lunes, 30 de marzo de 2015

El francotirador

Estamos ante una película ambigua que trata de huir de los estereotipos del cine bélico, aún habiendo sido enmarcada en los términos de una guerra actual, mostrando lo mejor y lo peor sin pudor ni censura, y que se asienta sobre los conflictos personales de uno de los soldados más laureados de EEUU, Chris Kyle "Leyenda".
Un biopic, sí, al fin y al cabo, sobre una persona perdida que encuentra su lugar en el ejército y un motivo por el que vivir en la guerra, a la que vuelve una y otra vez por no sentirse realizado no sólo en lo profesional sino también en lo personal. Un retrato sobre el alma torturada de alguien que ha padecido los horrores de la guerra; de alguien que nunca se rinde y siempre trata de darlo todo porque es lo que se espera de él.

Jason Hall, basándose en la autobiografía del propio Kyle, nos hace llegar la historia de una persona devorada por un objetivo, por una obsesión. Nos presenta la vida privada de este soldado convertido en leyenda. Esa parte que muchos, con toda probabilidad, desconocían. Y lo hace de una forma sutil, sencilla. Mostrando sólo lo necesario para montar un argumento esencial pero entretenido que, aunque a veces se antoja repetitivo, logra mantener nuestro interés a lo largo de sus 132 minutos. Si bien es cierto que hay partes que se muestran con cierta crudeza, también hay momentos para las insinuaciones que hacen del guión una maravilla bien estructurada, donde los diferentes climax se reparten con acierto a lo largo de toda la trama.
El francotirador nos muestra las fortalezas y debilidades de la sociedad americana. Ese patriotismo que les rodea y que a veces les hace fanáticos y obsesos hasta el punto de hacer girar su vida alrededor de una misión que puede resultar suicida, olvidando así sus propias vidas. Hace gala de uno de sus estandartes más importantes: el ejército, los seals. Y vuelve a engrandecer y a justificar, como en otras producciones, las actividades militares americanas, al obviar el otro punto de vista. Gracias a esto consigue que empaticemos casi desde el comienzo con el protagonista.
También se puede entender esta producción como una crítica por el daño que provoca la guerra en las personas, tanto de forma directa como por daño colateral. Por ello es ambiguo al mostrar las bondades y lo malo del ejército, así como de asistir a la guerra.

Eastwood, por su parte, cumple en su labor permitiendo que el guión hable por sí sólo, sin añadirle demasiada parafernalia aditiva innecesaria. Representa de forma lógica y con gran atino tanto el conflicto bélico que tiene lugar en las trincheras como el conflicto personal que mantiene Kyle con su familia. Y todo, sin renunciar a la espectacularidad de ciertos planos pero apoyándose en lo simple para la mayoría de la narración.
A través de la cámara consigue transmitir los momentos más tensos gracias a un montaje picado con el que añade más acción y tensión a la ya dada por el guión, así como nos hace llegar las emociones y los sentimientos por los que pasan los personajes en los momentos más íntimos.
Quizá, Eastwood ha huido (de forma sabia y con todo el acierto del mundo) de los típicos planos, tiros y movimientos de cámara con los que se suele retratar el cine bélico. Se ha centrado más en transmitir la esencia de la historia, en recrear la realidad con la mayor fidelidad posible, que en crear una producción espectacular pero falta de contenido. 
Una de las partes a destacar es el final. Emotivo y bien llevado a cabo. Mostrando sólo lo necesario sin caer en lo morboso. De forma poética, Eastwood, al igual que el personaje, se despide de nosotros. El empleo de las imágenes de archivo para el final es más que un acierto ya que sirve para hacernos entender la importancia que tuvo este soltado para su país y sus compatriotas. Además de darle ese toque de "falso documental" para dar más veracidad a la historia.
Los efectos especiales cumplen. Puramente realistas y únicamente los necesarios. Destinados, en su mayoría, a representar con cierta fidelidad los daños devastadores de la guerra en las personas. Las explosiones, espectaculares, son otros de los elementos para los que se han usado.
La banda sonora del gran Morricone es uno de los puntos fuertes de la producción. Sublime, como siempre, nos contagia con su música logrando transmitir las emociones por las que pasa el protagonista. De los efectos de sonido podemos decir que son acertados, tanto como los numerosos silencios que le aportan tensión a ciertos momentos de la trama.


