sábado, 31 de enero de 2015

Batman Arkham Asylum

He podido jugar a esta joya en Xbox 360 y puedo asegurar que es un imprescindible de la generación pasada. 
Basado en la saga Mythos, este videojuego de acción-aventura nos pone en la piel del mítico superhéroe de Gotham para detener al Joker después de que éste tomara el asilo de Arkham, y evitar así que lleve acabo el maléfico plan de crear unos seres capaces de destruir la ciudad.
Descubrimos los verdaderos planes del Joker a medida que avanzamos por la isla en la que se encuentra el complejo psiquiátrico, en una historia realmente interesante que no pierde intensidad en ningún momento. En nuestro recorrido por la isla nos encontramos con submisiones que nos sirven para comprender más acerca de ciertos personajes y de la misma isla, así como de algunos enemigos. Pese a lo que se pueda pensar, estas submisiones no rompen la continuidad del juego sino que lo enriquece sobremanera. 
Nos enfrentamos con enemigos míticos del murciélago a modo de boss final de cada nivel, como el Cocodrilo, Bane o el Espantapájaros, que logra mediante sus drogas sumergirnos en los miedos más profundos del héroe de los que tenemos que escapar gracias a una especie de minijuego bastante entretenido que se repite en varias ocasiones a lo largo de la aventura. 
Según recorremos edificios y zonas de la isla nos encontramos con acertijos de Enigma, los cuales, tras resolverlos, nos dejan contenido extra como las biografías de los personajes del universo de Batman, fotografías o archivos de audio que nos sirven para conocer más sobre los personajes y sobre cómo se ha llegado a esa situación en la isla, además de la necesaria experiencia. Un plus que complementa una historia bastante entretenida y que alarga un poco la vida del videojuego.
Las armas son necesarias para dar, en muchos casos, con estos acertijos y para poder seguir avanzando en los diferentes niveles. El amplio repertorio armamentístico se ve aumentado cada vez que avanzamos en el juego, bien logrando acceder a una zona o terminando con algún enemigo. Estas armas, al igual que las capacidades del héroe, pueden ser mejoradas con puntos ganados en combate o al descubrir los acertijos de Enigma. Un toque RPG muy útil y bien incrustado con el modo de juego.


Manejamos a Batman en tercera persona. Cada detalle visual y sonoro ha sido cuidado con esmero para lograr una obra audiovisual de calidad. Tanto el entorno como los personajes están bien construidos mostrando un aspecto único que les dota de realismo tanto en los vídeos como en el propio juego. De modo que el apartado gráfico se convierte en uno de los puntos fuertes de este videojuego. Y hasta tal punto llega que podemos comprobar como a medida que avanzamos por la historia del juego, el traje de Batman sufre un deterioro visible. Un detalle visual muy a tener en cuenta y que da ejemplo de cómo todo ha sido cuidado, hasta en lo más mínimo. 
La atmósfera que presenta Batman Arkham Asylum es muy parecida a la producción cinematográfica dirigida por Nolan y encabezada por Bale, mostrando entornos lúgubres y oscuros, además de una historia visceral y sanguinolenta muy cercana a la de los films. Incluso el doblaje del héroe parece ser el mismo, o muy parecido, al de las películas. Este hecho lo hace más atractivo si cabe.
En cuanto a los efectos de sonido, están tan bien cuidados como la imagen. Efectos reales de agua cayendo, de los pasos e incluso de la capa al moverse; efectos con los que la inmersión en la historia es aún mayor. La banda sonora juega un papel importante, siendo partícipe en la acción en algunos momentos y fomentando esa ambientación conseguida por los efectos visuales. La música varía según el momento y lo que ocurre.

La jugabilidad es buena, pronto nos acostumbramos a unos controles cómodos y accesibles que nos permiten hacer de todo y no suponen un impedimento a la hora de hacer cualquier cosa. La libertad que ofrece la cámara es otro punto en el favor de la jugabilidad, ya que para algunos puzzles necesitamos de esta opción. El modo detective es un gran aliado para encontrar los acertijos de Enigma y la hora de enfrentarnos a ciertas situaciones o enemigos. La inclusión de este modo es de gran ayuda para el jugador y ofrece nuevas opciones muy a tener en cuenta.
Pese a que no hay gran variedad de enemigos, la dificultad que presentan en batalla aumenta a medida que avanzamos de forma paulatina, por lo que el grado de dificultad está más que bien ajustado. Aunque lo cierto es que algunas situaciones o enemigos nos lo ponen bastante difícil, pero no imposible. 


Batman Arkham Asylum es el comienzo de una saga imprescindible con una ambientación de cine y una historia más que interesante. Es ese tipo de aventuras que consiguen mantenerte pegado a una consola durante días, y que aún tras haber finalizado el juego puedes sacar algunas horas más buscando los acertijos de Enigma o completando el modo Desafío. Un juego único perfecto para los amantes del héroe de Gotham y para lo que tan sólo buscan un reto que afrontar.
Con toda probabilidad lo mejor de este juego sea su ambientación y tan sólo podemos sacarle un defecto, que la historia sea, en ciertos momentos, un tanto previsible. Pero vamos, por sacarle algún fallo. Estamos ante un juego total que nos dará más de un buen momento. 


viernes, 30 de enero de 2015

Tres+Dos=WERT

Como bien se dice, lo libros curan la enfermedad más peligrosa para el ser humano: la ignorancia. Pues parece ser que el gobierno actual pretende crear una sociedad ignorante capitaneada por los cuatro ricachones bobos que se puedan costear unos estudios decentes (y comprar el título en muchos casos).
Tres años de carrera y dos de Master (cada vez más caros, por cierto) es lo que plantea ahora el partido de la gaviota para seguir aumentando la ruptura entre clases y continuar asfixiando a quienes quieren estudiar pero no se lo pueden costear. Más materia en menos tiempo, matrículas más altas y lo caro que sale repetir... Está claro que el señor Wert y su gobierno continúan con la criba educativa con la que empezaron desde el comienzo de su mandato, con la cuál no pretende equiparar el nivel educativo de España al de Europa, sino conseguir que tan sólo una clase elitista se pueda pagar los estudios universitarios.
¿No os suena a algo? Esto nos llevará a una España de dos clases: la que tiene estudios y la que no, los ricos y los pobres, los amos y los siervos. Si, ya sé que suena duro, pero es a lo que nos están llevando con unas políticas que para nada benefician a la clase media trabajadora, a la que cada vez aprietan más con subidas de impuestos imposibles de afrontar y sueldos o pensiones miserables con los que apenas se puede sobrevivir.
Me hace gracia oír a los de turno decir que es lo mejor para lograr que nuestros estudiantes lleguen al nivel de Europa. ¿Cómo? ¿Cambiando cada cuatro años las normas educativas? ¿Encareciendo los estudios para que quien tenga capacidad pero no pueda pagar no estudie? Ese no es el camino y los datos lo dejan cada vez más claro. La educación pública no es mala, sólo está mal gestionada. No se puede cambiar el plan educativo cada poco tiempo. Un comité especializado (de verdad) debe plantear un plan educativo sólido y a largo plazo que sea beneficioso para los estudiantes y que, en realidad, nos pueda equiparar al nivel de la Comunidad Europea. Y el gobierno de turno debe apoyar esto a pies juntillas sin tratar de meter mano en algo que no le debería competer. Por que para crear un buen sistema educativo no deben interferir políticos que apenas tienen estudios, deben intervenir profesionales del sector que sepan con certeza lo que es mejor para un estudiante. Y, por supuesto, los propios estudiantes, con los que nunca se cuenta.
Un gobierno no puede ser sectario y fomentar una educación privada poniendo en duda el valor, y bajando la calidad, de la enseñanza pública. Esto no lo podemos permitir, no debemos dejar que corrompan la educación pública en favor de la privada.

