jueves, 16 de abril de 2015

Mi primera vez

Quiero dejaros por aquí el relato corto con el que participé en el Concurso de Narrativa "Viajes" realizado por Letras con arte y el cuál ha sido seleccionado para ser publicado en el libro "Antología Viajes", el cuál podréis adquirir desde la página web.
La finalidad de este concurso era relatar un viaje en un máximo de palabras. Yo decidí no basarme en un viaje físico sino más bien en un viaje sensorial. Y es que nuestros sentidos nos pueden hacer viajar a diferentes lugares sin movernos del sillón de casa.
El relato se titula, "Mi primera vez".


Todo permanecía en silencio. Uno de esos silencios sobrecogedores que te hace sentir diminuto, que es como el prólogo de algo que está por llegar. Me sentí en la más absoluta soledad, alejado de todo, confuso. No tuve del todo claro que estaba de pie hasta que sentí un blando colchón de arena bajo mis pies, y pese a que el sol calentaba mi piel, aquella arena apenas quemaba.
Una brisa trajo consigo el aroma de algo que por siempre quedará en mi memoria. Sonreí, no pude evitar hacerlo. Me sentía como en una nube, abrazado por todo cuanto me rodeaba y que no podía ver. Una sensación extraña. Entonces, un enorme estruendo logró estremecer cada parte de mi ser. De nuevo, permanecí en silencio. Aguardando aquello que estaba por llegar.

Abre los ojos, me dijo. Y una luz inmensa me cegó durante un instante hasta que se comenzó a dibujar ante mí un inmenso mar azul que bañaba la arena dorada de una playa que parecía no tener fin. El paraíso, pensé. Sin lugar a dudas, aquello era el paraíso y yo estaba en él por primera vez. 

domingo, 12 de abril de 2015

Proyectos que vienen y van

Seguimos llevando a diferentes festivales y certámenes el cortometraje "Apaga la luz", interpretado por Andrea Murillo y Paula Díaz-Jorge. Esperamos que este proyecto tenga fortuna allá donde vaya y que pueda llegar a todo el público posible. A ver si pronto lo podemos subir a portales de vídeo para hacerlo llegar a más gente y que todos puedan disfrutar de un proyecto nacido en una noche de verano y con el que los que trabajamos en él pasamos un muy buen rato. Pero mientras tanto la actividad no puede parar.
"La Victoria de Amador" avanza sin pausa. Cada vez más personajes, más situaciones y una historia que se torna más compleja e interesante. El público disfrutará con lo que esta historia ofrece. Diversas tramas que se entrelazan y se vuelve a alejar para converger en un final apoteósico que incluye un importante mensaje. Situaciones hilarantes que conviven con momentos llenos de tensión. Diálogos inteligentes que no dejarán indiferente a nadie. Una tragicomedia en toda regla que deleitará al respetable y con la que todos y cada uno de los actores disfrutarán.
Y aún así, las ideas siguen llegando y otros proyectos llaman a la puerta. Con la imaginación despierta y la creatividad a flor de piel, las ideas se van amontonando pidiendo paso. Un nuevo guión para un cortometraje que no deja de dibujarse en mi cabeza. "Solo" lo he titulado, o más bien se ha titulado. Una historia llena de misterio con un giro argumental que sorprenderá a todos. Una auténtica explosión. El breve relato que invita a una experiencia cambiante y que supone la mezcla de sentimientos encontrados. Se trata del segundo cortometraje incluido en el proyecto "Azúcar y sal" (una serie de cortometrajes).
Por supuesto, no hay que olvidar otros proyectos abiertos para finalizar a largo plazo. La novela "Alba" sigue viento en popa. Quizá se trata del proyecto más complejo y con más tramas que estoy creando. Merece la pena sólo por la satisfacción que siento al ver cómo cobran vida mediante palabras y frases personajes y situaciones bastante interesantes y que van dando un sentido al conjunto.

Hoy finalizo con una frase de Jean Paul Sartre:
"Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace".

¡A seguir trabajando!