La soberbia interpretación de Bradley Cooper es uno de los pilares sobre los que se sustenta la producción. Ha conseguido que nos olvidemos del actor en favor del personaje, de la persona a la que interpreta. De su historia. Su cambio físico se queda corto para las emociones por las que pasa y que representa con atino. Esa realidad que imprime a su personaje. Cooper demuestra ser un tipo bueno para todo al adaptarse a un personaje tan cambiante, que evoluciona a lo largo de la película. Un peso que ha sabido llevar con entereza y de una forma magnífica.
Sienna Miller, por su parte, interpreta a la martirizada mujer de Kyle, Taya Renae. No llega al nivel de Cooper, pero le sigue muy de cerca. El personaje de Sienna juega un papel fundamental en la trama, siendo quien mantiene con los pies en el suelo a Chris, quien lo devuelve a la realidad en más de una ocasión y quien vela por su integridad emocional. La actriz consigue crear un personaje duro a la par que sensible, capaz de aguantar cualquier situación para derrumbarse un instante después. Una interpretación muy buena.

El francotirador es una de esas producciones cuya historia tiene más peso en tierras americanas que fuera de ellas debido a los valores tan arraigados de la sociedad americana que representa. Vende algo de lo que ya estamos inmunizados y quizá su éxito se deba al llegar en el momento oportuno por la situación actual. Pero no debemos quitar méritos a la película de Eastwood, muy en su tónica y sin desviarse de aquello a lo que nos tiene acostumbrados, firma una producción interesante sobre uno de los héroes de América. También, quizá, trata de hacer justicia, presentando a un personaje que no carece de sentimientos, ya que nos muestra sus conflictos personales y las emociones por las que pasa en cada circunstancia.
Lo mejor es sin duda la actuación de Cooper. Este actor brilla con luz propia y sigue, trabajo tras trabajo, mostrándose al mundo como un actor capaz de interpretar cualquier papel y en cualquier circunstancia. También ese momento en el que Chris se ve obligado a matar a niños. La ausencia de emociones y lo fácil que resulta matar a persona por el hecho de cumplir una misión.
Lo peor es que los amantes del cine bélico pueden quedar poco satisfechos, ya que salvo al comienzo y en momentos puntuales, Eastwood huye de los tópicos de este género. También puede herir las sensibilidades por lo comentado antes, las impactantes imágenes de alguien matando a un niño a sangre fría.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Se nos fue la locura

Si, se nos fue la locura. Desde hoy descansa ya; anoche se marchó sin despedirse. Pero bien es cierto que quedará algo en nuestra memoria de su humor socarrón y descarado. Brilló con luz propia entre los mejores, se hizo notar. Sus actuaciones no sólo eran palabras que buscaban la risa, eran relatos contados con el alma que nos hacían ser felices durante un instante.
Televisión y teatro, ese fue su hábitat. Bendita hemeroteca que ahora nos devuelves retazos de su historia, de él. Le quedaba mucho por hacer, más que mucho. Pero se ve que alguien lo reclamó antes de tiempo y él sólo pudo aceptarlo.
Se empeñan en quitarnos la risa, pero no podrán. Porque tú dejas tu legado. Ese que otros continúan. Descansa en paz, Pedro. Porque sólo los que crecimos con tus chascarrillos, tus chistes y tus gags, sabemos que hoy nos dejó un grande.

martes, 24 de marzo de 2015

TVE renueva "El Ministerio del tiempo"