El gobierno debería ayudar a que la educación para sus ciudadanos fuera lo más accesible posible y de la mejor calidad. Pero este gobierno se ha olvidado de esto para desgracia nuestra. Ojalá, aunque ahora suene como una utopía, algún día llegue alguien que consiga una educación pública de calidad y para todos. Ojalá...

jueves, 29 de enero de 2015

¿Y ahora quién repartirá collejas?


Hoy hemos despedido a una musa del teatro; una comedianta única en la televisión. Hoy se nos va una persona entrañable que ha formado parte de nuestra cultura audiovisual y que se ha ganado el respeto de compañeros y del público por méritos propios. Decimos adiós a un torbellino capaz de afrontar cualquier rol, cualquier registro. Una de esas actrices que llenaba una habitación con sólo entrar en ella. Que daba color a la escena y aportaba vitalidad a sus compañeros.
Amparo no interpretaba un papel, no hacía de un persona. Lo era. Ella se cubría con la piel de sus personajes hasta el punto de lograr interpretaciones creíbles y dignas. Su labor sobre los escenarios o sobre una cámara iba más allá de actuar. Ella era capaz de transmitir una serie de sentimientos con tan sólo un gesto o un ademán, con una sola frase. Algo con lo que otros muchos sueñan. Ha sido admirable en cada uno de sus trabajo y quienes hemos podido disfrutar de ella la recordaremos con cariño, como ese que repartía mediante collejas o pura ironía en 7 Vidas.
Todos nos quedamos un poquito huérfanos al perder a una grande, a una de esas artistas que es capaz de sobrevivir al tiempo y a la ausencia, que se clava en el pensamiento colectivo de varias generaciones para sobrevivir a las tempestades del tiempo.

Adiós, Baró. Descansa en paz.

miércoles, 28 de enero de 2015

Vuelven las motos a Herrera

ACTUALIZACIÓN: 17-Febrero-2015.

¡ATENCIÓN!
 Cambio de fecha para la GRAN CONCENTRACIÓN NACIONAL DE MOTOS DE EL CIERVO ALADO - DELIADA. Debido a problemas ajenos a la organización de esta concentración, la directiva se ha visto obligada a cambiar la fecha del evento. Al final, y si nada lo impide, la fecha definitiva es 12, 13 y 14 de Junio. Justo un fin de semana antes de lo que estaba previsto. Apuntad esta nueva fecha en vuestros calendarios. RECORDAD: 12,13 Y 14 DE JUNIO. ¡NUEVA FECHA!

La directiva de Ciervo Alado - Deliada pide disculpas por las molestias que este cambio de fecha haya podido ocasionar.

¡Todos a las motos!

¡Gran noticia para los amantes de las motos!
Ya se ha puesto fecha oficial a la GRAN CONCENTRACIÓN NACIONAL DE MOTOS DE EL CIERVO ALADO -  DELIADA. La XX edición de esta emblemática convocatoria motera seguro que nos vuelve a traer espectáculo, pasión y, sobretodo, una convivencia única que aunará bajo unos valores únicos y especiales a moteros y habitantes de la localidad de Herrera del Duque (Badajoz). La fecha escogida han sido los días 19, 20 y 22 de Junio.
Si no os queréis perder una fiesta motera legendaria, no dudéis en acudir con vuestra moto a volar por las calles de Herrera del Duque.

Actualizaremos la información sobre la concentración en cuanto dispongamos de más datos.

martes, 27 de enero de 2015

La necesidad de amar

A lo largo de estos días he visto la promo de la vuelta del programa de Samanta Villar. En su estreno tratará un asunto que en los últimos años se ha puesto de moda y al mismo tiempo ha pasado desapercibido. Si, hablo de muñecos que parecen bebés reales por los que algunas personas llegan a pagar unos cuantos miles de euros. ¿Su función? Ser objeto de carantoñas y cuidados que no necesita.
Muchos pensarán que las personas que adquieren este tipo de muñecos están mal de la cabeza; otros, sin embargo, creen que es algo sin importancia, una moda que pasará como todas. ¿Yo? ¿Que qué creo yo? Yo creo que detrás de esta moda se esconde un problema realmente serio de índole psicológica. Quizá las personas que se hagan con estos muñecos y los cuiden, vistan y atiendan de la misma forma que harían con un bebé, sufren algún tipo de problema psicológico importante. Falta de afecto, o incluso excesivas ganas de dar afecto. La necesidad de cuidar y proteger, innata en el ser humano (bueno..., en la mayoría de los seres humanos), es la clave por la que las ventas de estos muñecos se han disparado. Quizá también interceda la soledad, ya que es un factor importante que llega a condicionarnos sobremanera. Y es que estos muñecos ofrecen posibilidades que o bien la naturaleza o bien las circunstancias no pueden ofrecernos como el tener un bebé eterno al que cuidar, sabiendo de primeras que no enferma y por lo tanto no muere, y que se mantiene en el mismo estado siempre: como un auténtico bebé. Este hecho habrá llevado a más de una persona a comprarlo.
Existen otra clases de muñecos cuyo uso se limita al de cubrir las necesidades sexuales. No hablo de las típicas muñecas hinchables, sino de verdaderas obras de arte que parecen personas de verdad con las que muchas personas (japoneses y chinos, sobretodo) comparten sus vidas de la misma forma que lo harían con una persona real. No sólo mantienen relaciones sexuales con estos muñecos sino que les llevan a cenar y a todos tipo de eventos, les compran vestidos y joyas... En definitiva, hacen que estos muñecos se conviertan en personas invitando al resto a tratarles como tal.
Pero, ¿si estos muñecos sirven para suplir ciertas necesidades humanas? ¿Qué tienen de malo? Pues lo malo viene cuando se traspasa esa línea que divide la cordura de la locura y una persona llega a considerar que su muñeco es real, que vive, y no sólo le ofrece esos cuidados ficticios que no le hacen bien ni mal, sino que abandona su vida por prestarse en cuerpo y alma a los cuidados del inanimado muñeco. Ahí es donde está el problema. En hacer que una vida gire en torno a algo que no tiene vida.

Este problema viene dado por el tipo de sociedad en el que nos hemos convertido. No es algo individual o casual. No. Es el efecto de una causa que venimos alimentando en las últimas décadas. Ese abandono del contacto real en favor de las relaciones virtuales. La desnaturalización del ser humano es una realidad candente que nos consume sin pausa.
Por eso, cuando veamos que alguien ama más a un muñeco que a una persona no pensemos que está loco de remate, pensemos que nosotros mismos hemos sido los responsables de llegar hasta ese punto. Aún podemos cambiarlo para evitar que vaya a más. ¿La solución? Ser más humano, ser más sociales.

La isla del tesoro

Un clásico que nos invita a viajar a bordo de la Hispaniola para vivir una aventura en la que el peligro y el misterio van de la mano. Una historia de piratas en la que abundan los estereotipos típicos de este tipo de novelas pero en la que se incluyen ciertos elementos que le aportan a la trama el aire fresco necesario para hacerla interesante. 
Ya desde el comienzo nos atrapa con unos personajes bien definidos y unas situaciones de lo más variopintas, que resulta cuanto menos estimulantes, ya que siempre ocurre algo y nunca se genera ningún vació entre los acontecimientos de cada momento. Los personajes nos mantienen entretenidos con sus relatos en primera persona, consiguiendo que nos sintamos presentes en su discurso.
La isla del tesoro, escrita por Rober Louis Stevenson, nos divierte a la par que nos enseña valores como la lealtad, el sentido del honor y la justicia, y de igual manera que muestra con las acciones de algunos de sus personajes lo que es la traición y la avaricia. Pero, como no podía ser de otra manera, las buenas acciones triunfan al final alzando con la victoria a aquellos que han actuado de la forma que se entiende más correcta. Ya que todo es subjetivo y se interpreta según con el cristal que se mire.

