Tenía esta película guardada como oro en paño. Las expectativas en ella eran demasiado altas y lo cierto es que la guardaba para una ocasión especial en la que pudiera saborear cada plano, cada frase de la forma que merece. Hoy he tenido la ocasión de hacerlo y, mejor aún, en
VOSE. Algo que, sin lugar a dudas, le suma una gran cantidad de puntos.
Antes de nada, debemos saber que la historia que relata esta película está basada en una historia real sobre un agente especial del
FBI,
Joe Pistone, que se infiltra en una banda de mafiosos en decadencia con el fin de darles caza.
Pistone se hace pasar por
Donnie Brasco, un joyero que se gana la confianza de
Lefty, un pistolero en horas bajas que es ninguneado por todos.
Joe se mete tanto en el papel que se aleja tanto de su familia como de la verdadera razón que le hace estar en esa situación.
Tenemos un guión adaptado magnífico cuya estructura ha sido diseñada para mantenerse sólida durante toda la película, sostenida por una acción franca que no deja de sorprendernos y unos diálogos inteligentes llenos de contenido y doble sentido, que en muchas ocasiones se tornan comunes, algo que proporciona un respiro.
Esta historia no sólo representa el organigrama y las normas de una familia mafiosa; sus acciones ilegales para buscarse la vida o los problemas internos que pueda tener una banda.
Se trata de un completo análisis sobre el trabajo de los agentes especiales del FBI que deben infiltrarse adaptando identidades y comportamientos falsos, sobre la gestión de sus dobles vidas y cómo les afecta este tipo de trabajos. Pero también de lo que ocurre cuando se implican demasiado y cruzan líneas rojas que suponen la diferencia entre interpretar un papel o ser parte del problema. Esta parte es, sin lugar a dudas, lo que más llamativo resulta del guión y lo que hace esta historia interesante. También trata el deterioro de la relación de
Pistone con su mujer y sus hijas en una subtrama que da más que oxígeno a la trama principal, y el acercamiento de
Pistone a Left, con el que mantiene un trato fraternal y al que trata de proteger en todo momento.
Se trata de un guión completo con varias tramas que interactúan entre sí de forma paralela pero manteniendo las distancias. En las que los diferentes clímax llegan en el momento necesario para mantener nuestra atención y en el que ciertos giros sirven para mantener el guión caliente. Bien cierto es que el peso ni la importancia de esta historia pueda competir con otros grandes del género, pero si algo hace es cumplir con lo que ofrece y eso es más que suficiente para que su visionado suponga un deleite para los amantes del género. El que no sea demasiado pretenciosa le da ese toque de calidad que la hace tan interesante.
Una lástima que la realización sólo cumpla y no se acerque a la calidad de otras producciones. No se ha sabido aprovechar la grandeza del guión para tratar de apoyar mediante tiros de cámara, movimientos o tipos de planos el discurso que ofrece.
Newel únicamente se dedica a relatar la historia con un tipo de tomas predefinidas para el género, quizá en momentos puntuales se tome alguna licencia para deleitarnos con planos más arriesgados que ayudan a la narración. Pero no dejan de ser simples espejismos en medio de un desierto.
La puesta en escena toma ejemplo en otras grandes como "
Uno de los nuestros" de
Scorsese, aunque salvando algunas diferencias, mientras que la ambientación
ochentera está más que lograda. Tanto en los decorados como en la caracterización de los personajes.
Mientras que los silencios juegan un papel importante (como en toda película de este género), la banda sonora entra en acción en momentos puntuales íntimos de algunos personajes y en ciertas ocasiones en los que la acción requiere de fondo musical para potenciar las sensaciones derivadas de las acciones.
Pero si hay algo de esta producción que no pasa desapercibido, eso son las actuaciones. Comenzamos con un impecable
Al Pacino al que ya acostumbramos a ver en este tipo de rol en el que muchos ya encasillan. Una actuación soberbia con la que en esta ocasión encarna el rol de un mafioso decadente que no es más que ninguneado por todos sus compañeros y sin más aspiración que seguir siendo el pelele que todos los que logran ascender se pasan como si de una pelota se tratase. Tanto el comportamiento como los movimientos, la forma de gesticular o de hablar con la que
Pacino representa su papel, le alejan de aquellos roles a los que tan acostumbrados nos tenía en sus otras películas. Pero esto no implica que si intervención haya resultado ser de peor calidad. Todo lo contrario.
Pacino nos regala un personaje despreciable pero a la vez tan humano que nos impide odiarle.
Depp no logra una interpretación tan espectacular como en otras producciones pero podemos comprobar cómo brilla en ciertas secuencias con luz propia. Él se encarga de encarnar al propio Joe
Pistone.
Depp refleja con fidelidad la degradación que
Pistone sufre a medida que se ve más involucrado en los asuntos de la mafia, así como el distanciamiento al que se somete de forma voluntaria de su propia familia y su anterior vida.
Depp se ha sabido adaptar a un género interesante y complejo en el que los cambios de sensaciones y sentimientos se dan de forma brusca.
Michael Madsen es quien da la sorpresa con una intervención sublime en esta producción. Él se encarga de representar a
Sonny el negro, un tipo al que la suerte le pone en bandeja un ascenso.
Madsen se muestra sobrio y sereno durante todas y cada una de sus apariciones en pantalla. Es uno de esos actores secundarios que bien pueden ocuparse de un papel con mayor peso.
El aspecto negativo lo marca la simplona interpretación de
Anne Heche. Sólo en algunos momentos en los que su personaje juega un papel importante para la trama,
Anne muestra potencial mediante una interpretación en la que se puede servir como apoyo. Lo cierto es que resulta una lástima que la importancia de este personaje se diluya por una interpretación vaga y alejada de toda realidad.
Donnie Brasco contiene todos los elementos de una película sobre la mafia solo que se centra más en otros aspectos en los que en otras producciones pasan desapercibidos. Como por costumbre, consigue reunir una amplia gama de clichés y tópicos que se disuelven a medida que llegamos al final.
Lo mejor es el pertinente análisis que lleva a cabo durante toda la película y la tensión que nos acompaña durante toda la película. Lo peor es la mala interpretación de algunos secundarios.
Si os gusta el cine de mafiosos y, además, inspirado en una historia real, ésta es vuestra película. Yo os recomiendo que la reviséis en
VOSE para no perder ni un ápice de la impresionante interpretación.