Quizá haya sido la cabezonería de los fans o, con toda probabilidad, el éxito de esta serie. El caso es que lo que llevan semanas pidiendo los seguidores de esta producción se ha logrado: El Ministerio del tiempo ha sido renovada. No sabemos por cuánto, ni para cuándo, pero el director de TVE, José Ramón Díez, ha confirmado en el FesTVal de Murcia que la serie tendrá más temporadas. Una gran noticia para los seguidores de la serie, sin duda, pero también para la ficción que se realiza en este país, que parece abrirse hueco en la parrilla gracias a producciones de calidad como ésta que consigue atrapar a millones de espectadores. Y es que, El Ministerio del tiempo es una de esas series que reúne todas las cualidades necesarias para convertirse en todo un éxito. Desde un guión brillante hasta una realización acertada, sin dejar de lado la magnífica interpretación de el gran elenco de actores que interpreta personajes fascinantes.
Si aún no conocéis esta serie, no sé a qué esperáis para hacerlo.

domingo, 22 de marzo de 2015

Mi vida sin mí

El retrato íntimo de alguien que decide aferrarse a la vida compartiendo instantes cotidianos llenos de sentimientos y sensaciones. Un ejercicio que invita a la reflexión mediante una historia capaz de mostrar el lado positivo de la circunstancia atroz que envuelve a la protagonista.
Mi vida sin mí es mucho más que la simple muestra de un instante en una vida cualquiera. Es un canto desesperado a la vida que se escapa, un encuentro con sensaciones nuevas y una ruptura con la rutina del día a día que nos atrapa hasta engullirnos. Una historia en la que somos testigos de cómo su protagonista comienza a complacer sus necesidades anteponiéndolas a las de las personas que le rodean, aún buscando el propio bienestar ajeno y la tranquilidad de su propia conciencia.
Coixet logra seducirnos con una historia nacida de un cuento cuya finalidad es hacernos comprender la importancia que tiene vivir cada segundo de nuestra vida sin importar la situación en la que nos encontramos. Lo irrecuperable del tiempo, que no cesa en su marcha hasta consumirnos en un triste recuerdo del reflejo de lo que alguna vez fuimos. Nos hace entender lo prescindibles que somos pese al dolor de la pérdida. Todo es reparable o sustituible. Por lo que debemos saciar las necesidades de nuestro ego ante el de los demás, a la vez que convivimos formando parte del conjunto de la sociedad, pero nunca anteponiendo el bien común al propio.
Esta producción no es más que el reflejo del viacrucis solitario que vive la protagonista para lograr encontrar algo de paz cumpliendo sus sueños, asumiendo su destino con la mayor entereza posible. A lo largo del metraje comprobamos lo poético y a la vez realista que puede ser el final de una vida. El amor, en todos sus aspectos, así como el deseo y el perdón convergen en una trama plana que apenas sufre altibajos pero que no los necesita para atraer nuestra curiosidad, ya que con su historia bien trazada es capaz de mantenernos pegados a ella para dejarnos llevar por el torbellino de sensaciones en el que nos vemos envueltos.


Mediante una narración audiovisual natural y libre de parafernalia innecesaria, Coixet nos guía a través de los escenarios reales y llenos de vida por los que unos personajes bien formados se mueven siguiendo una trama firme y cuya evolución es constante.
La realizadora se sirve de planos medios y cortos llenos de movimientos para hacernos vibrar y realzar la importancia de aquello que trata de expresar el guión. El efecto de "cámara en mano" le da ese aspecto casero o de bajo presupuesto que le sienta tan bien a la narración, incluso llegando a crear momentos de una belleza poética que da sentido al conjunto.
La banda sonora es uno de los puntos fuertes de esta producción. Gracias a ella, los sentimientos se ven potenciados. Incluso juega un papel importante en la trama para desencadenar ciertos momentos. La música, suave en todo momento, es una compañera necesaria para complementar a la imagen y darle fluidez.