Stevenson supo retratar un gremio tan dispar como el del pirata. Algo que se ve bien reflejado en el capitán Silver, un hombre capaz de todo con tal de sobrevivir si no logra lo que pretende. Una persona astuta y con labia capaz de aprovecharse de cualquier ingenuo con el que se tope en su camino. El contrapunto lo pone Jim Hawkins, un jovenzuelo intrépido pero asustadizo que cae en las redes de Silver, de las que escapa gracias a la ayuda del doctor Livesey y el hacendado Trelawney.
Estos son los dos estereotipos extremos que se dan en la novela y que confluyen en una historia bien definida, con giros inesperados y que incluye más de una sorpresa. Una aventura envuelta por el misterio y el terror en ciertas ocasiones, herramientas que han servido para dar un toque de distinción a esta historia de piratas.

Gracias a una excelente composición de los capítulos y a una narración fluida, es una novela que se hace fácil de leer, salvo cuando en ciertos tramos hace referencia a términos de náutica que si no se entiendes pueden hacer que nos perdamos o que no entendamos algunas cosas que pueden resultar importantes. Pero por norma general se entiende todo, de principio a fin.
Algo interesante es la inclusión de elementos como personajes, lugares o situaciones reales en la novela. Un punto a su favor.

Estamos ante una obra completa que nos arrancará alguna que otra carcajada y nos hará sentir la tensión que sufren algunos personajes en ciertas situaciones. Una variedad de sensaciones a la que nos arrastra esta aventura única en la que los personajes rebosan vitalidad y una personalidad marcada con roles muy bien definidos.
Lo mejor de La isla del tesoro es su elaborada trama y cómo nos guía el escritor a través de la espléndida narración de Hawkins. Quizá lo peor sea que, en ciertas ocasiones, esta narración se vuelve demasiado técnica, haciendo que sea difícil de entender en algunos puntos determinados.

Si buscáis una aventura con la que pasar entreteneros, ésta es vuestra novela.

domingo, 25 de enero de 2015

Brindemos por el verdadero cambio

Que corra el champán e inunde las calles con alegría y aires de libertad. El pueblo toma el control, el pueblo decide y apuesta por un cambio necesario, alejado de la austeridad y los convencionalismos de una derecha que nos ahoga a todos. Una nueva Europa emerge del viejo cascarón que creó el bipartidismo, esa enfermedad que nos mataba poco a poco. Y aquí llega Syriza, y también Podemos, para librarnos de estas cadenas, como una opción, una escapatoria, esa bocanada de aire fresco que inunda nuestros pulmones y nos hace de nuevo respirar, y tener esperanza e ilusión; sentimientos que se perdieron en el tiempo junto con las ganas de lucha.
A España llegó Podemos como una verdadera bandera bajo la que muchos huérfanos políticos, que no han encontrado en las opciones de izquierdas (cada vez más desviadas a la derecha), se pueden arropar. El auténtico partido del pueblo al que hay que dar una oportunidad. ¿Qué podemos perder? Nada, porque no nos queda nada. Ellos nos lo han arrebatado todo. Por eso es tiempo de ser valientes y de mirar al frente, de luchar por conseguir algo mejor y no permitir a una panda de demagogos corruptos que nos signa robando y mintiendo, llevándonos sin rumbo hacia un abismo del cuál no podremos salir. Podemos, si, claro que Podemos. Y ellos serán las verdaderas víctimas pues perderán todos sus privilegios y Podemos restaurará un orden en el que el ciudadano tenga el control de su país y de sí mismos.

Estoy harto y cansado de escuchar las mentiras sobre las bondades del bipartidismo, de ver cómo nos tratan de convencer utilizando el miedo y la mentira, de cómo el populismo y la demagogia inunda los discursos de esos que sólo buscan el poder. El poder, ¿para qué? Para seguir manejándonos como fichas de ajedrez, destruyendo nuestras vidas al mismo tiempo que llenan sus bolsillos.
Si, estoy harto de la casta, de aquellos que defienden una etiqueta que ya no poseen. De los que se vendieron al mejor postor por salvar su piel. Estoy harto de la austeridad, de que nos mientan sobre nuestra propia situación con bonita palabrería. De oír que la situación mejora cuando la realidad es muy distinta.
Recordemos todo lo malo a la hora de acudir a las urnas, no seamos borregos. El voto es nuestro mejor arma, usémolos en nuestro favor y no en el de otros. Votemos más con la cabeza y menos con el corazón. No nos guiemos por herencias políticas o por la pura inercia. Seamos conscientes de nuestra situación y elijamos en consecuencia.

Hoy ha comenzado el cambio en Europa. Grecia ha sido la primera. Esperemos que España siga su rastro. Pero, atención, no bajemos la guardia, analicemos los detalles. La situación es la siguiente: Tenemos al "PSOE" y "PP" griegos sumidos en una oscuridad a la que ellos mismo se han llevado, un partido de izquierdas (que para nada es radical pese a que muchos nos lo quiere hacer ver así) con una mayoría absoluta aplastante, el verdadero partido del pueblo por fin se hará cargo del pueblo, y asoma por el horizonte un partido de extrema derecha, Neo Nazi, con esto sí que hay que tener cuidado y prestarle la suficiente atención.
En Grecia se está dando el verdadero cambio, no el que muchas marionetas de cartón quieren vendernos, por ello, cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, por las tuyas a remojar. Y Rajoy tiene una barba considerable.

Podemos, claro que Podemos.

lunes, 19 de enero de 2015

Los mundos de Coraline

Henry Selick nos lleva de la mano de Coraline a descubrir un mundo único creado mediante la técnica stop motion en el que sentimos emociones de todo tipo. Una aventura llena de color que se vuelve un tanto lúgubre en todos los aspectos y que finalmente se inunda de luz al mostrarnos el mensaje que guarda para nosotros y la pequeña Coraline.

Descubrimos junto con Coraline lo que parece un nuevo mundo en el que se le dan unas atenciones que en el mundo del que procede no se le dan. Al sentirse ignorada casi por completo por sus padres, viaja con frecuencia a este nuevo mundo hasta que descubre las verdaderas intenciones de su "otra madre" y decide hacerle frente para poder escapar de las redes de esta dimensión y salvar, así, todo cuanto quiere.
Nos encontramos ante una historia íntima y algo subreal, digna de la imaginación de una niña como Coraline, en la que nos vemos envueltos de forma irremediable en un torbellino hipnótico del que no podemos escapar. Selick nos deleita con una historia fantástica que guarda ciertas similitudes con la Alicia de Carroll, una producción de calidad con la que se consolida en el mundo de la animación como uno de los mejores en el clásico arte del stop motion. Y todo es gracias a la creación de unos entornos mágicos que se mueven en cada plano y se mantienen vivos durante toda la obra, siempre cambiante, sobre los que se mueven unos personajes variopintos que lucen con personalidades muy dispares. Una adaptación que casi supera a la obra original de Gaiman (en la que se basa), en la que las letras se tornan en volúmenes bien contorneados. Vivimos lo que parecer ser una pesadilla desbocada de la que queremos despertar en más de una ocasión.
En esta obra, cada detalle tiene un significado singular que nos lleva a descubrir lo que en realidad le ocurre a la niña. Aprendemos junto a Coraline la importancia de la unión familiar. Con cada viaje podemos llegar a sentir su propia angustia al ver el gran error que está cometiendo al confiar en quien, al parecer, lo da todo a cambio de nada pero que luego le exige más de la cuenta. Los actos de algunos personajes nos dejan claro que se puede confiar en quien menos lo esperas y que no es oro todo lo que reluce. Esta producción ofrece unas lecciones que son válidas para todos, tal y como si de un cuento clásico se tratara.


