sábado, 22 de marzo de 2014

El buen hombre

Él era un buen hombre. Una de esas personas movidas por la bondad y el buen hacer. Todos en el pueblo le recordamos por su generosidad para con todos, y es que ya había acostumbrado a su mujer a llegar con las manos vacías cuando volvía del pequeño huerto que cultivaba, pues en el camino repartía entre sus vecinos todo cuanto llevaba a casa. Nos ofrecía con una gran sonrisa. Incluso aunque no lo quisiéramos, él siempre acababa convenciéndonos para que nos quedásemos con algo de lo que llevaba o lo dejaba tras la puerta sin decir nada.
Él era un hombre bueno. De esos a los que nunca oyes quejarse ni hablar mal del nadie. De esos que a pesar de haber sufrido, siempre han sabido encontrar el lado bueno de las cosas. Y es que contagiaba a la par que atraía a todo aquel que le conocía.

Ya en sus últimos años era fácil encontrarle en la calle. Le gustaba la luz, la vida. Se sentaba en la calle para ver pasar los días; para saludar, siempre animoso, a todos aquellos que pasaban ante él. Él siempre tenía tiempo, unas palabras, para todos nosotros. Un apretón de manos junto a algún chascarrillo que te sacaba una sonrisa.
Él quería a pesar de no poder. Y pese a todo, ya se fue.

Y es así, que aunque se haya marchado, en cada uno de aquellos que tocó con su bondad quede algo de él. De aquel buen hombre que siempre sonreía.
Y pese a que su bastón ya no toque el suelo, pese a que su figura ya no se dibujará contra la luz. El hombre bueno siempre quedará entre nosotros, y le seguiré saludando como siempre hacía.



En memoria de un buen hombre, Gabriel. Descanse en paz.

viernes, 7 de marzo de 2014

Con zapatos nuevos

En ocasiones estamos tan inmersos en nuestra propia rutina que no podemos ver lo que nos ofrece la vida, y aunque intentamos consolarnos pensando que llegarán tiempos mejores, que habrá algo mejor para nosotros, no hacemos nada para que ese momento llegue. Seguimos enfrascados en nuestra rutina, a caballo entre un mundo real y otro onírico en el que sobrevivimos al día a día de la mejor forma posible. Y es que nos aferramos demasiado al mañana, impidiéndonos a nosotros mismos vivir el presente. Soñamos despiertos más tiempo del que debemos, y entonces, llega el día en el que la realidad te empuja a un precipicio del que no ves el final, y es en ese preciso instante en el que te das cuenta de que tienes que cambiar bastantes cosas para poder salir de ese agujero negro en el que cada vez te sientes más atrapado.

Si algo he aprendido en estos últimos meses es que el cambio no viene por sí sólo, hay que luchar por ello hasta el final. Yo siempre he conseguido lo que me he propuesto, algunas veces antes de lo esperado y otras tan tarde que pensaba que no llegaría. Y si he logrado todo cuanto me he propuesto ha sido porque siempre he tenido esperanza y he luchado hasta el final por conseguirlo, sin rendirme ni darlo por imposible.
Ante mi se presenta una nueva etapa en mi vida, y soy feliz porque he logrado uno de mis objetivos y eso significa que puedo centrarme en el siguiente. Avanzar. No quedar estancado. Eso es lo que me hace feliz. Al fin veo cómo soy dueño de mi vida otra vez, cómo he dejado atrás un tiempo de penumbras en el que mi vida no avanzaba hacia donde yo quería. Un tiempo en el que me limitaba a contar los días que pasaban. Es cierto que en muchos momentos me dejé derrotar por esa corriente de negatividad que en algún momento nos asalta a todos, pero ahí tenía a mi familia, y a ella, para seguir remando en la dirección correcta. Todo ese apoyo incondicional jamás podrá ser recompensado. A ellos les debo tanto.
Ahora lamento no haber aprovechado más lo que me ofrecieron esos años, no haberlos aprovechado de mejor manera. Sé que no viví ese tiempo con la intensidad que debiera y siento que me he perdido experiencias, tiempo de mi vida que jamás recuperaré. Y sé que ahora el arrepentimiento no sirve de nada, ni para calmar conciencias, pero esta reflexión me sirve para evitar caer en ese error de nuevo. 

Al afrontar esta nueva etapa me he alejado de personas a las que quisiera tener cerca, pero la distancia no implica olvido ni falta de afecto. Es inevitable avanzar sin alejarte de personas o perder cosas en el camino, pero la vida debe continuar para todos.
Me siento afortunado por todo lo que tengo y por las opciones que se presentan ante mi. Soy feliz y eso es lo que cuenta, y lo que todos deben tener presente.

Quiero descubrir todo lo que la vida tiene que ofrecerme. Quiero escribir mi propia historia. Quiero vivir.

