miércoles, 27 de mayo de 2015

Tesis

Opera prima del laureado director Alejandro Amenábar y un clásico de cine español. Una de esas películas que se estudia en academias de cine y que todos soñamos hacer. Capaz de mantenerte intrigado y en constante tensión tanto por el enrevesado guión como por una realización inteligente.

Tesis no es thriller más, tiene algo que lo hace especial y lo incluye en ese género de culto. La secuencia inicial ya resulta impactante por cómo Amenábar nos deja con la miel en los labios al insinuar en lugar de mostrar, al jugar con nosotros consiguiendo que creemos ciertas imágenes en nuestra mente en lugar de arrojar imágenes explícitas. Esto ya nos indica la senda que seguirá esta producción en sus dos horas de duración.
Su argumento se centra en la historia de una joven estudiante que al investigar para elaborar su tesis universitaria sobre violencia audiovisual descubre toda una red criminal que se encarga de realizar y mercadear películas snuff. El vídeo del asesinato de una joven estudiante desaparecida es el detonante para que la protagonista se interese sobre lo ocurrido. Las diferentes pistas que halla en sus pesquisas no sirven más que para confundirla sobre la identidad del asesino.
Nos encontramos con una de esas historias intrigantes que nos hacen dudar sobre lo evidente debido a los giros argumentales que la pueblan. Amenábar juega bien sus cartas creando algo atractivo e interesante con lo que logra mantener nuestro interés durante todo el metraje sin que este decaiga en ningún momento. Se sirve de diferentes elementos, algunos un tanto novedosos, para enriquecer una trama trillada.
Algunos de los diálogos son un tanto superficiales y no aportan nada más que ruido. Sin embargo hay otros de vital importancia que nos hacen descubrir ciertas cosas y aportan pistas que ayudan a intuir quién está detrás del macabro negocio. Estas sorpresas son desveladas en determinados puntos de la película, por lo que gracias a esto se consigue que permanezcamos con incertidumbre y desconfiados durante todo el visionado. Ciertos detalles en algunas acciones fomentan esto de forma más contundente.
Lo novedoso de este guión es incluir un tema tan escabroso como el de las películas snuff. Un mito, una leyenda urbana, o quizás una realidad macabra. Utilizar este elemento como base para asentar una historia plagada de crímenes le aporta un punto de terror y tensión a partes iguales a la película que se ve respaldada por una realización más que adecuada para este género y que juega un papel importante en esta película. Otra de las cosas a tener en cuenta es el análisis oculto que Amenábar incluye sobre lo que debería suponer el cine en España en aquella época. Quizá, el realizador, trataba de reivindicar un cambio de rumbo en un sector que no terminaba de despegar en nuestro país. Lo que ocurrió después, es historia. Amenábar se ha convertido en un referente para muchos realizadores tanto dentro como fuera de nuestro país por ofrecer cine de calidad, quizá lo que el público demandaba en el momento justo.
Análisis o críticas aparte, Amenábar, con esta producción, pretende sacar a la luz algo que mucha gente desconoce mediante un argumento intenso con que el despierta rápidamente nuestro interés. Un tipo de mercado oscuro al que siempre hemos puesto la etiqueta de leyenda urbana. También nos invita a dudar de todo lo que nos rodea, incluso de todo aquello que se presenta como "oficial", de nuestra propia imaginación o nuestros pensamientos. Y será al plantearnos la duda cuando descubramos la verdad.