Selick ha creado un mundo sólido que sólo se derrumba a su antojo. El movimiento de sus personajes es fluido en este ejercicio de precisión y perfeccionismo en el que nada falla. Una auténtica maravilla visual que ha sido capturada con esmero. Los recursos técnicos empleados en la realización de esta producción son un alarde del buen hacer del realizador y de su experiencia en esta tarea, un punto fuerte que apoya la narración de la historia. La cuidada puesta en escena juega un papel vital para conseguir esa espectacularidad que viene dada por la técnica de captación empleada.
Las piezas que componen la banda sonora son pequeñas joyas hechas a medida para cada ocasión que contribuyen al clima que nos propone Selick con una ambientación dispar que varía según el momento o la realidad en la que se encuentre Coraline. Loa matices empleados van de un extremo a otro, ofreciendo una amplia gama de sensaciones que se ve potenciada por el uso de tonalidades que se da a los decorados o vestuarios en cada momento.

Los mundos de Coraline es una obra maestra de la animación stop motion. El empleo del 3D no podría ser más acertado y está incluido en las partes que más lo necesitan, y donde más utilidad se le saca a esta técnica. El 3D le aporta ese plus de profundidad a una historia que se vive en diferentes planos dimensionales.
Los personajes son concisos y cada uno con una personalidad diferenciada (los doblajes son una auténtica delicia), cumpliendo cada uno con su propio estereotipo y ofreciéndose para completar un conjunto estable y sin fisuras. Si bien es cierto que la historia decae en ciertos momentos, pero no tarda en tomar impulso para trasmitirnos las sensaciones por las que pasa Coraline. El misterio y la intranquilidad son la seña principal de un guión que incluye un mensaje sensacional y muy necesario para cualquier época.
Salick ha conseguido alcanzar la excelencia con un producto bello y enriquecedor. Es fascinante cómo juega con nosotros en todo momento y cómo logra crear emociones que traspasan la pantalla para golpearnos de lleno. Lo cierto es que Coraline es una niña muy especial y particular que no lograremos sacar de nuestra cabeza. Y el mundo que crea Salick tiene una magia digna de otro clásico como Pesadilla antes de Navidad, en la que su nombre se vio ensombrecido por el del genial Tim Burton.


Lo mejor de esta película es el gato y el mensaje que transmite; lo peor es el excesivo metraje que provoca que en ciertos momentos la tensión narrativa decaiga. 


domingo, 18 de enero de 2015

La oscuridad en la luz-2X02-A la hora del té

Caminar por la ciudad siempre le apaciguaba.
Había decidido ir andando hasta el hotel. Era una de las cosas que le gustaba de Almería: poder ir a cualquier lugar caminando.
Se sentó un instante en uno de los banco de la Rambla. Debía organizar cada uno de los pensamientos que corrían a toda velocidad por su cabeza. Hacía tiempo que no sentía esa aplastante sensación de agobio, y aquel encuentro era, sin duda, un tanto complicado para él. Pero pese a todo, haría todo lo posible para poner la balanza de su lado. Gabriel sabía desenvolverse bien en ese tipo de situaciones y lo tenía todo estudiado al milímetro.
Tras ese breve instante, se levantó del banco y cruzó la calle en dirección al hotel.

Nada más entrar por la gran puerta acristalada del hotel, el recepcionista se acercó a él.
—Buenas tardes, caballero. ¿Puedo ayudarle en algo?
—Ehmm… Si…, verá…, soy Gabriel, periodista del Diario Al-Bayyana —se presentó—. Venía para ver al señor…
—Al Señor Morrison, ¿verdad? —le interrumpió el recepcionista.
—Sí, así es.
—Muy bien. Venga por aquí —con un ademán le indicó que le siguiera.
Subieron por una gran escalera de mármol y recorrieron un largo pasillo. Caminaba tras el recepcionista, observando la ostentosa decoración que vestía el pasillo y las zonas comunes por donde pasaban. El suelo estaba cubierto casi en su totalidad por una llamativa alfombra roja y de las paredes, revestidas en madera lacada de un blanco impoluto, colgaban vistosas lámparas doradas y diversos lienzos en los había representadas diferentes escenas. Gabriel jamás había pensado que aquel hotel fuera tan sumamente lujoso. Aquel tipo de decoraciones siempre le habían asombrado, aún así, supo disimular bien ante el recepcionista.
Habían recorrido el largo pasillo hasta llegar al ascensor. El recepcionista le cedió el paso a Gabriel y, una vez dentro, insertó una pequeña llave en una cerradura que había junto al panel de botones del ascensor. Tras haberla accionado, el ascensor comenzó a moverse. Gabriel se fijó en el panel luminoso que anunciaba el destino y en lugar de haber números, como esperaba, había dos letras: “PA”. No entendía muy bien que querían decir aquellas siglas, pero sí tenía la sensación de que el ascensor subía a una velocidad considerable.
Pararon en seco, y el agudo sonido de la campana precedió a la apertura de las puertas. Ante Gabriel se extendía una ancha antesala, iluminada por la luz exterior que entraba directa por una impresionante claraboya. Aquella antesala estaba mínimamente decorada pero con una exquisitez sin igual en el hotel.
Gabriel se deleitó observando algunos de los cuadros de artistas reconocidos que colgaban de las paredes mientras caminaba sobre el blanco y bien pulido mármol. Estaba tan ensimismado observando las obras de arte que no se percató de que el recepcionista seguía dentro del ascensor.
—Discúlpeme, ¿es aquí? —se dirigió amablemente al recepcionista.
—Sí, debe llamar a esa puerta de enfrente y esperar, en seguida le abrirá alguien del servicio. 
—Muchísimas gracias —tras agradecerle al recepcionista la ayuda prestada, Gabriel se giró hacia la puerta que le había indicado.
—Señor —le llamó la atención el recepcionista.
—Sí, dígame.
—Esta es una zona reservada para clientes exclusivos, por lo que le pido que no se haga ver demasiado por las zonas comunes. No quisiéramos que nuestros clientes se pudieran sentir incómodos. Espero que lo comprenda.
—Sí, descuide. Le aseguro que no tendrá ninguna queja.
—Muchas gracias, señor —le dijo sonriendo el recepcionista—. Al terminar la reunión con el Señor Morrison, uno de mis compañeros le llevará de vuelta a la entrada principal. Espero que tenga una muy buena tarde.
A Gabriel no le dio tiempo ni a abrir la boca. Las puertas del ascensor se cerraron ante él y se quedó solo en aquel lugar. Observó que al lado de la puerta del ascensor había una pequeña placa dorada en la que estaban grabadas las palabras: “PRIVATE AREA”. Comprendió entonces qué querían decir las siglas que vio en el ascensor cuando el recepcionista introdujo la llave. Aquella era una zona exclusiva del hotel a la que sólo unos cuantos privilegiados, a base de talonario, tenían acceso.
De nuevo, Gabriel se dirigió hacia la puerta que le había indicado el recepcionista y llamó dando un par de golpes. De inmediato le abrió la puerta otro hombre vestido con el solemne uniforme del hotel.
—Pase por aquí, caballero —le indicó aquel hombre.
Y sin cuestionarse nada, entró. El botones cerró la puerta a su paso y la bloqueó pasando una tarjeta por el lector. A Gabriel comenzó a inquietarle la excesiva seguridad que había montado el hotel para su inquilino. Sin duda, no era demasiado bueno para él. Había un ingente número de cámaras vigilando en todo el hotel, y en especial en aquella zona. Sin olvidar las infranqueables, y bien selladas, puertas que separaban las diferentes estancias del hotel; o al propio personal, omnipresente en todo el edificio. A pesar de todo, no dejaría que todo aquel asunto le preocupara en aquel momento.
El botones pasó por delante de él y le pidió que le siguiera. Fueron por un largo pasillo acristalado que dividía el exuberante jardín en dos mitades. No tardó en llegarle el fresco aroma de las flores. Gabriel miraba a ambos lados, fascinado por el colorido del extraordinario jardín. Había visto algunos jardines de interior, pero ninguno como aquel.
Accedieron a otro ala del hotel. De nuevo, el botones tuvo que hacer uso de la tarjeta para abrir y cerrar la puerta. Esta vez el pasillo se dividía en tres corredores, el botones le guió por el de la derecha. No había decoración alguna en el corredor, ni si quiera la alfombra que acostumbraba a haber en todo el hotel. Llamó a la puerta que había al final de corredor, dio primero un golpe y, sin apartarse de la puerta, volvió a golpearla de nuevo. Al cabo de unos minutos se abrió la puerta, aunque no más de un palmo.
—¿Es él? —dijo la persona que había tras la puerta.
—Sí —contestó el botones sin perder tiempo—. Es Gabriel.
Aquello empezó a crispar los nervios de Gabriel. Se sentía cada vez más desprotegido en aquel lugar, como si todo aquello fuera una encerrona preparada para atraparle. Le sudaban las manos y no paraba de mirar de un lado a otro. Se vio a sí mismo, histérico, a punto de ser abatido por sus propios nervios. Pero supo calmarse a tiempo. Entonces, la puerta se abrió.
Allí, frente a él, había un hombre bastante corpulento que lo examinó de pies a cabeza. Después se hizo a un lado, permitiéndole entrar. El botones se marchó dejándolo allí solo.
Gabriel pudo comprobar que aquello no era más que un control de seguridad. Le hicieron poner sus pertenencias sobre una bandeja y pasar bajo un arco metálico, el cual se activó haciendo sonar una chillona alarma. Tuvo que pasar una vez más y de nuevo volvió a activarse la alarma, por lo que decidieron registrarle, pero no encontrarían nada de interés. Gabriel no era tan estúpido como para ir armado a un lugar que desconoce.
—Está limpio, ¿lo dejo pasar? —dijo el guardia de seguridad a través de su pinganillo. Y tras unos segundos se dirigió a Gabriel—: Ya puedes pasar.
Se acercó a la puerta y dio tres golpes. Esta vez fue una mujer la que apareció tras abrirse la puerta. El guardia de seguridad se hizo a un lado y le permitió entrar.
—Sígame por aquí, Gabriel— le indicó la mujer, y no tardó en hacerlo.
Entró a un gran recibidor cuya decoración era excesivamente barroca. Una de las paredes era acristalada y se podía observar desde allí el jardín. Había una pequeña fuente de estilo andalusí justo en el centro. Todo el techo estaba decorado con escayola, moldeada en detalles imposibles. Y las paredes estaban pintadas en un rojo crudo un tanto desgastado.
Superado el recibidor, llegaron al salón central de la habitación. Estaba decorado de igual manera que el recibidor. De nuevo, toda la decoración giraba en torno a una fuente situada en el centro de la habitación, pero en lugar de la pared acristalada, había un balcón que daba al jardín, abierto de par en par, y del techo colgaba una impresionante lámpara, que iluminaba toda la estancia.
En el centro, sentado en un butacón junto a la fuente, un hombre permanecía en total quietud. La mujer se apresuró en acercarse a él. Le dijo algo, lo suficientemente bajo como para que Gabriel no pudiera escuchar, y tras esto, se apartó de él volviendo al recibidor.
—Le estaba esperando. Llega justo a tiempo, Gabriel —dijo aquel hombre, levantándose, con un peculiar acento inglés—. Justo a la hora del té.