Donnie Brasco

Tenía esta película guardada como oro en paño. Las expectativas en ella eran demasiado altas y lo cierto es que la guardaba para una ocasión especial en la que pudiera saborear cada plano, cada frase de la forma que merece. Hoy he tenido la ocasión de hacerlo y, mejor aún, en VOSE. Algo que, sin lugar a dudas, le suma una gran cantidad de puntos.

Antes de nada, debemos saber que la historia que relata esta película está basada en una historia real sobre un agente especial del FBI, Joe Pistone, que se infiltra en una banda de mafiosos en decadencia con el fin de darles caza. Pistone se hace pasar por Donnie Brasco, un joyero que se gana la confianza de Lefty, un pistolero en horas bajas que es ninguneado por todos. Joe se mete tanto en el papel que se aleja tanto de su familia como de la verdadera razón que le hace estar en esa situación.
Tenemos un guión adaptado magnífico cuya estructura ha sido diseñada para mantenerse sólida durante toda la película, sostenida por una acción franca que no deja de sorprendernos y unos diálogos inteligentes llenos de contenido y doble sentido, que en muchas ocasiones se tornan comunes, algo que proporciona un respiro.
Esta historia no sólo representa el organigrama y las normas de una familia mafiosa; sus acciones ilegales para buscarse la vida o los problemas internos que pueda tener una banda. Se trata de un completo análisis sobre el trabajo de los agentes especiales del FBI que deben infiltrarse adaptando identidades y comportamientos falsos, sobre la gestión de sus dobles vidas y cómo les afecta este tipo de trabajos. Pero también de lo que ocurre cuando se implican demasiado y cruzan líneas rojas que suponen la diferencia entre interpretar un papel o ser parte del problema. Esta parte es, sin lugar a dudas, lo que más llamativo resulta del guión y lo que hace esta historia interesante. También trata el deterioro de la relación de Pistone con su mujer y sus hijas en una subtrama que da más que oxígeno a la trama principal, y el acercamiento de Pistone a Left, con el que mantiene un trato fraternal y al que trata de proteger en todo momento.
Se trata de un guión completo con varias tramas que interactúan entre sí de forma paralela pero manteniendo las distancias. En las que los diferentes clímax llegan en el momento necesario para mantener nuestra atención y en el que ciertos giros sirven para mantener el guión caliente. Bien cierto es que el peso ni la importancia de esta historia pueda competir con otros grandes del género, pero si algo hace es cumplir con lo que ofrece y eso es más que suficiente para que su visionado suponga un deleite para los amantes del género. El que no sea demasiado pretenciosa le da ese toque de calidad que la hace tan interesante.

Una lástima que la realización sólo cumpla y no se acerque a la calidad de otras producciones. No se ha sabido aprovechar la grandeza del guión para tratar de apoyar mediante tiros de cámara, movimientos o tipos de planos el discurso que ofrece. Newel únicamente se dedica a relatar la historia con un tipo de tomas predefinidas para el género, quizá en momentos puntuales se tome alguna licencia para deleitarnos con planos más arriesgados que ayudan a la narración. Pero no dejan de ser simples espejismos en medio de un desierto.
La puesta en escena toma ejemplo en otras grandes como "Uno de los nuestros" de Scorsese, aunque salvando algunas diferencias, mientras que la ambientación ochentera está más que lograda. Tanto en los decorados como en la caracterización de los personajes.
Mientras que los silencios juegan un papel importante (como en toda película de este género), la banda sonora entra en acción en momentos puntuales íntimos de algunos personajes y en ciertas ocasiones en los que la acción requiere de fondo musical para potenciar las sensaciones derivadas de las acciones.