El reparto, formado por rostros conocidos, es otro de los puntos fuertes de esta producción. Sarah Polley nos deja deslumbrados con una interpretación sublime y madura, en la que logra traspasar la pantalla para transmitir toda clase de sentimientos y conseguir que empaticemos con su personaje. Sobre ella cae el peso de la película y lo ha superado con creces desde el primer momento en el que aparece en escena. Por otro lado tenemos a un Scott Speedman que parece pasar de puntillas pero que clava a un personaje desfavorecido pero con optimismo que va a remolque de su pareja. Quizá no es su mejor interpretación pero sí una de las mejores, al procurar que su personaje destilara realidad por los cuatro costados. El tercero en discordia es un Mark Ruffalo que muestra su lado más intimista y sensiblero pero que huye de convencionalismos. Un personaje especial que transmite toda clase de sentimientos. Leonor Watling es el aporte español a esta producción. Su personaje permanece en la sombra hasta el momento clave, justo para transmitirnos un sentimiento cercano y apropiado, con el que consigue nuestra aprobación para cumplir su cometido. La intervención de Leonor es sencilla pero acertada para el tipo de personaje que le toca interpretar.
El resto de actores se encarga de unos secundarios con una personalidad bien marcada y que influyen de una u otra forma en la protagonista. Cada uno hace una buena interpretación, cumpliendo con su cometido en la trama.

Mi vida sin mí es una de esas películas que escapa de las sensiblerías aún tratando los sentimientos que despiertan situaciones límite, por lo que se ha convertido en imprescindible para los amantes del cine que buscan una historia profunda con la que viajar a través de las sensaciones que transmite.
Es, quizá, la realidad en la que se enmarca la historia lo más atractivo, a parte de los personajes bien construidos. La curiosidad por ver cómo la protagonista afronta una situación por la que podríamos pasar todos, el cómo decide vivir ese tiempo.
Por desgracia, ésta no es una producción adecuada para todos los públicos, ya que habrá a quien le pueda parecer poco interesante o una propuesta poco atractiva. Aún así, tengo la certeza de que todo aquel que la vea sin prejuicios encontrará un relato único capaz de emocionar y de llegar a cualquier persona. Capaz incluso de remover conciencias y de cambiar algunas vidas.
Lo mejor de esta película es la realización tan natural de la que Coixet se ha servido para relatar esta historia y la actuación de Polley; lo peor quizá sea que no pueda resultar atractiva a ciertos sectores del público. Yo os invito a que le deis una oportunidad.

domingo, 15 de marzo de 2015

Oculus: El espejo del mal


Un baile entre dos épocas diferentes pero ubicadas en un mismo lugar. En una el suspense es la herramienta sobre la que se asienta su discurso; en la otra, es el terror a base de sustos y el ambiente hostil en el que viven los protagonistas, el que marca una producción en la que se recurre a un objeto cotidiano pero que ha servido para sostener un terror universal como es el espejo. Aunque si es cierto que en esta ocasión se utiliza más bien el objeto como algo maldito que como un portal a otra dimensión, pero en momentos puntuales se saca partido de una forma formidable al propio reflejo del espejo, consiguiendo que adquiera sentido su finalidad y que, a pinceladas, vayamos descubriendo la verdad de lo que ocurre con él
Partiendo de una historia que en su comienzo nos da la sensación de déjà vu y de ser un tanto predecible, pronto nos envuelve con su discurso valiente y laberíntico que logra desconcertarnos mediante la confusión que envuelve a los propios protagonistas y que hace que despierte nuestro interés por descubrir lo que en realidad pasa. Algo que nos mantiene pegado a la pantalla y que sólo nos aparta de ella cuando aparecen, de forma estratégica y bien orquestados, los típicos sustos que parecen alimentar en los últimos años al cine de terror. Una forma inteligente de conseguir que permanezcamos atentos a la película en todo momento y que no nos perdamos ningún detalle para poder comprender una historia enrevesada, llena de misterio y que tiende a fomentar la inquietud en cada una de sus secuencias.