Continuará…

jueves, 15 de enero de 2015

¿Quién se ha llevado las aceras?

Hoy he tenido la oportunidad de comprobar la poca accesibilidad que tienen algunas calles de mi pueblo para personas impedidas cuyas piernas son una silla de ruedas.
Esta tarde, una de mis tías y yo hemos decidido dar un paseo junto con mi abuela (eso de "sacar a pasear" me parece denigrante) e ingrata ha sido mi sorpresa cuando hemos tenido que andar buscando la manera, casi con cada paso, para poder avanzar con las suficientes garantías como para no poner nuestras vidas en peligro. Y es que es imposible recorrer cualquier calle de principio a fin con una silla de ruedas sin encontrarte con algún obstáculo o impedimento a la hora de avanzar.
Nada más salir de la puerta de casa nos hemos encontrado con los desniveles propios, y a los que por desgracia acostumbramos, de las aceras de nuestro pueblo. No hay un baldosín en condiciones ni que esté en perfecta alineación con el resto. Seguimos por la calle Mendizábal (mi apreciada calle de "enmedio") y, aparte del impedimento para subir a la acera porque los coches no respetan la zona de acceso para minusválidos, los arriates donde están plantados los árboles se presentan como un primer impedimento para poder avanzar por la acera con total comodidad y eso que ahora han adecentado estos pequeños huertos que en otras ocasiones más bien parecen junglas silvestres... Al fin, nos vemos obligados a ir por la misma vía por donde los coches pasan sin cesar y corremos el peligro de ser arroyados. Llegamos a la calle principal, la carretera, y no por esto mejora nuestra situación. Viendo imposible tomar la gran acera por falta de accesos a minusválidos, decidimos ir por la carretera y jugarnos de nuevo la vida. Todos los herrereños sabemos bien de más el tráfico que corre por este sitio. Seguimos hasta La Palmera, donde es imposible subirse a la acera porque brilla por su ausencia. Gracias a la paciencia de conductores y su amabilidad podemos pasar, siempre por la carretera (OJO), al Paseillo, donde por fin podemos sentirnos a salvo. Decidimos terminar nuestro "paseo" (odisea) aquí porque no queremos seguir corriendo riesgos innecesarios. El viaje de retorno supone el mismo calvario tanto para mi abuela como para nosotros, sus acompañantes, tanto por miedo a que le pase algo a ella como a nosotros.

Yo sé que no es la primera silla de ruedas y, con toda probabilidad, seré el primero que escribe al respecto de esto. De igual forma sé que acondicionar todo un pueblo a tal exigencia es muy complicado y costoso. Pero al menos se podrían haber adecuado las zonas más céntricas y las calles más transitadas. Ya, ya. Sé que muchos edificios están acondicionados para minusválidos, pero..., ¿y las calles para llegar a ellos? ¿Dónde están las aceras? También habrá quien diga: "Pero otros pueblo..." A ver señores, otros pueblos no. Miremos nuestros problemas antes de solucionar los del vecino.
Seamos conscientes de que lo que para unos es un simple bordillo para otros es todo un abismo. Y ante todo, pongamos solución. No me quiero ni imaginar cómo debe ser el día a día para alguien que se vea obligado a "pasear" por Herrera del Duque (Badajoz) subido a una silla de ruedas. No me lo quiero imaginar...

martes, 13 de enero de 2015

Guardianes de la Galaxia


Una película más de superhéroes si no fuera por ese aire a clásico que se hace visible en cada uno de sus minutos, que le da ese toque de distinción de otras sagas con renombre. Y por su puesto, ese tono de comedia que le aporta frescura y la aleja de lo convencional.