Pero si en algo destaca esta producción es en la realización llevada a cabo con maestría, elegancia y una ejecución que encaja a la perfección con el género. Los tiros de cámara y el tipo de planos empleados apoyan con un discurso coherente lo que narra el guión, algo que se ve potenciado por una puesta en escena magnífica con la que el realizador insinúa pero no muestra y gracias a la cuál consigue que sintamos tensión en momentos concretos, tal y como la protagonista. Los travelings bien ejecutados en el momento oportuno son un claro ejemplo de esto, junto con los planos de espaldas, con los que la intriga sobre la identidad de algún personaje, el lugar al que se dirige o lo que va a ocurrir, se ve aumentada. Sin lugar a dudas, la supresión de imágenes violentas y viscerales tiene dos motivos claros: dar libertad a la imaginación del espectador y ahorrar en efectos especiales tanto en la producción como en postproducción. Algo que resultó un acierto, y que de haberse llevado a cabo de otra manera no hubiese resultado tan elegante ni se hubiese conseguido el mismo efecto. El empleo de planos cortos en las conversaciones potencia las emociones transmitidas por los actores, algo correcto para una película tan ambigua en la que todo o nada puede ser y en la que las emociones cuentan mucho.
También hay que alabar el magnífico trabajo de iluminación, de la que el realizador se sirve para aumentar la tensión y la intriga en algunas secuencias. La buena iluminación junto con una fotografía digna de mención hacen que los planos luzcan con una composición excepcional y de una belleza impecable. Pero tan importante par esto resulta también la decoración y el trabajo de localización, con la que además se ha conseguido una atmósfera perfecta para la historia.
La banda sonora sirve para potenciar esta atmósfera que crea la imagen y que está presente en toda la producción. La música vibrante y frenética hace que la tensión aumente en las secuencias de persecuciones o cuando se desvela algo importante en la trama, mientras que los abundantes silencios que pueblan la película contribuyen a dar protagonismo a los diálogos. Los efectos de sonido tienen cierta relevancia, ya que mediante algunos de ellos, como los desgarradores gritos de una de las víctimas, podemos imaginar lo que está ocurriendo sin necesidad de verlo. Ésta es otra herramienta más que el realizador emplea para crear situaciones sin llegar a mostrarlas.


Esta película supuso el debut y la continuación para algunos de los actores más reconocidos de nuestro cine. Encontramos a una Ana Torrent asustada y paranoica en la producción que quizá más fama le ha otorgado. Eduardo Noriega, cuya expresión se mantiene a lo largo de toda la película, llega a inquietar en ciertas partes pero poco más. Y Fele Martínez en su debut se muestra quizá un tanto sobreactuado, quizá debido a lo excéntrico que resulta su propio personaje; quizá por la falta de experiencia. Lo cierto es que este trío de actores cumple con con cada uno de sus roles pero no consiguen eclipsar ninguno de los demás elementos de la película. Sólo Xabier Elorriaga interpreta su papel de forma soberbia, otorgando a su personaje un carácter propio y reconocible.
Los personajes son los típicos estereotipos para este tipo de género, de personalidades marcadas y roles firmes. No se contempla una evolución sino una constante que se mantiene durante toda la película.

Tesis es la gran opera prima de Amenábar que pese a contener pequeños fallos de principiante se posiciona como una de esas producciones imprescindibles de nuestro cine. El guión nos trae una historia bastante común pero que resulta interesante gracias a los novedosos elementos que incorpora encajando a la perfección en el todo que es esta producción. También se trata de una reivindicación que en su momento hizo el realizador sobre el trato que tenía el cine en España, algo sutil pero concreto que no escapa a los ojos de nadie.
A caballo entre el thriller y el terror, el gore, esta producción consigue su propósito de mantenernos en vilo durante toda la película; pasando malos ratos a la vez que tratamos de desenmascarar al culpable. Amenábar nos invita (obliga) a utilizar la imaginación para recrear esas escenas que evita mostrar de forma inteligente. Lo que sirve para potenciar las sensaciones que provocan estas imágenes y que de otra manera, quizá el efecto hubiese quedado peor y no hubiese logrado el mismo objetivo ni su propósito.
Es posible de que la sobreactuada participación de los actores merme en parte la calidad del producto, pero gracias a su magnífico guión y su excelente realización, este problema queda enmascarado y la película no se convierte en una de Serie B sino que goza de un estatus muy distinto.
Tesis es una de esas películas que agrada a todo tipo de públicos y que hay que ver al menos una vez en la vida. Una producción completa que no peca de soberbia y que trata temas fascinantes en los que pocos se atreven a indagar.

martes, 26 de mayo de 2015

Hasta pronto, Aranda

Un genio cineasta que soñó con ser escritor, cuyas películas retrataban la unión de cuerpo y alma de una forma genuina y sin censuras. Fue capaz de capturar la pasión sin avergonzarse por ello, dándole voz al alma cuando se retorcía dentro del cuerpo.
Vicente Aranda, el gran Aranda, nos deja un legado inconmensurable. Un ejemplo de cómo lograr que algo banal transmita sensaciones y sentimientos. Consiguió normalizar escenas de sexo al darles un sentido único, nuevo, y alejándolas de su uso más común.
Un maestro de maestros que tenía una visión diferente al resto, que arriesgó y ganó. Que nos deja en su cine la esencia de la vida.
Hoy nos deja un gran contador de historias. Un poeta de la sensualidad. Lloran Carmen y Juana. Lloran sus amantes. Y como no, El Lute también. Porque sólo él supo darle emociones a sus historias. Sólo él supo captar su pasión.
Hasta siempre, maestro.

sábado, 23 de mayo de 2015

Apaga la luz

Ficha técnica:

Cortometraje "Apaga la luz".
Escrito, realizado y editado por: Jesús Muga (jesusmugacasasola@gmail.com).
Actrices: Andrea Murillo (Sofía) y Paula Díaz-Jorge (Elena).
Música: "Hush" y "Bump in the night" de Kevin MacLeod.
Maquillaje: Andrea Murillo.

