Bien es cierto que tanto su contenido como su continente son atractivos aunque todo ocurre a una velocidad de vértigo y apenas nos da tiempo a digerirlo como es debido.
Ambientada en un futuro cercano (al menos en aquel entonces) y distópico, Carpenter nos llevar a una Nueva York asolada por el crimen donde se toma la medida drástica de encerrar a todos los convictos en la isla de Manhattan bajo fuertes medidas de seguridad y donde impera la ley del más fuerte.
Tras el secuestro del presidente, deberán recurrir a Plissken para que lo rescate ofreciéndole la libertad a cambio.
A simple vista, tenemos un argumento simple, demasiado explotado. Pero lo que hace interesante a esta película es el ambiente de contrastes que retrata con cierta naturalidad. Tenemos a un lado del muro a una civilización organizada, impoluta y sistemática; mientras que por otro lado tenemos el caos, la ruina y un sistema de valores basado en lo material. Un claro ejemplo de lo que podría tener lugar si no se combate el crimen con un sistema que permita la reinserción en lugar del castigo o el abandono. Del mismo modo se muestra cómo la sociedad es capaz de reagruparse en clases mediante clanes entre los que existe una rivalidad por mantener la supervivencia al precio que sea. Y el nexo de unión entre estos dos mundos no puede ser otro que un personaje ambiguo, de doble moral, que no sólo mira por su bien propio sino que se calza la capa de héroe cuando es necesario. Un antihéroe convencional que ya es carismático desde su primera aparición tanto por su pasado como por su interesante presente. De una forma indirecta, Carpenter también hace crítica a la forma en la que EEUU trata a sus "héroes", al utilizarlos indiscriminadamente con el fin de salvaguardar los intereses de la nación sobre el de los propias personas.
El guión se ha narrado a un ritmo vertiginoso. Las acciones se suceden sin darnos respiro, los diálogos son directos y elocuentes. La agilidad con la que todo tiene lugar es fundamental y sirve como apoyo a la excelente ambientación conseguida. Un plus que la hacen aún más interesante y particular. Tanto como para convertirse en un referente del género.
La iluminación es espectacular, envolviendo en una oscuridad asumible a los personajes así como creando contrastes de claro/oscuros que proporcionan vistosidad a los planos. También se emplea para dar profundidad y crear diferentes niveles para obtener una rica puesta en escena.
A la lograda ambientación y el impecable vestuario hay que sumar una banda sonora de estilo electrónico un tanto estridente y ochentera que le viene al pelo para volver más épicas ciertas situaciones.
El resto del reparto cumple las con las expectativas aunque no están, ni mucho menos, a la altura de estos dos titanes sobre los que se carga el peso de la interpretación.
Rescate en Nueva York es un referente para el género, el cuál ha servido para marcar los pasos a seguir de todo aquel que trata de representarlo.
Es una película atractiva cuyo texto a simple vista es simple: una misión suicida para rescatar al presidente de los EEUU; pero con un subtexto rico que nos muestra cómo sería la sociedad sin la importancia de la reinserción, el estado anárquico que se implantaría así como una crítica al sistema de valores de los EEUU.
Es un clásico que no os podéis perder.
Por cierto, un dato para los jugones. El personaje de Snake, de la saga Metal Gear Solid, está inspirado en el protagonista de esta película. Es evidente, ¿no?