El cazarrecompensas Peter Quill se ve obligado a formar equipo con otras cuatro estravagantes figuras de la galaxia para hacer frente al malvado Ronan y que éste no consiga hacerse con el control de toda la Galaxia.
Un argumento sencillo que cautiva gracias al resto de elementos que conforman esta divertida producción. Y es que es en los enigmáticos personajes en lo que se encuentra la fuerza del guión y en ciertas situaciones que le dan ese toque cómico que le aportan fluidez y nos roban más de una carcajada. Es gracias a esto a lo que James Gunn ha sabido sacar partido a una historia más que trillada.
Tanto las acciones como los diálogos tienen una chispa capaces de mantener nuestro interés vivo durante los 122 minutos que dura esta película, sin hacerla pesada ni aburrida. Y esto lo consigue también gracias a algunas incógnitas que no encuentran solución hasta el final, e incluso algunas de ellas se dejan para una posterior secuela (anunciada para 2017).
Esta producción nos lleva a un mundo consolidado en el que conviven diferentes especies y razas, y en que podemos atisbar diferentes estilos de vida. Quizá una extraña unión entre aspectos del pasado y futuristas que ya encajaron muy bien en otro tipo de producciones, y que en este caso se repite con el mismo resultado. Estamos ante una aventura a la que no le falta ningún elemento para lograr su máximo objetivo: Entretener.
Guardianes de la Galaxia deja desde el comienzo una retaila de consejos que bien podíamos llevar a cabo. Es como una especie de moraleja. La más clara es que la unión hace la fuerza y que es bueno tener amigos hasta en el infierno. Otra que viene y va a lo largo de toda la película es que todos echamos de menos nuestros orígenes por mucho que lo neguemos. Y, por supuesto, la de que hay que adaptarse a las situaciones. 
Todas las películas de superhéroes tienen su moraleja y ésta no iba a ser menos...

En cuanto a la realización..., nos encontramos con un auténtico cómic en movimiento, lleno de efectos especiales y colores. Los tiros de cámara y los planos empleados son dignos de cualquier película de superhéroes y captan a la perfección cada momento. Un espectáculo visual que nos recuerda, en ciertos aspectos, a otra saga espacial de renombre. Está bien ejecutada, con planos que no sólo ayudan a la espectacularidad de algunas situaciones si no que apoyan al texto de una forma sublime y casi imperceptible. Es algo a lo que ya nos tienen acostumbrados las películas de Marvel.
La ambientación juega un papel importante en esto. Cada detalle ha sido cuidado para que viajemos junto con Quill a cada uno de los lugares en los que caen sus huesos y nos sintamos inmersos en esta apasionante aventura. Los efectos digitales con los que se ha dado vida a los personajes animados también han logrado su propósito. Son sólidos, tanto como el resto de efectos, y consigue unos personajes a la altura de los de carne y hueso, hasta tal punto que consigue no hacer diferencia entre los unos y los otros. Un punto a su favor que hace de esta producción una auténtica obra de arte.
La banda sonora se compone, en su mayoría, de música de los años 60 y 70. Un acierto que imprime carácter propio a la producción y que consigue ganarse al público. No debemos olvidar que la música que suena pertenece a algo especial que la madre de Quill le da a éste antes de morir, por lo que también juega un papel emotivo y de cierta relevancia a lo largo de la película. 

Un punto importante de esta producción es el reparto. Lleno de estrellas de cine y televisión, encabezado por un Chris Pratt en estado de gracia que ha sabido sacarle todo el jugo a su papel. Ha logrado una interpretación memorable y un héroe humanizado que hierra y acierta a partes iguales. Le imprime a su personaje un carácter aniñado, quizá debido a su situación, con el que contribuye a los toques de comedia. Somos testigos de la evolución del personaje que concluye con un final emotivo sobre el que el resto de personajes cierra filas. Pratt hace que Quill sea real.
Zoe Saldana es la encargada de aportar sensualidad a la película dando vida a un personaje extravagante y amenazador. Como ya hiciera en Avatar, aunque esta vez mediante maquillaje en lugar de captura de movimiento, se planta un personaje cautivador y que aparenta lo que no es. Su personaje se verá envuelto en una tensión sexual irrefrenable con Quill que se conformará como una subtrama que servirá para aportar algo de romanticismo a la película.
El punto negativo corre a cargo de Dave Bautista, músculo y poco más. No logra transmitir ninguna emoción. Pasa desapercibido hasta el punto de que podría ser obviado. Quizá en el físico era la mejor opción, pero en lo que a la interpretación respecta..., un grave error. Ya veremos si la cosa se endereza en la precuela.
En cuanto a los personajes creados virtualmente, como son Rocket Raccoon y Groot. No pude escuchar las voces de sus dobladores en la versión original, las de Bradley Cooper y Vin Diesel, pero si la de sus dobladores. Ya sabemos que en este santo país tenemos unos dobladores de lujo. Han coordinado de una forma estupenda sus voces con los gestos de estos personajes, consiguiendo darles más vida de la que ya presentan y una personalidad bien definida. Un trabajo bien hecho.
Caben destacar también las intervenciones, aunque de forma estelar, de entidades interpretativas como Michael Rooker (The Walking Dead) que vuelve a encarnar a un personaje duro en apariencias pero con corazón, después de todo... Una férrea Glenn Close al mando de los NOVA. Un sutil pero fugaz Benicio del Toro y un emotivo John C. Reilly. Todos a la altura de las circunstancias.


Guardianes de la Galaxia nos muestra una puerta a lo que podría haber más allá de las estrellas. ¿Por qué no? Ha sabido tomar lo mejor de este género de cine y aplicarle las dosis necesarias de otros géneros para aportar frescura. Es entretenida y, a la par, entrega un mensaje de forma sutil. Podemos ver la convivencia entre diferentes razas y cómo es aceptado por todos. Ojalá algún tomemos ejemplo de esto.
Su banda sonora es especial, al menos para los amantes del estilo. Y sus efectos especiales están muy logrados. Tiene todo lo necesario para ser una película redonda en la que no falta de nada. Además, deja ciertos misterios que quedan en el aire para una próxima entrega. Yo estoy deseando ya ver la segunda parte de esta increíble saga. ¿Y tú?

viernes, 9 de enero de 2015

Dead Space


Subimos a bordo del USG Ishimura con Isaac Clarke para solucionar una serie de problemas que tiene esta nave, cuando descubrimos que todos sus ocupantes están muertos. Una forma de vida extraña ha exterminado a toda la tripulación. Se trata de un virus extraterrestre que reconvierte a los seres humanos en necromorfos, a los cuales sólo se les puede derrotar amputándoles las extremidades.
Nos veremos obligados a embarcarnos en una misión suicida en la que tendremos que recorrer la nave en busca de una solución a la invasión de este virus. Haremos frente a una serie de retos que pondrán a prueba nuestras habilidades.

A medida que avanzamos por los 12 niveles que tiene el juego, iremos encontrando armas y objetos que nos harán más sencillo completar las misiones y los objetivos que nos imponen los personajes secundarios. Al igual que en Bioshock, encontraremos en nuestro camino archivos de audio y de vídeo con los que iremos conociendo más de la historia y sobre cómo se ha llegado a esa situación en la nave.
Podemos llevar equipadas hasta cuatro armas, que tendremos la posibilidad de cambiar con las que tengamos en el inventario en unos almacenes que iremos encontrando en diferentes partes del juego. Estos almacenes nos sirven para intercambiar cosas entre un lugar de almacenamiento, una especie de baúl y los objetos que podemos llevar encima (que son limitados según el tipo de traje que llevemos); también hace las veces de tienda. De igual forma, encontraremos repartidos por los niveles del juego, unas estaciones para mejorar tanto nuestras armas como el traje que llevemos puesto. Lo que le da al juego un toque de RPG que lo hace bastante interesante. El traje cuenta, además, con dos herramientas que nos servirán de ayuda en muchos puzzles e incluso para combatir a los enemigos. Una de ellas es un aparato con el que podemos ralentizar objetos y enemigos, el otro nos otorga el don de poder mover objetos.
El sistema de juego es sencillo, es calcado el estilo de juego de los Resident Evil, por lo que los controles no son excesivamente complicados y la libertad de mover la cámara facilita mucho las cosas en ciertas situaciones. El nivel de dificultad se mantiene de una forma lineal durante todos los niveles aunque hay zonas en la que los enemigos no nos dejan respiro y superarlas depende mucho de lo mejorado que tengamos nuestro arsenal, y de la cantidad de munición y botiquines que tengamos a nuestra disposición. Los enemigos "grandes" que aparecen en determinados capítulos del juego, junto al jefe final, no son más complicados que una horda de necromorfos, por lo que no encontramos demasiada dificultad en completar el juego en unas 12 horas aproximadamente. Tiene tres niveles de dificultad ajustable al comienzo. Al terminarlo, se añade uno más.