Agradecimientos: Patro Casasola y José Antonio Murillo por facilitarnos su vivienda como localización.
Marta Díaz-Jorge, por participar como meritoria ayudando en varios campos.


Comentario del realizador:

Este cortometraje fue grabado íntegramente en Herrera del Duque (Badajoz). En apenas dos horas, una noche calurosa de Agosto del 2014, se cristalizó un proyecto que nació de mi propia ilusión y deseo de poder llevar a cabo un cortometraje con dos de mis primas, Andrea y Paula, a quienes tengo en alta estima y a las que considero inteligentes y capaces para lograr cualquier objetivo.
Ensayamos durante unos días antes de grabarlo, ya que no sólo tuvieron que aprender a meterse en la piel de los personajes que interpretan sino, además, aprender a actuar.
En el resultado se puede apreciar el esfuerzo, trabajo e ilusión de todo el equipo para tratar de conseguir un proyecto final digno del que nos sentimos orgullosos y satisfechos.

Desde aquí quiero agradecer a mis niñas todo el sacrificio y trabajo para lograr que este proyecto saliera adelante. Sin ellas, esta historia, este proyecto, no sería posible. Sé que llegaréis lejos, toméis el camino que toméis, porque valéis vuestro peso en oro. Espero que podamos seguir haciendo cosas juntos. También quería agradecer a Patro Casasola y José Antonio Murillo que nos cediera, desde el primer momento y sin objeciones, su casa para poder grabar. Y por supuesto a Marta, que colaboró de forma activa en varios campos de la producción, siendo de gran ayuda y prestándose siempre a echar una mano.

"Apaga la luz" no es sólo una historia de terror que busca el susto fácil. Mediante un terror universal, como es que algo desconocido nos asalte en la intimidad de nuestra propia casa, he intentado crear una historia que invite a la reflexión mediante pequeños detalles que harán meditar al espectador y buscar una respuesta, una explicación. Gracias a esto, este cortometraje puede tener diferentes significado y ofrecer diversas respuestas.
El amor incondicional; la necesidad misma de mantener esos lazos irrompibles ante cualquier situación. El temor a lo desconocido, el cómo tratamos de escapar de aquello que no entendemos. Cómo huimos de lo que no podemos explicar. Estos son algunos de los aspectos que trata este cortometraje.

Sin más, espero que os guste este humilde trabajo realizado una noche calurosa de verano.


martes, 19 de mayo de 2015

Presentación de "Apaga la luz"


(Redoble de tambores)

Señoras y señores, tengo el honor de anunciarles que el próximo sábado, 23 de Mayo, será presentado en primicia y ante todos ustedes el cortometraje de Jesús Muga, "Apaga la luz", interpretado por Andrea Murillo y Paula Díaz-Jorge, en el canal de Youtube del autor: MrJeMuCa

Tras su periplo por diferentes concursos y certámenes de cortos, ahora llega al gran público mediante la red de redes.
¡NO OS LO PERDÁIS!

sábado, 16 de mayo de 2015

Apocalipsis Z


Se trata de un diario. Un diario que mezcla con pasmosa naturalidad y acierto ficción con realidad. Podemos, incluso, vislumbrar ciertas similitudes entre el protagonista de esta novela y el autor de la misma, Manel Loureiro, un joven abogado y escritor nacido en Pontevedra.