Mike Flanagan, mediante un juego simple pero efectivo de cámaras se encarga de enmarcar todo esto de forma coherente y precisa. Los tiros de cámara están bien ajustados, manteniendo la tensión en todo momento y revelando sólo lo necesario. En algunos momentos, se sirve de la colocación de las cámaras y la escenografía para crear el tipo de situación adecuado en cada secuencia, así como para fabricar situaciones que impresionan y que sirven para alimentar la confusión de los personajes y la nuestra.
El montaje de todos estos planos es el adecuado para este género. Algo simple que guarda la tensión para soltarla en el momento preciso. El salto entre las diferentes épocas apenas es apreciable, algo a lo que el realizador a sacado partido llegando a mezclar ambos espacios temporales para aturdir más a los personajes y desubicarnos a nosotros. Una herramienta factible para esta producción que proporciona circunstancias imposibles con las que se trata de dar una explicación coherente a un acontecimiento sobrenatural y grotesco.
La banda sonora es la típica compuesta por temas en ascendente preparada para potenciar los sustos de los seres que hacen aparición en pantalla así como para liberar la tensión de los momentos más álgidos. Bien implantada y contundente, cumple su función, como todas.
La ambientación ya desde el comienzo deja claro lo que debemos esperar. Ambientes fríos para localizaciones cotidianas, en las que la penumbra y los tonos apagados reinan.

Poco hay que destacar de las actuaciones salvo que no despuntan y se limitan a interpretar a un personaje sin terminar de hacerlo creíble. No hay rostros conocidos, algo positivo ya que así sólo nos centramos en la historia y no tendemos a decantarnos por alguno de los personajes en concreto. Con esto se consigue que veamos las opciones que se nos presentan con cierta distancia y perspectiva, por lo que tenemos en cuenta todas las opciones de principio a fin y esto aumenta nuestro desconcierto sobre la historia y nuestro interés sobre lo que realmente ocurre.

Esta producción bien trata ese concepto de superación de un trauma. El cómo diferentes personas afrontan a su manera un mismo conflicto y cómo tratan de superarlo, y por supuesto, el resultado final a la que cada acción les lleva.
Oculus no es más que otro intento que mama directamente de otras producciones tomando algunos elementos de éstas para lograr lo mismo que todas las del género. El terror da paso a los sustos mediante unos personajes enajenados y meditabundos que no inspiran ni un ápice de confianza que se ven influenciados por un objeto maldito al que se le podría haber sacado más jugo. Se podría decir incluso que es una más del montón si no fuese por eso que la hace diferente: ese juego constante del realizador en el que oculta la realidad de algo que percibimos en el horizonte.
Quizá lo mejor es ese momento sorprendente en el que descubrimos cómo los protagonistas han hecho algo que parecían no haber hecho y el ágil cambio temporal; la genialidad con la que se mezclan dos momentos diferentes en un mismo lugar. Y lo peor quizá sea la falta de terror psicológico del que bien se podría haber hecho uso. Se recurre antes al susto fácil y eso empieza a cansar a los amantes del género, entre los que me sumo.
Esta película es para aquellos que busquen algo más que sustos. Una historia enrevesada que nos va descubriendo su verdad en pequeños detalles.

lunes, 2 de marzo de 2015

Madres e hijas

Un drama coral cargando de sensaciones y sentimientos en el que vemos la evolución de varias tramas que confluyen en un final común. Madres e hijas se basa en esa relación tan carnal y profunda, en ese vínculo único que se inicia desde el nacimiento hasta la muerte, en esa ley no escrita en la que madre e hija permanecen unidas por toda la eternidad a pesar de ser dos personas diferentes.
Cada trama trata de reflejar diferentes estereotipos de relaciones madre e hija, y, por muy distante que cada una esté del resto, éstas forman parte de un único tapiz que ha sido tejido de forma excepcional aunque en algunos momentos caiga en ciertos tópicos. Las relaciones entre los diferentes personajes puede tacharse de paternalista al mismo tiempo que de salvadoras, ya que la mayoría comienza su evolución después de haber conocido a alguien que supone un punto de inflexión en sus vidas.
Madres e hijas es un auténtico melodrama que no debe etiquetarse como "película para mujeres" ya que esconde una historia llena de emociones apta para todos aquellos que busquen la profundidad en la sencillez de sus tramas.