Nos encontramos con un shooter en tercera persona con fondo de survival horror clásico, cuya ambientación y localizaciones nos recuerdan un poco a la saga cinematográfica Alien. Dead Space trata de llevarnos al límite con situaciones de tensión que nos hacen sentir pavor en todo momento. Los constantes e inesperados ataques de los necromorfos junto con los escenarios desolados y una banda sonora más que apropiada, logran una atmósfera terrorífica capaz de complacer a los apasionados del género.
Cada detalle está cuidado en este videojuego para que nos sintamos inmersos en una historia apasionante y se nos pegue el miedo en la piel. Presenta un apartado gráfico impresionante donde todo lo que aparece en pantalla se ve con el máximo detalle posible y sin fallas. La banda sonora se ha empleado muy bien, siendo un conductor que sirve para transmitirnos sensaciones y afianzar aquellas que nacen a partir de la misma imagen.
Lo cierto es que este videojuego, a nivel técnico es impresionante. Apoyado por una ambientación más que lograda, cuyo único objetivo es meternos miedo y hacernos sentir inseguros y en tensión, mantenernos alerta, durante los doce capítulos de juego. Y lo consigue.

Pero Dead Space no se limita en ser un shooter. Su historia es digna de ser inmortalizada y recordada. La traición, conspiraciones y giros de guión están más que asegurados. Descubrimos en cada nivel una historia apasionante y llena de misterio que nos veremos obligados a completar por el mero hecho de saber cómo termina. Algo muy importante para un jugador que busca algo más que machacar botones.
Lo peor de Dead Space es que puede parecer demasiado corto; lo mejor, es que es una saga y por lo tanto tenemos Dead Space asegurado para rato.


jueves, 8 de enero de 2015

La bala que mató la sátira

Hoy es un día triste. Se ha cometido un atentado contra la libertad de expresión, contra la cultura. Personas han asesinado a personas por el mero hecho de opinar y de expresarse. Nunca entenderé cómo ni por qué un ser humano es capaz de quitarle la vida a otro. No existe ningún motivo para ello. Después de lo que ha ocurrido hoy en París, mucho menos.
Vivimos en el mundo del terror. Donde debemos callar para que otros hablen, donde no podemos expresarnos con libertad por el temor a represalias de quien piensa de otra forma. No existe la libertad plena de expresión pese a que, ilusos, estamos convencidos de que es así. Y debemos tener claro que no sólo se mata a la libertad de expresión con balas, hay otro tipo de armas igual de dañinas. La censura en todas sus formas es una de ellas. Silenciosa y menos visible, pero igual de efectiva.
En las últimas horas hemos sido testigos de un tipo de censura más salvaje. Hemos visto algo que viene haciendo ruido desde hace ya demasiado tiempo. Los radicales vuelven a hacer acto de presencia imponiendo sus normas, sus leyes, su cultura. Siempre he pensado que los extremos no son buenos; son dañinos y matan. Vaya que si matan. En este caso han matado a personas inocentes que tan sólo querían dar su opinión, sin más. La religión se convierte, una vez más, en en el estandarte por el que hay que asesinar. La intolerancia ha vuelto a dar la cara en un mundo en el que cabemos todos. Es por ello que esto debería servirnos para aprender y abrir nuestra mente. A escuchar antes de hablar.
Todos lloramos por los asesinatos de alguien a quien no conocemos, pero en realidad no lloramos por eso. No. Lloramos porque se ha disparado contra la libertad y contra la cultura. Porque nos han matado a todos un poquito y nos han metido el miedo en el cuerpo. Pero no temáis, pronto aparecerán lápices para crear alguna ingeniosa caricatura nueva, para escribir párrafos que cuenten esta historia y nos sirva para aprender, para dibujar notas de colores en partituras infinitas, para esculpir formas graciosas. Pronto volverán los artistas con sus mejores armas: su arte. Porque ese, por mucho que sea tiroteado, nunca muere.

Je suis Charlie.

martes, 6 de enero de 2015

En busca de un cambio

Antes de nada, comenzaré diciendo que soy madridista.
Semana convulsa para el Barça, aunque en realidad lleva ya tiempo coleando una crisis que en la directiva siguen sin ver. Pero no cabe duda de que esta semana ha estallado una bomba que ha hecho ruido, mucho ruido, y sobretodo un inmenso destrozo dentro del club.
La prohibición para fichar que le impuso la FIFA al Barça fue el detonante de algo que está teniendo sus propias consecuencias en estos días. Zubi no supo responder ante tal problema y no reforzó al equipo como debía, fichando jugadores mediocres que no dan la talla ni pueden llegar al alto nivel del resto de la plantilla. Un error que le ha costado el cargo. ¿Pero sólo él debe dimitir? En realidad no es sólo responsabilidad suya que no llegaran buenos fichajes. La mala gestión de la plantilla es algo en lo que intervinieron muchos otros, pero de momento sólo él ha sido el sacrificado. Vale que con esta prohibición su labor se ve menguada y no iban a tener a alguien innecesario en nómina. Es una completa estupidez hacerlo.
Tras sus pasos fue Puyol, un emblema del equipo culé. Quizá se sintió como un estorbo o no llegó a encontrar su sitio dentro de la directiva. Una lástima (y lo digo totalmente enserio) que se marche del equipo de su corazón. Debe ser tan grave como cuando Raúl abandonó el Real Madrid. Al menos así lo veo yo. Se va esa figura que se dejó el alma y el físico por el equipo de su corazón. Uno de esos jugadores que nunca podrán ser repuestos y, aunque no le conozco personalmente, una persona con unos valores que si pudieron servir para cimentar los del club. Echaremos de menos a "Puyi", incluso los rivales. Ojalá vuelva a donde debe estar, a un capo de fútbol, vistiendo de corto y peleando cada balón.