Narrada en forma de diario, el protagonista nos comienza contando cómo es su día a día. De sus reflexiones podemos averiguar con facilidad qué tipo de persona es, quién se encuentra en su círculo social y cómo ha llegado hasta el punto en el que narra su historia. Poco a poco, en sus entradas en el diario, descubrimos que algo va mal pero se desconoce el qué es con exactitud, hasta que se descubre que se trata de una enfermedad que los gobiernos de los diferentes países que la sufren tratan de ocultar y combatir sin llegar a lograrlo. Entonces, un día, se desata el apocalipsis por culpa de esta enfermedad y el protagonista nos hace testigos de su agoniosa supervivencia.
Como toda novela en formato de diario, va de menos a más con puntos álgidos puntuales. Somos testigos de la evolución de un apocalipsis y de cómo el ser humano debe adaptarse a condiciones extremas e increíbles para sobrevivir. También nos hace entender lo verdaderamente importante para el ser humano y lo banales que pueden resultar algunas cosas mediante las reflexiones del protagonista y sus propias vivencias. La estructura de esta novela se conforma en las propias entradas del diario como capítulos, los cuales conectan muy bien entre sí y mantienen mediante una adecuada dosificación de los climax nuestro interés. Todo lo que ocurre resulta interesante y te obliga a ser leyendo para saber cómo siguen las aventuras del prota por sobrevivir. 
Con una variopinta gama de personajes, entre los que hay amigos y enemigos, que resultan tener personalidades muy marcadas y un escenario único como Galicia, el cuál descubrimos poco a poco y donde las realistas situaciones resultan la delicia de los lectores, Apocalipsis Z es una novela llamativa cuanto menos. Con cada acción o reflexión del protagonista se nos regala una moraleja o un mensaje fácil de entender sobre la importancia de algunas cosas y lo poco relevantes de otras. Y lo más importante, sobre la fragilidad del ser humano como especie y como sociedad, más aún cuando comprendemos que en cualquier momento puede haber algo que termine de forma fugaz e imparable con toda la humanidad, para relegarnos a una situación inferior.

El inconveniente de narrar una novela en formato de diario es que puede haber cierta confusión con los tiempos verbales o la propia continuidad de la historia, incluso que se olvide cerrar alguna trama. En algunos capítulos puede dar la sensación de que algo que parece importante se escapa para no volver, pero por norma general está muy bien narrado y todo sigue un hilo conductor consecuente y continuo.
Esta novela está muy bien estructurada y cuida esos pequeños detalles que la hacen aún más interesante.

Esta primera entrega de la trilogía parece ser el comienzo de algo grande que no sólo trata de entretener sino de concienciarnos sobre la fragilidad de nuestra especie. Una novela fácil de leer y que no resulta pesada, que nos obliga a seguir leyendo. Una de esas extrañas obras que parece salir de la nada, pero que en realidad salen de un blog logrando un éxito sin precedentes y poniendo sobre la mesa una nueva forma de crear literatura.
Esta novela va destinada para un público joven o de mediana edad que siente pasión por situaciones apocalípticas que ponen al límite la capacidad de supervivencia del ser humano. Una de esas novelas de obligada lectura. 

viernes, 15 de mayo de 2015

Ichiban


Ichiban, ese debe ser el significado en japonés de calidad. Llevábamos tiempo buscando un restaurante japonés decente en el que comer bien no supusiese un atraco ni tener que buscar un McDonals después para terminar de comer. Tras probar en algunos que cumplían a medias con nuestras exigencias, la otra noche dimos con uno que reúne todas las condiciones favorables para, hasta el momento, convertirse en nuestro restaurante japonés favorito.
Se trata de Ichiban, situado en un sitio estratégico y muy bien comunicado de Roquetas de Mar (Almería). Más concretamente al lado del auditorio.
Debo reconocer que antes de ir mantenía mis expectativas altas, por los comentarios de mi pareja, que ya había estado, pero me mostraba algo reacio. Lo cierto es que pensaba que sería un restaurante asiático más donde primaría un ambiente pseudoasiático cuya comida sería pasable y a un coste de lujo. Pero la sorpresa que me llevé fue grata.