Pero si hay algo de esta producción que no pasa desapercibido, eso son las actuaciones. Comenzamos con un impecable Al Pacino al que ya acostumbramos a ver en este tipo de rol en el que muchos ya encasillan. Una actuación soberbia con la que en esta ocasión encarna el rol de un mafioso decadente que no es más que ninguneado por todos sus compañeros y sin más aspiración que seguir siendo el pelele que todos los que logran ascender se pasan como si de una pelota se tratase. Tanto el comportamiento como los movimientos, la forma de gesticular o de hablar con la que Pacino representa su papel, le alejan de aquellos roles a los que tan acostumbrados nos tenía en sus otras películas. Pero esto no implica que si intervención haya resultado ser de peor calidad. Todo lo contrario. Pacino nos regala un personaje despreciable pero a la vez tan humano que nos impide odiarle.
Depp no logra una interpretación tan espectacular como en otras producciones pero podemos comprobar cómo brilla en ciertas secuencias con luz propia. Él se encarga de encarnar al propio Joe Pistone. Depp refleja con fidelidad la degradación que Pistone sufre a medida que se ve más involucrado en los asuntos de la mafia, así como el distanciamiento al que se somete de forma voluntaria de su propia familia y su anterior vida. Depp se ha sabido adaptar a un género interesante y complejo en el que los cambios de sensaciones y sentimientos se dan de forma brusca.
Michael Madsen es quien da la sorpresa con una intervención sublime en esta producción. Él se encarga de representar a Sonny el negro, un tipo al que la suerte le pone en bandeja un ascenso. Madsen se muestra sobrio y sereno durante todas y cada una de sus apariciones en pantalla. Es uno de esos actores secundarios que bien pueden ocuparse de un papel con mayor peso.
El aspecto negativo lo marca la simplona interpretación de Anne Heche. Sólo en algunos momentos en los que su personaje juega un papel importante para la trama, Anne muestra potencial mediante una interpretación en la que se puede servir como apoyo. Lo cierto es que resulta una lástima que la importancia de este personaje se diluya por una interpretación vaga y alejada de toda realidad.

Donnie Brasco contiene todos los elementos de una película sobre la mafia solo que se centra más en otros aspectos en los que en otras producciones pasan desapercibidos. Como por costumbre, consigue reunir una amplia gama de clichés y tópicos que se disuelven a medida que llegamos al final.
Lo mejor es el pertinente análisis que lleva a cabo durante toda la película y la tensión que nos acompaña durante toda la película. Lo peor es la mala interpretación de algunos secundarios.
Si os gusta el cine de mafiosos y, además, inspirado en una historia real, ésta es vuestra película. Yo os recomiendo que la reviséis en VOSE para no perder ni un ápice de la impresionante interpretación.

miércoles, 8 de abril de 2015

NO REMUNERADO

En los últimos días he podido comprobar cómo proliferan anuncios en los que se busca cubrir tareas de realización o de producción audiovisual. Los hay de diversa índole, con diferente diseño. Pidiendo cubrir puestos muy diversos. Pero lo curioso es que todos coinciden en algo: el salario. Y lo más gracioso e indignante es que en todos se refleja de forma clara la frase: "NO REMUNERADO". Así, en mayúsculas.
Lo cierto es que quizá estos anuncios estén cobrando mayor protagonismo por que son subidos por aquellos a los que van dirigidos, que hartos de esta situación quieren hacer público algo que es el pan nuestro de cada día. Un auténtico desprecio a una profesión como otra cualquiera quizá potenciado por la crisis, la austeridad en ciertos proyectos y la poca vergüenza de quienes buscan empleados que desempeñen un trabajo a coste cero.

