la que se suceden batallas y combates impresionantes en lugar de ser un intento de pseudoterror al uso.
El titulo hace justicia a esta producción ya que muestra una historia muy diferente a la que estamos acostumbrados en lo que respecta a la leyenda de Vlad Tepes "El empalador". Nos hace conscientes de que los métodos sanguinarios empleados para con sus enemigos de este príncipe valaquio tenían su motivo. Le quita la careta al horror para que podamos comprobar que lo que se esconde debajo es un ser humano cuyas acciones quedan justificadas, logrando así convertir a un monstruo en un héroe. Algo con lo que se ha acertado de pleno.
De igual forma, nos muestra la conversión de Vlad como consecuencia de todo lo que le ocurre. El miedo que tanto su propio pueblo como sus enemigos le procesan al comprobar en lo que se ha convertido y la falta de tolerancia de aquellos que le rodean al no comprender ni dar lugar a una justificación.
Todo esto se podría entender como un reflejo de la sociedad en la que vivimos, donde las etiquetas son inamovibles y los prejuicios abundan. Donde no hay lugar a justificaciones y se actúa, en muchos casos, sin razonar lo suficiente. Por otro lado, no se trata de representar la ya trillada lucha entre el bien y el mal, sino de cómo el mal se apodera de todo sin remedio.

Los efectos especiales juegan un papel importante en esta producción, siendo una pieza clave para la realización de la misma y sobre la que se asientan muchas secuencias. La espectacularidad de estos efectos sólo es comparable a la belleza de las localizaciones en las que ha sido filmada. Algunos de estos efectos forman parte incluso de la narración audiovisual, como por ejemplo cuando se emplea el reflejo en una espada para mostrar lo que ocurre en la batalla. Algo original que contribuye a reforzar el caos de la batalla.
Mediante su trabajo tras las cámaras, Shore, nos ha guiado a través de la historia de Vlad de una forma bastante espectacular aunque su realización apenas se limite a mostrar lo que ocurre en lugar de aportar algo más. Sólo con algunos arriesgados tiros de cámara ha conseguido dar su toque a la producción.
Los efectos sonoros han sido tan cuidados como los visuales, siendo un acompañamiento fiel a lo que observamos en pantalla y no dejando huérfanas aquellas acciones que necesitan de sonidos específicos. La banda sonora es la acertada para la ocasión, siendo un hilo que une algunas secuencias de transición y una herramienta para potenciar otras secuencias.

En la memoria de muchos permanecerá Luke Evans como Drácula por mucho tiempo. Sublime interpretación de Evans, que encarna con elocuencia tanto al hombre como al vampiro. Ha creado un personaje en constante evolución a lo largo de toda la producción, un personaje que se amolda a los diferentes acontecimientos que le ocurren. Ha conseguido una interpretación verosímil y muy fiel al personaje, tanto a Vlad como a Drácula. Su impecable trabajo aumenta la calidad de la película de forma considerable. El momento excepcional de este actor queda vigente una vez más.
Él interpreta al héroe y al monstruo con la misma pasión y el mismo acierto con el que interpreta al monstruo de la montaña el conocido Charles Dance (Juego de Tronos). Su pequeño pero importante papel no pasa desapercibido y es relevante para la producción. Dance aprovecha sus pocos minutos en pantalla para convertirse en un monstruo aterrador y despiadado en un trabajo a la altura de su compañero.


Sin embargo, la aparición de Dominic Cooper como Mehmed II, el antagonista de esta historia, pasa de largo sin pena ni gloria. Quizá eclipsado por el brillo de Evans, no ha sabido sacar partido a su personaje, pasando casi como un enemigo más. Da la impresión de que Cooper podría haber hecho mucho más con este personaje.

Drácula es uno de esos personajes emblemáticos de los que siempre queremos conocer más. Esta producción consigue satisfacer a los fans de este ser de una forma elegante y acertada, mostrando su origen, su evolución, y también ahondado en los motivos que le llevaron a este punto.
Shore, con la ayuda de un Luke Evans inspirado, nos trae a un Drácula muy humano y su interesante historia mediante una espectacular película de aventura épica con mucha acción que será del gusto de un público más general así como de aquellos que buscan conocer más sobre el mito de Drácula. Su final deja abierta la puerta a una posible secuela que esperemos, vea la luz.
Lo mejor; la gran actuación de Evans, los espectaculares efectos especiales y la interesante historia. Por otra parte, lo peor es que Vlad no haya tenido un contrincante a su altura.
Sin duda, para amantes del mito y de la acción.