Nada más llegar nos recibió una señora vestida con un kimono, que hace las veces de jefa de sala y camarera, que nos indicó amablemente dónde sentarnos. Trajo consigo unas cartas con los platos y menús, y no tardó en tomar nota de lo que queríamos beber. Después se marchó para ir a por las bebidas y mientras pudimos observar cada detalle del local.
El restaurante vierte a ambos lados de la puerta principal en tres amplias salas de las cuales dos dan al exterior, en el que se sitúa una terraza con vistas al lateral del auditorio y el aparcamiento. A la izquierda está la barra. La decoración y la ambientación musical nos dejan claro que se trata de un restaurante asiático, donde parece primar la tranquilidad gracias a los agradables colores que configuran el mobiliario, su colocación y los detalles decorativos que se reparten por todo el restaurante. Contribuye a esto, también, el adecuado volumen al que está la música que no deja de ser la típica en este tipo de lugares. De entre las maderas del falso techo caen unas plantas que le dan un aire selecto y diferente al restaurante. Las mesas son amplias y las sillas cómodas. La mantelería junto con cada detalle de la cubertería hace que nos sintamos en un auténtico restaurante japonés.
No tardó en volver la camarera con las bebidas y un pequeño aperitivo. Ya habíamos decidido lo que pedir, cinco platos: dos de diferentes tipos de sushi, uno de rollitos de primavera, uno de tallarines con gambas y otro de arroz con pollo y verduras. Primero nos sirvieron el sushi, exquisitamente presentado sobre una tabla de madera sobre la que había los dos tipos de sushi que pedimos más un poco de wasabi y jegibre. Puedo asegurar que es el mejor sushi que he comido en mi vida, y he probado el de bastantes restaurantes. Se notaba que era fresco por la textura y porque se mantenía el sabor de cada uno de los productos que lo conformaban. Se deshacía en la boca y dejaba un gusto agradable. Algo increíble. Venían en formato de seis y ocho porciones, ¡y a muy buen precio, oiga! Estoy seguro de que tardaré en encontrar otro lugar en el que este plato esté tan rico. Luego probamos los rollitos, que venían con una salsa picante suave que le aportaba personalidad propia al plato. Tres piezas, pequeñas, pero suficientes y un precio irresistible. Luego llegaron los tallarines, un plato pequeño pero suficiente que pueden compartir dos personas sin problema alguno. Tenían una salsa bastante buena, muy sabrosos y bien condimentados con verduras y algunas gambas. Y por último nos trajeron el arroz, muy bien presentado en una cajita de madera en el que los diferentes alimentos estaban dispuestos en orden y no mezclados. Este plato era una auténtica delicia. El arroz en su punto, al igual que la carne, y con unas verduras muy sabrosas.

En general, todo lo que comimos estaba bastante bueno. Se notaba que los platos estaban elaborados con productos frescos y en el momento, nada de comida recalentada. Cada plato tenía su sabor característico y para nada el sabor de uno se parece al de otro como en otros restaurantes.
Lo mejor de todo fue que el tiempo de espera entre platos no se excedió demasiado pero tampoco fue tan breve como en un restaurante de comida rápida. Esto deja claro que la comida del Ichiban se hace en el momento y no es comida recalentada. También es digno de mención la atención de la camarera, no fue pesada ni tampoco nos sentimos abandonados. Nos atendió cuando era necesario sin entrometerse demasiado ni interrumpir innecesariamente.
Al terminar de comer (acabamos hasta los topes de comida), la camarera nos ofreció algo de postre o café. Yo enseguida pedí Sake. El Sake me chifla y si resultaba estar bueno supondría la guinda de un buen pastel. Nos lo trajeron junto con la cuenta. Aquí llegó la segunda parte de la sorpresa.
Dejando a un lado que el Sake estaba servido como debe servirse, caliente y en vaso de cerámica, todo lo que habíamos cenado más dos botellas de agua sumaban en total 33€. Yo, sinceramente, no me lo podía creer. Pensaba que todo supondría unos 50€ o así, pero no. Por supuesto, al Sake me invitaron. Todo un detalle de la casa que se vio sumado por algo más. Tras pagar y mientras me bebía el Sake, la camarera nos trajo un plato con unas pequeñas porciones de frutas cortadas y unos trapos calientes y humedecidos para limpiarnos. Sé que en muchos sitios se hace, pero ese fue un detalle más a tener en cuenta.

Al salir, me invadió la satisfacción de haber cenado en un lugar excepcional en el que la comida es de calidad y a un inmejorable precio, y todo enmarcado en un excelente servicio. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no.


Resumiendo, quienes busquen un restaurante japonés donde disfrutar de una amplia variedad de comida oriental de calidad a muy buen precio, no tienen que buscar más. Sólo tienen que ir al Ichiban, en Roquetas de Mar, cerca del auditorio. Les aseguro que no les defraudará, todo lo contrario. Encontrará en éste lugar el sitio perfecto para quedar bien con amigos, familiares o la pareja. Un sitio especial, muy bien ambientado, con un servicio muy competente, comida muy buena y a un precio inmejorable.

viernes, 8 de mayo de 2015

Cómo conocí a vuestra madre

Tras casi diez años viendo esta magnífica serie puedo decir que anoche la terminé. Debo reconocer que he dilatado llegar a su final porque no quería que terminara, me negaba a llegar al final y que todo acabara, que no volviera a sentarme frente al portátil para disfrutar de un nuevo e inédito capítulo de esta serie. La he recomenzado varias veces, pero la última, ya desde la sexta temporada, me prometí que sería la definitiva.