Yo, personalmente, he sufrido la desfachatez de algunos de estos sinvergüenzas en mis propias carnes. Primero suelen regalarte el oído diciéndote que eres el mejor y el más adecuado para el proyecto, que sin ti no habría proyecto, que les gusta cómo trabajas, que eres un profesional... Palabrería barata con la que pretenden cegarte. Luego te hablan del proyecto y te lo ponen por las nubes para, a continuación, dejarte claro que te están haciendo un favor incluyéndote en el equipo y comienzan a decirte que moverán el proyecto en nosequé festivales, que aparecerá en nosequé publicación de nosequé revista especializada, que lo publicitará nosequé cadena de televisión, que está apoyado por nosequé institución o gobierno... Y concluyen con un contundente "te vendrá muy bien para rellenar currículum" y entonces sueltan la traca final como para justificarse: es que es un proyecto de presupuesto cero, es que no tenemos pasta, es que esto lo hacemos por amor al arte, es que yo no cobro... Y te sueles quedar con una cara de tonto bastante importante.
De por sí ya has perdido tiempo escuchando tanta memez y tanto insulto a tu inteligencia, a tu trabajo y tu profesión. Pero más tiempo, y categoría,  perderías si dices que SÍ a semejante propuesta.
Claro que luego están esos que pretenden que les hagas de todo. Esos son los "ya que está usted aquí" me hace un completo por el mismo precio: cero. Porque los hay que te contratan como editor y terminas siendo el que graba, el que edita y hasta el que lo promociona, y si ven que tal hasta el que les hace las tareas de la casa... Cuando contratan un fontanero no le piden que se encargue del sistema eléctrico, ¿verdad? Pues aquí, igual. Si me contratas como editor únicamente, no esperes que sepa, o quiera, hacer más de lo que supongan mis funciones como editor. Porque cada cosa tiene un coste.
Porque es que hay quien piensa que escribir, grabar o editar es un proceso mágico que se produce en apenas unos minutos. No ven que para llegar al resultado final, al proyecto pulido que se les entrega en mano y bien calentito, ha habido antes un proceso de pugna entre tus propias ideas y el proyecto para lograr el mejor resultado final. Ha habido una labor que lleva horas y horas hasta conseguir finalizar el proyecto. Pero no, esta gente que ofrece "trabajos" no remunerados encima se toma la licencia de ser exigentes y poco pacientes.

A mí me hace gracia esa gente que se piensa que los de audiovisuales (así como pasará en otras profesiones), como "hacemos algo que nos gusta", lo debemos hacer de forma gratuita. Porque claro, nos gusta y eso no es trabajar.
Se olvidan de que para llegar a ser lo que somos, para saber hacer lo que hacemos, debimos invertir tiempo y dinero en nuestra formación, debimos gastar mucha pasta en comprar material con el que trabajar (el que se mueve por este mundillo sabe que cualquier cosita insignificante vale una auténtica pasta) y que cuando "hacemos lo que nos gusta" (trabajar en un puesto de nuestra profesión, esa que escogimos estudiar por vocación) estamos trabajando, echándole horas a un proyecto sea del tipo que sea y sea de la forma que sea, y partiéndonos el culo porque salga lo mejor posible.
Así como un fontanero, un abogado o un carnicero cobran por ofrecer sus servicios; nosotros, cámaras, técnicos de sonido e iluminación, editores... también queremos cobrar por nuestros servicios. Porque aunque muchos digan: "Eso lo hago yo". A la hora de la verdad, no saben hacerlo o no lo hacen con la profesionalidad de alguien que sabe. Entonces, como se suele decir, no me pagas por apretar un botón, me pagas por saber qué botón apretar.
También me gustan esos a los que les sacas un presupuesto (muy pero que muy ajustado) y se echan las manos a la cabeza. ¿Qué esperan? ¿Que les salga gratis algo que es un capricho? ¿Algo a lo que le vas a echar muchas horas y trabajo? ¿Acaso ellos no cobran lo que creen oportuno por su trabajo? Ah, claro. Es que como lo nuestro no es un trabajo, es un pasatiempo que hacemos por pura diversión...

En fin, este es un mensaje para aquellos cara duras que tienen la poca vergüenza de ofrecer un "trabajo" no remunerado. Piensen en si les gustaría a ustedes trabajar gratis antes de ofrecer algo así o de publicar un anuncio. ¿Acaso piensan que nosotros vivimos de los abrazos y las buenas palabras? Nosotros también tenemos que pagar facturas e impuestos, tenemos que vivir y queremos vivir de nuestro trabajo de forma honrada como todo ser humano. Estamos indignados, hartos. Y no vamos a permitir que se nos siga vapuleando y menospreciando nuestra labor, nuestro trabajo, de esta manera. Yo no quiero seguir rellenando currículum, y si lo hago será con proyectos personales. Yo quiero poder vivir de mi profesión, de lo que me gusta y sé hacer. Y para conseguirlo tengo que cobrar dinero, no buenas palabras ni en especias. Téngalo muy en cuenta.
A mis compañeros sólo puedo decirles que no teman en decir que NO a ese tipo de "trabajos" por los que no van a cobrar un duro. Cuiden su dignidad y la de sus compañeros, porque nadie lo hará por ustedes. Y tengan claro que muchas veces un NO, no cierra puertas sino que las abre. Sólo nosotros podemos devolver la dignidad a nuestra profesión y evitar estos abusos. Sólo nosotros nos podemos defender de tanto sinvergüenza.