Está narrada de la mejor forma posible. Sin alardes técnicos ni complicaciones, tan sólo dejando el protagonismo a la historia y sus personajes. García ha logrado encontrar el equilibrio exacto para crear una película sencilla con un contenido complejo que versa sobre un tema complicado y ajeno a muchos de nosotros. La banda sonora pasa casi desapercibida, sirviendo sólo como un acompañamiento para la historia y las sensaciones que transmite. Lo cierto es que no intercede pero tampoco interrumpe, lo que resulta positivo en cierto modo.
La creación de las situaciones está más que lograda llegándonos a causar sensaciones y sentimientos, algo que se ve potenciado por la espléndida interpretación de los actores con la voz cantante. Una férrea Naomi Watts es el nexo de unión de las dos tramas principales con una participación más que asombrosa. Su personaje pasa por diferentes estados hasta llegar a un final más que poético, aunque puede resultar previsible. Naomi ejecuta con confianza el rol de esa mujer independiente y liberal que se descubre a sí misma al tener que tomar una decisión difícil que puede suponer su propio fin. Por otra parte, La evolución del personaje de Annette Bening es más que evidente, pasa de ser una mujer encerrada en una burbuja que está siendo consumida por el odio, a ser un alma libre por la culpa a la que ha estado sometida durante toda su vida. Cómo representa esta actriz ese cambio es el plato fuerte de la película. La naturalidad de sus gestos, la expresividad de su rostro mostrando las diferentes emociones, denotan la calidad de su interpretación asumiendo un papel difícil de llevar a cabo para evitar que no resulte forzado. Kerry Washington es quien aporta fuerza a la producción con un papel que ofrece otro punto de vista, el de aquella mujer que quiere ser madre pero no puede. Kerry interpreta a una mujer valiente que lucha con convicción por sus sueños hasta lograrlos sin dejar que nada se interponga en su camino. A pesar de que su aparición pueda parecer forzada, en la trama en la que ella se ve envuelta recae el desenlace de esta historia, por lo que resulta un personaje imprescindible que nos ayuda a entender todo.
Del elenco masculino cabe destacar la actuación, siempre correcta, de un veterano Samuel L. Jackson. Aunque pasa de puntillas, da ese toque de elegancia y robustez que siempre le acompaña en cada interpretación. De igual forma, su función en esta producción es relevante e importante para el desarrollo de algunas de las tramas.

Madres e hijas es de es de ese tipo de cine no apto para todos los públicos por su alto contenido sentimental y sensiblero. No es ese tipo de producciones taquilleras, pero cuando te dejas atrapar por sus tramas y la sencillez con la que se van entrelazando de forma magistral, descubres una película interesante que trata sobre un tema profundo que sólo llegará a aquellos que busquen encontrar producciones en las que los sentimientos y las relaciones tengan el protagonismo.
Esta producción es como un caramelo amargo que deja un sabor dulce al final. Trata de mostrarnos las diferentes relaciones materno filiales que se pueden dar con estereotipos diversos de mujeres que afrontan cada situación de forma muy diferente pero que terminan en un mismo punto que logra unirlas en un único sentimiento: el amor.
Madres e hijas deja un mensaje que se va construyendo a lo largo de su metraje: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. O lo que es lo mismo: Ama a las personas que te rodean y disfruta con ellas mientras puedas porque mañana puede ser tarde.
Lo mejor es sin duda la forma en la que sus tramas se entremezclan y la interpretación de los actores que dan vida a los personajes; lo peor es que algunas situaciones parecen forzadas por lo que en ciertos puntos pierde algo de intensidad.