La historia de Ted Mosby no tardó en cautivarme, tenía todos los elementos para triunfar. Un joven neoyorkino con una personalidad original y atrayente que trata de encontrarse a sí mismo y de labrarse un futuro profesional mientras busca al amor de su vida, una mujer con la que casarse y tener hijos, compartir su vida al fin y al cabo. Ted vive toda clase de situaciones, desde las más cotidianas a las más subrealistas, y eso es algo que la hace interesante a la par que ligera. Una historia que nos enganchará desde el primer capítulo y que es de fácil digestión. Una comedia en estado puro que esconde algo más íntimo que nos obliga a reflexionar en ciertos momentos.
Pero no se trata únicamente de una historia atractiva y un personaje recurrente. A Ted le acompaña un grupo de amigos de los más variopinto, en el que cada uno de los personajes tiene un estereotipo muy diferenciado, incluso los secundarios o episódicos, entre los que encontramos estrellas de renombre haciendo una aparición estelar e interpretando un personaje que interviene de forma directa en la trama del episodio en el que aparece. El caso es que todos y cada uno de ellos tienen una personalidad marcada que los hace diferentes al resto, y, por supuesto, cada uno de ellos cuenta con sus propias tramas, las cuales en muchos casos convergen o se mantienen al margen de la trama principal o de otras subtramas. Estas tramas a veces incluso llegan a ser más interesante que la propia trama principal, por lo que le roba el protagonismo durante bastante tiempo.
El ambiente en el que transcurre todo resulta familiar con el transcurso de los capítulos, quizá debido al constante empleo de los mismos decorados, por lo que no tardamos en familiarizarnos con el entorno en el que se desarrolla la historia.
Cada elemento que conforma esta serie no sólo nos hace sentir inmersos en la misma sino que, en parte, nos hace partícipes de todo lo que les ocurre a este genial grupo de amigos. Empatizamos con los personajes y hacemos nuestras las situaciones por las que pasan. Es normal que nos sintamos identificados con ciertos acontecimientos, reflexiones o acciones de los personajes. Sin lugar a dudas, se trata de una sitcom en toda regla.

Cómo conocí a vuestra madre es entretenida, muy entretenida. Y a lo largo de sus nueve temporadas logra hacernos reír con sus cómicas situaciones e increíbles momentos o esos diálogos imposibles y disparatados. Nos emociona en más de una ocasión, sobre todo cuando algunos personajes exponen sus verdaderos sentimientos y somos testigos del sufrimiento por el que pasan. También nos hace pensar y meditar sobre las lecciones de vida que ofrece, esos momentos únicos que logran sacarnos una media sonrisa y afirmamos cuando se tratan temas trascendentales o Lily da uno de sus discursos para aleccionar a alguno de los personajes en cuestiones vitales. Pero sobre todo, esta serie consigue que lo pasemos en grande en cada capítulo.
Si bien es cierto que algunos capítulos, como en toda sitcom, son de relleno y no aportan nada a la trama principal, si tienen su propia trama y sirven, además, para ofrecer algo de aire al espectador, así como al reparto y a los guionistas. Cada capítulo tiene algo que ofrecer y no carece del alma que nutre a la serie en general, a pesar de que algunos de ellos se alejan de la trama principal.
Y es que como ya he expuesto antes, algunas tramas secundarias se posicionan mejor ante nuestro interés y cobran mayor relevancia. Aún así, la trama principal es respetada en todo momento y sirve como hilo conductor para todas las demás, por lo que encontramos un guión compacto en el que la comedia reina pero en el que también hay cabida para los dramas y lo épico.
Estamos ante un guión bien estructurado y bien dosificado que se ayuda de pequeños cebos para mantenernos enganchados. El tema principal, "la madre", es algo a lo que se recurre para mantener nuestro interés total en la serie y en su historia.
A pesar de los capítulos de relleno y de lo absurdos que pueden resultar algunos capítulos, la serie avanza con dignidad y solidez hacia un final digno y que hace justicia tanto al protagonista como a la historia, pero que a su vez nos deja un mal sabor de boca. Lo mejor es que se echa en falta alguna temporada más para poder comprobar cómo es la vida de Ted tras conocer al personaje de la madre.

Esta serie es un canto a la esperanza, a la superación. No es una serie vacía con el único objetivo de entretener ya que en cada capítulo se nos entrega un mensaje aplicable a nuestro día a día. Algunas de las estudiadas situaciones o de los ingeniosos diálogos nos invitan a reflexionar sobre cuestiones de cierta relevancia e importancia en nuestras vidas.
Un añadido más por el que deberíamos verla.