domingo, 5 de abril de 2015

R.I.P.D.

El tándem acción y risas siempre ha formado un binomio triunfal en el cine. En esta ocasión no iba a ser para menos. Se trata de una parodia que no necesita alma propia para llegar a convencer al espectador de pasar un buen rato. Y lo cierto es que esa es la conclusión y el sabor de boca que nos deja al llegar a los créditos finales. No se trata de una producción cuya historia sea trascendental y cuya trama elaborada nos invite a reflexionar sobre algo. R.I.P.D. tan sólo busca el beneplácito de un espectador poco exigente que quiere disfrutar de una película sin demasiadas complicaciones. Y eso es exactamente lo que consigue.

Enseguida caemos en la cuenta de que se trata de una parodia en toda regla del cine policial que, eso sí, respeta valores como el compañerismo y la autosuperación que lo caracterizan. Esta película nos embarca en una aventura donde la ironía y la comedia, junto con la trepidante acción, son los pilares fundamentes de un argumento simplón y bastante predecible, cuyos giros argumentales se ven a leguas. Quizá éste sea el lastre que le impida convertirse en una película aclamada por la crítica pero que aún así es recibida con alegría por el público.
La sátira y la ironía con la que se viste lo que en principio aparenta ser algo serio, son el punto fuerte que se mantiene a lo largo de toda la película y que la hace tan entretenida. El cómo situaciones terribles y dramáticas son tratas con un humor negro bien trenzado y casi infantil con el que consiguen captar y sostener durante toda la película nuestro interés.
Las situaciones inverosímiles plagadas de gags cómicos y los diálogos llenos de humor son un total acierto para este tipo de películas. Y todo sin dejar de lado un argumento serio digno del género de acción y policíaco, con giros y sorpresas en el que la acción nunca falta.

La realización se asienta sobre los efectos 3D. Y ha sido mediante los diversos movimientos de cámara y la agilización en el montaje que se ha conseguido la espectacularidad que caracteriza al cine de acción y que tan bien le ha sentado a esta producción. No sólo se ha respetado algunas situaciones arriesgadas sino que se han potenciado mediante tiros de cámara y planos en los que el movimiento interno dan aún más vertiginosidad si cabe.  Las arriesgadas perspectivas con las que se toman algunas secuencias son posibles gracias a los efectos digitales, pero lejos de echar a perder parte del encanto general de la película por poder quedar algo cutre, se convierte en una baza al parodiar al cine de Serie B, lo cuál ha conseguido conquistarnos sin más a los más nostálgicos.
Por lo que es cierto que los efectos especiales no son de lo mejor que se ha visto en el cine pero cumplen rigurosamente y en algunas secuencias son bastante espectaculares.


Protagonizada por la típica extraña pareja que siempre ha copado este tipo de género, en este caso es el turno de un correcto Ryan Reynolds que no es capaz de quitarse la máscara de guaperas de acción y que aporta a la dupla un rol más serio, necesario para que el juego entre ambos personajes sea efectivo, y un increíblemente gracioso Jeff Bridges que con muecas y un diálogo apropiado, ejerce el rol de fanfarrón sabiondo e irascible pero con sentimientos al fin y al cabo.
La actuación de Bridges es simplemente lo mejor de la producción. Sobre sus hombros se asienta gran parte de la química que desprende esta película y sin él, con toda probabilidad, no sería la misma película.
Kevin Beacon es el encargado de representar al antagonista. Un enorme Beacon al que ya acostumbramos a ver en esta clase de papeles y que sabe bordar tan bien. Este papel no le podría ir mejor a otro.