Un fuerte abrazo a todos y gracias por todo.

martes, 4 de marzo de 2014

Her

En cuanto supe de su existencia tuve ganas de verla, y tras hacerlo puedo asegurar que no me ha decepcionado, sino todo lo contrario, me ha parecido una historia compleja y completa de la cuál se pueden sacar muchas conclusiones. Her logra trasladar sentimientos y sensaciones a través de una historia típica pero original y poco, o nada, cotidiana. Es una de esas películas que deja huella tanto en la crítica como en el público, por su buen hacer y por la interesante historia que cuenta.

El guión de Spike Jonze se basa en dos géneros diferentes que han sido trenzados con maestría, dotando a la historia de dos puntos de vista bien definidos y los cuales serán bien recibidos por un amplio rango de espectadores. Podemos definir esta producción como un drama romántico y de ciencia ficción por todos los factores que convergen en ella, desde el guión hasta la interpretación, pasando por la ambientación, así como por la tecnología que aparece presente durante toda la película.
Her nos relata la historia de Theodore, al cuál le resulta complicado relacionarse con los demás y mostrar sus sentimientos, lo que le obliga a divorciarse de su mujer. Tras adquirir un sistema operativo basado en un modelo de inteligencia artificial e interactuar con él tal y como lo haría con una persona, se enamora, lo que le lleva a un dilema moral y personal sobre los sentimientos que se pueden procesar hacia una inteligencia artificial capaz de expresar emociones.

Partiendo del guión, podríamos llegar a pensar que no es más que una historia de amor un tanto peculiar como la de Andrew con Portia en El Hombre Bicentenario de Chris Colombus, pero, como ya fuera en aquel caso, no se limita a eso. Jonze analiza, no el tipo de sociedad que podremos llegar a ser o las relaciones que tendremos con nuestros aparatos electrónicos en un futuro, sino el tipo de sociedad que somos en la actualidad. Hoy en día no es complicado ver a alguien caminando por la calle mientras utiliza su teléfono móvil inteligente. Incluso nos sentimos más cómodos relacionándonos con nuestros semejantes mediante las nuevas tecnologías que en persona, esto hace que seamos una sociedad dependiente de los diversos aparatos electrónicos que abundan en nuestro día a día y que, por consiguiente, lleguemos a interactuar más con nuestros móviles, cuyo soporte se basa en un sistema operativo cada vez más inteligente.

De igual forma analiza la necesidad de comunicación y de relación del ser humano. Todos necesitamos compartir nuestras vivencias con otras personas y es algo que se refleja muy bien en cada personaje. Theodore busca durante toda la película alguien con quien compartir su vida, alguien a quien amar y por quien ser amado. Y tras varios intentos fallidos, tanto por su parte como por parte de las personas con las que intenta relacionarse, encuentra en la inteligencia artificial a esa compañera perfecta. Por otra parte, Samantha, al darse cuenta de sus posibilidades, también siente esa necesidad de relacionarse con otros.
Sólo al final, Theodore comprende que podrá tener una relación completa, con sus ventajas e inconvenientes, con una persona.

Por supuesto se pueden sacar más lecturas de esta compleja historia. Como la evolución desbocada en la que se encuentra la tecnología, a la que sucumbimos sin remedio. ¿Realmente podremos soportar avances tan desmesurados? ¿Estamos preparados para recibir tales bienes?
Esta producción también nos obliga a preguntarnos si es ético crear sistemas operativos, y no digamos ya robots, con capacidades tan avanzadas y tan semejantes a las humanas. ¿Realmente es necesario? La tecnología avanza sin límites.

En cuanto a la realización, Jonze logra representar toda esta historia con la belleza necesaria y sin complicarse excesivamente. Apoya su guión mediante la composición de los planos, en ocasiones algo largos, pero con un montaje dinámico con el que logra aplacar la lentitud que pudiera surgir.
Transmite con los planos los estados de ánimo por los que pasa Theodore, la situación en la que se encuentra. Incluso consigue crear planos y contraplanos en las conversaciones que mantiene él con Samantha. El empleo de primeros planos desde el teléfono móvil a modo de planos subjetivos de Samantha nos acerca a la visión que tiene el sistema operativo del mundo, considero que esta parte está muy lograda. Y es que mediante la realización, Jonze consigue incluir a Samantha como un personaje más.
Por otra parte, la estética usada, los colores y matices, aportan vistosidad a cada plano, llegando a transmitirnos con más firmeza los sentimientos mostrados por las acciones de los personajes o sus expresiones.
El uso de flashback está muy presente a lo largo de toda la película. Su uso es más que justificado y para nada interrumpe la trama principal sino que la complementa, mostrándonos cómo era Theodore y el motivo por el que llega a ese punto.
Todo esto se ve bien acompañado por la ambientación, la cuál apoya de forma considerable el discurso del realizador, así como la propia historia. En Her podemos ver un futuro cercano en el que las nuevas tecnologías están muy presentes en todos los sentidos, pero observamos un futuro posible, sin excentricidades. No vemos coches voladores ni edificios flotantes, es un mundo cercano en el que apenas se han dado cambios. Esto se puede interpretar de una forma simple. La producción da a entender que nuestra civilización se dirige con rumbo fijo hacia ese momento y que ocurrirá antes de lo que podría parecer. Y el claro ejemplo es que ya hay varias empresas dedicadas a investigar sobre cómo lograr una inteligencia artificial avanzada capaz de expresarse como una persona.