En cuanto al aspecto más técnico, es obvio que se trata de una sitcom y queda más que visible en la forma en la que está realizada. Los planos generales del grupo apoyados por los planos medios en las conversaciones son lo más empleado para representar el guión. En los episodios, salvo en memorables excepciones, no se emplea una realización con movimientos de cámara arriesgados o tiros de cámara ni planos demasiados extravagante sino algo más sutil para que todo sea más fácil de digerir y nos centremos en lo verdaderamente importante: la historia.
La puesta en escena es la típica del género, así como la colocación del decorado. Vemos planos rebosantes y con cierto dinamismo interno, lo que hace que todo vaya con mayor fluidez.
La banda sonora compuesta por canciones populares del momento ha sido bien escogida para cada situación, por lo que aporta a la atmósfera de lo que la serie ofrece. Cómo conocí a vuestra madre ofrece una banda sonora bastante extensa e interesante, con temas de todo tipo.

El reparto es una de las claves de su éxito. Algunos actores casi desconocidos se encuentran con otros legendarios ya en la ficción televisiva norteamericana y casi mundial.
Josh Radnor no nos ha regalado un Ted Mosby, más bien ha sido al contrario. El actor, desconocido hasta el momento, ha creado un personaje entrañable que permanecerá en nuestra memoria por años. Una de esas personas especiales de las que apenas quedan. Radnor ha conseguido crear un auténtico icono gracias a una interpretación más que creíble. Incluso se podría decir que el propio personaje ha devorado al actor. Hay algo especial en Ted que ha servido de ayuda al éxito de la serie. Además, Ted ha sido de gran ayuda a la carrera profesional de Radnor, que parece haberse decantado por la dirección.
Aunque si a alguien le ha venido bien este papel ha sido a Jason Segel, al que no dejan de llover papeles desde que dejara clara su gran dote interpretativa en la serie. Un actor de talla, y no sólo en altura, que nos regala una interpretación llena de chispa y vitalidad, sorprendente a la vez que pedante. Su Marshall Eriksen es un personaje excepcional al que todos querríamos tener como amigo.
Pero sin duda, el rostro más conocido, por haber trabajado en otra serie de fama mundial como Buffy, es el de Alyson Hannigan, que interpreta a la pareja de Marshall, Lily Aldrin, un personaje ambiguo que tan pronto se muestra estúpido como profundo. Las lecciones de vida que Lily le ha dado a Ted también nos las hemos ido apuntando. Alyson ha tirado de tablas para moverse y mostrar una personalidad de contrastes. Un excelente trabajo que aumenta su leyenda.
Otro de los rostros conocidos es el de Neil Patrick Harris, que pone rostro a Barney Stinson, un mujeriego que da juego a lo largo de toda la serie y cuyos misterios nos mantendrán expectantes. Neil cumple en un rol que se aleja de su realidad, y no sólo cumple sino que lo borda. Él aporta ese toque extravagante y esperpéntico con el que nos sacará más de una sonrisa. Las tramas en las que se ve envuelto siempre acaban de forma sorprendente.
Y la última, y no menos importante, que completa este maravilloso grupo no es otra que Robin Scherbatsky, interpretada por la bellísima Cobie Smulders. Ella cubre el rol de ese personaje detonante que juega un papel vital tanto en la trama principal como en algunas secundarias. Su personaje evoluciona a lo largo de la serie y crece hasta lograr una madurez inaudita en otros. La gran interpretación de Cobie no ha pasado desapercibida y ya ha conseguido papeles en proyectos importantes de la compañía Marvel.


Los secundarios se componen por algunos actores de renombre muy conocidos por su participación en otras series de éxito: Frances Conroy, Bill Fagerbakke, Joe Manganiello o Alan Thicke entre otros. Su participación en la serie conlleva cierta responsabilidad para con algunas tramas, incluyendo la principal. Encaran sus roles con naturalidad y sin sobresalir demasiado por encima de los principales. Sus intervenciones son brillantes en todos los sentidos.
En algunos episodios aparecen famosos de forma estelar, lo que le otorga a la serie mayor caché si cabe.