Ésta es una de esas producciones que te deja con ganas de más. Simple en todos sus aspectos pero con un argumento cuya esencia es bastante interesante. Alejada de un cine de autor, más bien se trata de una producción más industrial donde priman los clichés y la parodia, y no se trata de hacer llegar un mensaje claro. Bien ejecutada, logra su propósito: entretener. No hay que buscarle más patas al gato.
Lo mejor es, sin dudas, la gran intervención de Jeff Bridges de principio a fin. Y quizá lo peor sea esa falta de espíritu que le de su propia personalidad y lo desapercibida que pasa la interesante trama principal.
Si tan sólo queréis pasar un buen rato y reíros sin motivo aparente, tenéis que ver esta película.

La mujer de negro: El ángel de la muerte

Alejada de su predecesora, cambia una atmósfera adecuada para que prospere el terror por el susto fácil añadido en postproducción. Un error grave que arrastra hasta el final esta producción cuyo argumento invadido por los clichés no consigue enganchar ni asustar. Predecible, la repetición de algunas secuencias hace que a lo largo de la película se rompa el ritmo en más de una ocasión, por lo que el interés por llegar a ver los créditos finales se reduce considerablemente a medida que la película llega a una conclusión simplona y tan carente de vida como la interpretación que se pueda sacar de esta producción.

Si bien es cierto que el comienzo es esperanzador, pronto comprendemos que todo queda en un simple espejismo. Ambientada en un Londres, devastado por la Segunda Guerra Mundial, muy logrado gracias a los efectos especiales digitales y una ambientación (quizá lo único) digna, la trama transcurre con una lentitud inusual. Incluso en un principio parece tratarse de un género muy diferente al que publicita y se supone que pertenece. Pronto, diálogos monótonos y y vacíos, acompañados de alguna situación fuera de lo común pero para nada aterradoras, nos hacen descubrir un argumento plagado de tópicos típicos en el género de terror que se encuentra localizado en, como no, una casa embrujada.
Se han tratado de envolver todas y cada una de las tramas en un halo de misterio para tratar de atraparnos, pero en lugar de eso han conseguido que una capa densa de neblina nos impida ver lo verdaderamente importante, por lo que no tardamos en perder el interés en una película que, por momentos, parece dirigirse hacia ninguna parte. El guionista, Jon Croker, ha divagado y dilatado demasiado ciertas secuencias y situaciones, haciendo que la película se vuelva repetitiva y poco contundente.
Pero ese no es el único problema, ya que no ha logrado un equilibrio entre las acciones y los diálogos, siendo estos últimos los que nos guían por la trama. Pero lejos de ser buenos, los diálogos son inverosímiles y nada complejos, al igual que unos personajes vacíos y estereotipados.
El problema de esta historia es que únicamente llama nuestra atención en momentos puntuales en los que tienen lugar, más que acontecimientos sobrenaturales, situaciones sobrecogedoras que hacen que se nos encoja durante un breve instante el corazón. Quizá, si quitamos toda la paja que rodea a la esencia de la historia, podamos encontrar algo digno de ser contado. Una historia verdaderamente aterradora que casi pasa de puntillas y sin hacer demasiado ruido debido a que han primado los conflictos personales de cada personaje sobre la propia trama principal. Una fallo garrafal que merma la calidad de esta producción audiovisual.