El aumento de edificios, y su altura, que se aprecia en la película muestra también la superpoblación a la que llegaremos. Y algo curioso es el vestuario, desacorde con lo que podemos esperar. Quizá algo anticuado. Lo que reivindican con esto es el bucle cíclico de las modas, que toda moda vuelve, con variaciones, pero vuelve.

La banda sonora y efectos de sonido son otro de los puntos fuertes de esta producción. Y es que se emplea con un fin muy interesante. La música, presente durante toda la película, sirve como nexo de unión entre Theodore y Samantha, para crear momentos y acompañar otros. Además, los efectos de sonido son bien usados para indicarnos cuándo comenzará algo, en un momento dado, o cuando acabará. Algo muy necesario cuando sólo es visible una de las partes de una conversación.
También resulta llamativa la voz de Samantha respecto a otros dispositivos o sistemas operativos, la cuál es más humana (con la voz de Scarlett Johansson). Esto llega a desconcertar aún más a Theodore, ya que en cierto momento se replantea que esté bien mantener una relación con un sistema operativo debido a las onomatopeyas que emite Samantha sin necesidad alguna.
Otro elemento a tener en cuenta son los silencios. Tan necesarios a lo largo de la película como desconcertantes en algunos momentos. Sirven para potenciar sentimientos o dar pausa en momentos de mayor frenetismo.

Joaquin Phoenix vuelve a dejarnos boquiabiertos con un personaje al que sólo él podría dar vida. Es uno de esos actores carismáticos capaces de crear personajes únicos a los que aporta lo necesario para convertirlos en los pilares fundamentales de una producción. Ya lo hizo con Gladiator de Ridley Scott o en Two Lovers de James Gray. Phoenix asume con gran talento el rol de ser el personaje sobre el que cae el peso de toda la producción en Her. Él debe ser el reflejo de todos los sentimientos que aparecen en la película, sobre él recae la responsabilidad de transmitir al público una relación de pareja en la que sólo vemos una parte. Y lo hace verdaderamente bien, consiguiendo que nos olvidemos de todo para centrarnos en los sentimientos de Theodore.
Al otro extremo de esta rara relación tenemos a Samantha, a la que pone voz Scarlett Johansson. Un papel complicado de interpretar, un doblaje, más bien, con el que Johansson ha moldeado a un personaje que en ocasiones parecía aparecer en pantalla. No tener cuerpo físico no impide a Samantha estar muy presente en todo momento. Es un personaje complejo que evoluciona a lo largo de la película, el cuál se va descubriendo a si mismo y se plantea cosas imposibles para un sistema operativo. Gracias a los efectos, al doblaje y a unos diálogos más que interesantes entre ella y Theodore, Samantha es un personaje en toda regla.
Y en este extraño triángulo amoroso aparece Catherine, la exmujer de Theodore, interpretada por Rooney Mara. Un personaje aparentemente obviable pero necesario que da sentido al conjunto. Ella representa todo lo que busca Thedore pero con lo que no puede convivir.

Amy Adams interpreta a Amy, el personaje puente para Theodore entre lo real y lo virtual. Asiste como buena secundaria al protagonista e insufla aire fresco cuando es necesario. Partícipe activa en las cuestiones que Theodore se plantea y en las que ella misma cae. Su personaje sirve como puente hacia la realidad, hacia las relaciones reales, para Theodore. 

No podemos olvidar las aportaciones a la producción de Olivia Wilde, que hace una breve pero intensa aportación y de Portia Doubleday que se mete en la piel de un personaje complicado pero significativo para la relación entre Samantha y Theodore.

Her es una de esas obras que roza la perfección narrativa. Una de esas películas que remueven conciencias y hacen disfrutar al público mientras ven la película, y que invitan a reflexionar después. Un análisis del tipo de sociedad que llegaremos a ser a corto plazo, de la forma en la que expresaremos nuestros sentimientos y en la que viviremos las relaciones.
Jonze ha creado arte visual y sonoro con un guión espectacular y muy original, con mensaje. Una producción que merece la pena ser vista.
En ocasiones puede resultar densa, pero en su mayoría es una película dinámica y que transcurre de forma natural.

Ésta es una de esas películas que todos deberíamos ver.