Cómo conocí a vuestra madre es la sitcom de la Generación Perdida así como Friends lo fue de la Generación X. Quizá ahora no se le otorga esa etiqueta pero el tiempo la pondrá en su lugar y las constantes revisiones de aquellos que se la perdieron en su día o que quieran volver a disfrutar de ella servirán para ello.
Es una sitcom al uso en todos los aspectos pero con algo más. No sólo entretiene sino que nos hace llegar pequeñas lecciones de vida que vamos asimilando con cada capítulo y que bien podemos aplicar a nuestras vidas. Sus tramas están bien tejidas entre sí aunque a veces pueda parecer que se desvía un poco de su trama principal, pero esto es positivo ya que las tramas secundarias aportan aire fresco, además de esos capítulos especiales que han resultado ser la delicia de todos y que pueblan de forma dispersa cada una de las temporadas.
Pese a que en términos de realización puede pasar desapercibida, nada más lejos de la realidad. La serie está muy bien realizada, cumpliendo con los parámetros que definen a las sitcom y sin caer en innovaciones innecesarias que sólo pueden estropear el excelente argumento al tratar de eclipsarlo con parafernalia estéril que nada aporta. La banda sonora popular resulta ser un punto fuerte y atractivo para todos.
Los personajes son creíbles y diversos, cuyos estereotipos se diferencian bien entre sí. La interpretación de los actores es sublime y asistimos a la evolución de todos ellos que se cumple de una forma natural que va de menos a más.
Cómo conocí a vuestra madre es recomendable para aquellos que quieran disfrutar de una buena serie que va de menos a más, pero que consigue atraparnos en el primer capítulo gracias a lo entrañables que resultan sus personajes y lo interesante que es su argumento.






ATENCIÓN, ESTA PARTE CONTIENE SPOILER. 

La trama principal se dirige hacia un punto predecible a lo largo de toda la serie. Y es que, casi desde el comienzo, queda claro que Ted parece tener su vida planeada de una forma tan excesiva que se olvida de vivirla. No toma decisiones y cuando las toma se equivoca, y siempre, antes de tomarlas, pide consejo a las personas que le rodean. Es incapaz de tomar decisiones por sí mismo y esto es algo que se cumple hasta el final de la serie. Y es que Ted no cuenta la historia a sus hijos para que estos sepan cómo conoció a su madre sino para que le den el beneplácito de comenzar una relación con Robin.
A lo largo de la serie vemos cómo Ted y Robin tienen una relación complicada en la que en cada episodio se acumula toda la tensión sexual y amorosa no resuelta hasta que llega un momento en el que ambas partes explotan, una antes que la otra, pero esta explosión no sirve para otra cosa que para alejarlos de forma casi definitiva. Entonces, Robin se casa con Barney y Ted conoce a Tracy (la madre), lo que significa, a priori, el fin de una posible reconciliación. Pero entonces, los acontecimientos cambian, Robin y Barney se divorcian y Tracy muere, lo que abre de nuevo la posibilidad de que Ted y Robin vuelvan.
Digo que es predecible porque en la trama amorosa que incluye a Ted y Robin queda claro que es una pareja abocada a permanecer juntos por cada detalle que lanza el argumento. Que Ted le cuente la historia a sus hijos cobra sentido justo al final, ya que les cuenta cómo conoció a su madre porque eso le lleva a explicar su dilatada relación con Robin y le sirve para asentar su argumentación para pedirles su aprobación para volver con ella. El título deja claro que la historia va de cómo conoció a su madre pero no asegura que Ted siga con ella o que la única finalidad sea la de explicar dicho acontecimiento.


Está claro que aunque su final sorprende, su temporada final parece haber sido llevada a cabo con la prisa de quien debe terminar a tiempo un proyecto. Está realizada de una forma muy diferente a las anteriores ya que en ésta se mezclan momentos temporales diferentes en los que vemos cómo será la relación de Ted con Tracy de una forma pasajera y de cómo les irá al resto de componentes del grupo, también de forma pasajera. Así como momentos del pasado que esclarecen ciertos misterios en torno a algunos de los personajes.
Matar a la madre me parece algo chapucero e inverosimil, aunque debo reconocer que se hace justicia con Ted y Robin en un final emotivo. Yo hubiese preferido una temporada final que siguiera en la línea general del resto y una temporada más para poder comprobar cómo es el Ted post conocer a la madre. Por desgracia no es ni será así.
Mucho se ha rumoreado sobre Spin off, precuelas, secuelas y demás, pero al final todo ha quedado en nada. En parte le viene mejor a la serie, ya que así podrá pasar la historia como un proyecto original.


Recomiendo encarecidamente disfrutar de esta serie porque se trata de una sitcom generacional a la altura de las ya clásicas que siempre permanecerán en nuestra retina. Sólo el tiempo la pondrá en el lugar que merece.