Sólo cabe destacar en la realización, llevada a cabo por Tom Harper, algunos planos comprometidos que han sido encajados dentro de la más absoluta gama de tiros de cámara y planos que se usan con normalidad en este tipo de género. En este caso, la narración audiovisual es un mero conductor de lo que cuenta el guión. Se abusa de los sustos en postproducción dejando de lado la importancia de incluir efectos en la misma producción, los cuales son escasos y anecdóticos.
Abundan la consecución de primeros planos con planos de perspectiva para, mediante un juego de edición, veamos cosas donde antes no estaba. Algo muy típico de este tipo de "cine de sustos". También se nos presentan las diferentes estancias de las localizaciones mediante planos generales y hace uso de los planos detalle para mostrarnos objetos determinantes en la acción.
El montaje mantiene un ritmo pausado exceptuando aquellos momentos en los que se vuelve más frenético para representar de la forma más fiel posible situaciones límite en los que la acción cobra un sentido importante.
Los efectos especiales son la base de los sustos empleados para infringir el miedo que no se logra mediante otros elementos, aunque es cierto que se han visto mejores y con un efecto mucho más logrado. Lo cierto es que al comienzo hay un zoom out sobre la ciudad de Londres que nos sitúa a vista de pájaro para ubicarnos y hacernos conscientes del momento en el que transcurre la historia. Un efecto que aporta espectacularidad a la secuencia y que está bien incrustado.
Se ha empleado una banda sonora consecuente con las circunstancias de cada secuencia, lo que aporta su granito de arena a la ambientación. Quizá de las pocas cosas salvables de esta producción junto con los escatimados efectos sonoros.


El elenco de actores desconocidos ha sido un acierto para que nos centremos en la historia, eso sí, hubiese sido mejor si la historia hubiese sido buena. Tan sólo un rostro conocido entre los protagonistas/secundarios, Helen McCrory. Ella interpreta a una directora de colegio incrédula y asustada, incapaz de ver lo que otros ven. Sobria a la vez que sombría, Helen ha conseguido crear un personaje que va de menos a más y en el que consigue centrar parte de nuestro de interés. Mientras tanto Phoebe Fox se mete en la piel del personaje atormentado por un pasado que parece perseguirle. Una interpretación loable y llena de matices pese a todo. Ella cubre ese rol de protagonista que ejerce de heroína al descubrir los motivos de lo sobrenatural y combatirlo. Al igual que el secundario masculino, Jeremy Irvine, otro atormentado sobre el que se cierne el mismo aura misterioso que a la protagonista, algo que ha sabido llevar con determinación y sin flaquezas, aunque un tanto forzado en alguna secuencia.

La mujer de negro: El ángel de la muerte pudo ser mucho más de lo que fue. Una película carente de alma y que vaga sin rumbo cual fantasma sin objetivo. Las subtramas se comen una trama principal floja en argumentos cuya ambientación es poco más que digna. El abuso del susto fácil, que además se antoja escaso, es uno de los problemas que lastran a la producción. Un sinsentido en ciertos momentos que no logra engancharnos y que incluso dudamos de seguir viendo hasta el final.
Lo único bueno es la historia en la que se trata de asentar la trama principal; mientras que lo malo es que se diluye entre los conflictos de los propios personajes.
Absténganse aquellos que busquen una película de terror cuya historia sea memorable y efectos sean salvajes. No encontrarán más que el horror de una producción indigna del género llena de clichés que no ha sabido interpretar.

sábado, 4 de abril de 2015

¿Suicidio o asesinato?

¿Qué lleva a una persona a suicidarse? ¿Problemas personales, laborales? Quizá, algo insignificante para una persona puede suponer un gran problema para otra. Cada consciencia, cada persona, es un mundo, y cada mundo se desarrolla de forma diferente a otro. Por eso es difícil de explicar, y más aún, de entender. Por eso es tan difícil localizar a los suicidas y evitar la catástrofe más dolorosa para la sociedad. Porque los suicidios hacen cuestionarnos si el desarrollo de nuestra sociedad va por el buen camino o no; los fallos de una sociedad cada vez más despreocupada del individuo en favor de la mayoría.
Pero..., ¿qué hace a otra persona llevarse la vida de un semejante? Es aún más inexplicable. No encontramos respuesta razonable a tal infortunio y jamás, por muchos estudios e investigaciones que se lleven a cabo, se encontrará respuesta. Algunos estudiosos, investigadores, enseguida tratan de justificarlo mediante un convincente y recurrente "problema mental" o "depresión". En cierta medida, en la mayoría de casos, son certeras estas conclusiones. Pero, ¿qué lleva a una persona a cometer tal atrocidad, no sólo con su persona sino con la de otras personas?
Yo creo que son sociópatas. Personas que odian a otras personas y a sí mismas por pertenecer al mismo núcleo social que esos seres a los que odia. Personas que no encuentran su lugar en el mundo y deciden quitarse del medio, no sin antes hacer daño a la sociedad en la que viven porque le han llevado a su propia autodestrucción. O, quizá, tan sólo buscan hacer daño sin justificación alguna.
A lo largo de la historia ha habido asesinos en serie o asesinos comunes que han demostrado tener un odio injustificable e irrazonable hacia la sociedad; hacia sus comunes. Por ello han cometido sus viles actos. Encontrar a este tipo de personajes es imposible, ya que su conducta es impecable y normal, tal y como la de cualquier otra persona. Por eso, cuando alguien comete un despiadado asesinato, las declaraciones de sus vecinos o allegados son exactamente idénticas: "Era buena persona", "Nunca imaginamos que podría hacer algo así", "Él siempre se portó bien con su familia"... No. No hay un gen o algo que determine que una persona sea un suicida o un asesino. No hay nada que asegure que una persona es un psicópata. Absolutamente nada.

En los últimos días se está tratando de encontrar el motivo por el que un copiloto estrelló su avión deliberadamente para suicidarse. En principio se pensó, ya que está a la orden del día, que pertenecía a una banda terrorista. Luego, enseguida se supo que sufría depresión derivada de problemas personales y laborales, ¿o más bien frustraciones? Andrea Lubitz, por desgracia para los pasajeros del vuelo de la compañía Germanwings, decidió poner fin a su vida llevándose la de 150 inocentes a su paso.
Las últimas investigaciones tras localizar la segunda "caja negra" han dejado claro que Lubitz estrelló el avión de forma deliberada. Incluso aceleró y lo guió para asegurarse de que el impacto fuera fatal. Pero, ¿por qué? ¿Por qué este señor no se suicidó de otra forma? Yo me pregunto qué le llevó a hacerlo de esta manera. Quizá, en realidad, fue un cobarde para hacerlo por sí mismo y decidió que así no podría arrepentirse, que haciéndolo de esta manera no habría vuelta atrás y todo sería más rápido e inevitable. Encontró una oportunidad para hacerlo cuando se quedó solo, así nadie se lo impediría, ni si quiera él mismo. También puede ser que quisiera lograr fama a cualquier precio. Sabía que si lo hacía en la privacidad de su casa nadie se enteraría, sería un suicidio anónimo más que no pasaría a la historia, algo insignificante. El quería fama, ¿no?
Es entonces, meditando sobre las diferentes teorías, cuando surge la cuestión: ¿Suicidio o asesinato? Quizá Lubitz no era más que un sociópata. Alguien que culpaba a la sociedad de sus problemas y frustraciones que encontró la forma de devolver el "daño que le habían ocasionado". Es probable que entendiera que sólo así, además, podría hacerse un hueco en la historia y ser famoso a nivel mundial aunque fuera por unos días o tal vez unos meses. Su nombre pasaría a la historia negra. Lubitz no cometió un suicidio con daños colaterales sino un asesinato masivo. Y esto es lo que se debe investigar.
Ahora llega el tiempo de la reflexión. De buscar métodos nuevos o cambiar el sistema o protocolo para que algo así no vuelva a producirse. Pero volvemos a lo del inicio... Es tan complicado, por no decir imposible, predecir que algo así sucederá; localizar a un psicópata o a un suicida. Por muchas medidas que se tomen, siempre habrá quien pase desapercibido y vuelva a cometer un acto así. Porque en realidad, nadie sabe nada sobre las personas con las que convive. No conocemos la verdad de nuestro semejantes. No conocemos nada sobre quienes nos rodean y todos podemos ser psicópatas.
Seguirán las investigaciones sobre Lubitz. No sobre cómo lo hizo, sino por qué lo hizo. Pronto sabremos más pero quizá nunca sepamos la verdad.