No podemos olvidar el último partido del Barça contra La Real. Pudo recortar distancias con el líder pero un mal partido le alejó de esta posibilidad. Las estrellas en el banquillo, ¿por qué? No lo sabemos. No sabemos qué pasa por la cabeza de Luis Enrique, no sabemos que pretende. Pero si algo ha quedado claro en estos últimos días es que algo va mal. Quizá exista una ruptura entre las diferentes entidades del club. Es posible que Luis Enrique no esté siendo el "Guardiola" que esperaba Bartomeu. En todo caso, el distanciamiento entre Luis Enrique y la plantilla, y más aún con Messi, es más que evidente. Esto supone un gran problema para el club. ¿A quién debe apoyar en esta batalla interna? ¿A su jugador estrella o a su entrenador? Creo que es evidente que el Barça va a proteger a su estrella ante todos y ante todo, lo han dejado claro a lo largo de todas las temporadas que lleva Messi en el equipo. Él es quien gobierna el Barça, o al menos es lo que desde fuera parece. Pero..., ¿hasta cuándo se lo deben permitir?
Messi actúa como un niño malcriado y esto es debido a que siempre se lo han consentido todo, por mucho que lo nieguen en el club. Messi hace y deshace a su antojo, y cuando alguien le lleva la contraria va a la calle o es callado. No sé que es peor. Hemos sido testigos de los desplantes de Messi hacia su entrenador en varias ocasiones. El entrenamiento de Navidad fue el último de estos. No salió a calentar pese a todo, pese a estar en las mismas instalaciones. ¿Un desplante o un signo de algo peor? Y es que en las redes sociales comenzamos a ver que Messi ha comenzado a seguir a algunos jugadores del Chelsea y al Chelsea mismo. Quizá éste sea el destino donde Messi recale en poco tiempo, quizá unos meses. Esto puede suponer un varapalo para la directiva, ya que la afición nunca perdonará que se venda al astro argentino.
Aún así, sería un error más grave permitir a Messi seguir siendo el que manda que tomar el toro por los cuernos y echarle. Hay que tener claro que él es un jugador y no puede mandar más que el presidente del club.

Demasiados problemas para el Barça y para Bartomeu, que ante tal situación debería dimitir. No ha sabido gestionar un club tan importante como el Barça. No ha conseguido nada de lo que se propuso e incluso puede que lo único que logre sea la desintegración de la plantilla. Bartomeu ha terminado con el trabajo que iniciaron Laporta y Guardiola.
Una plantilla con jugadores en declive, jugadores de calidad cedidos o vendidos, el no poder fichar, el haber fichado jugadores pésimos, el caso Messi, el caso Alves, el caso Piqué, Luis Enrique y su lamentable trabajo con el que no consigue encontrar una estabilidad... Le crecen los problemas a un Barça que va cuesta abajo y sin frenos. No me alegro no, aunque sea madridista no me alegro. Eso sería lo fácil. Yo quiero un rival de nivel con el que el Real Madrid pueda competir. Es por esto que espero que el Barça mejore y que lo haga pronto. Que se vaya Bartomeu y vuelva alguien que recupere al mejor Barça. Alguien que le devuelva ese esplendor que ha perdido con el paso del tiempo.

Concursante

Estamos ante una crítica (que más bien se podría considerar un ataque) al sistema bancario y económico que llevamos sufriendo ya algunos años. Todo narrado a modo de endiablado spot publicitario en el cuál nos lleva el realizador con un ritmo frenético de una secuencia a otra utilizando la más diversa variedad de técnicas audiovisuales.

Leonardo Sabaraglia, que lleva a cabo una interpretación salvaje que se dispara a medida que avanza la trama, se mete en la piel de Martín Circo (ya de por si el nombre se las trae) que tras ganar un gran premio en un concurso tiene que lidiar con Hacienda y los gastos que conlleva tal fortuna para no arruinarse. ¿Quién dijo que ser millonario fuera barato?
Cortés trata de mostrarnos el funcionamiento de la banca y los préstamos que ésta concede, al mismo tiempo que hace una dura crítica del sistema bancario y a la sociedad consumista en la que nos hemos convertido. Un tema interesante y muy visible durante casi todo el metraje que se diluye al final en una especie de carrera a contrareloj a ninguna parte con un montaje en paralelo desconcertante que nos hace compartir la agonía de Martín. Cortés juega con nosotros, ya que nos presenta una cosa que se torna en otra un tanto distinta al final. Y es que la poesía del comienzo da paso a una aventura salvaje y arriesgada, descontrolada, que fluye sin control aparente y que acaba de una forma un tanto simplona y previsible.
Los diálogos explosivos y una acción llena de violencia nos hacen sentir vértigo en algunos momentos e intranquilidad en otros. Esto se ve potenciado por una realización más característica de un spot publicitario que de una película, al emplear una diversa y amplia gama de técnicas audiovisuales que en alguna que otra ocasión más bien parecen sobrar que hacer falta al no suponer ningún aporte para la narración. Un método con el que el propio Cortés lastra la agilidad en el desarrollo de la trama y que tan sólo sirve para abrumarnos y confundirnos. Cierto es que se sirve de estas técnicas para dar sentido a alguna situación en concreto o dar un aspecto más poético a una situación cotidiana y banal, pero la mayoría son excentricidades de un realizador sobrado en recursos y falto en argumentos. Se ha excedido en lo que muchos no llegan.

Cortés traza una extraña mezcla de géneros que logra casar con cierta dignidad. La estética conseguida nos recuerda un tanto a ese cine negro, que se ve potenciado gracias a algunos momentos dignos que nos recordarán a este género, más en concreto a esos que Martín comparte con Edmundo Figueroa, en los que Chete Lera parece un auténtico detective. Muy buena interpretación de este veterano actor, cuyo excéntrico personaje parece esconder algo más de lo que descubrimos. Y por su puesto no podemos olvidar a la femme fatale particular: Miryam Gallego, que está más que correcta representando a la nueva chica rica que sólo sabe gastar y que abandona el barco cual rata al ver que se hunde. Pero Concursante no deja de ser un drama satírico. Se sirve de situaciones puntuales para provocar una risa socarrona, pero más bien es lograda por la acidez de estas situaciones o los diálogos que se dan en ella. Para este punto juega un papel importante Luis Zahera, quien llama la atención desde el comienzo con una exagerada actuación en la que gesticula con demasiada pasión.
Está claro que no debemos olvidar que la base de esta producción es un auténtico drama en el que vemos cómo un hombre lucha contra un sistema que se pone en su contra y que sólo le lleva a su propia destrucción.
La banda sonora es una mezcla de géneros que se corresponde a cada situación, potenciando los sentimientos que transmite la acción en un momento determinado. Una comunión entre imagen y sonido bastante decente.

Concursante es una baza mal jugada. Con toda probabilidad llegara a destiempo y si se hubiese estrenado hoy, su repercusión habría sido mayor. Su despliegue técnico es espléndido aunque excesivo en algunas partes, pero esto no quiere decir que sea absurdo o esté mal ejecutado, aunque si es cierto que puede llegar a confundirnos en ciertas partes por ser demasiado complejo lo que expone. Es una buena historia que, según captemos el mensaje, nos puede venir bien o no. La trama se ve empañada por un final apoteósico que vuelve lo sencillo demasiado complejo. Lo bueno es que a nivel general se desarrolla bien, con la agilidad suficiente como para que se sucedan los minutos y no nos demos cuenta si quiera.
La interacción del protagonista con el espectador es un acierto, rompe la cuarta pared de una forma elegante y graciosa con la que incluso se permite algún recurso que le viene al pelo para enlazar secuencias muy dispares. El resto del reparto cumple. Cada rol está bien marcado y son piezas indispensables que forman parte de un conjunto sólido y sin fisuras.
Nos encontramos con una producción interesante pero que en ocasiones aparenta ser una auténtica paranoia del guionista y realizador, Rodrigo Cortes. Pero justo en eso reside su exclusividad y el acierto. Gracias a sus excentricidades, la película rebosa originalidad por los cuatro costados.

domingo, 4 de enero de 2015

Una televisión al desnudo

La necesidad del desnudo femenino para ganar audiencia está a la orden del día. Fuimos testigos de esto en las campanadas que despidieron al 2014 con una Anne Igartiburu pasmada de frío por su escotado vestido o una Cristina Pedroche con un vestido transparente que no dejaba casi nada a la imaginación. Y yo me pregunto, ¿es necesaria esta humillación con tal de ganar audiencia? Parece que para las cadenas de televisión si lo es. Pero cada vez encontramos más espectadores hartos de esta sucia técnica que no sirve nada más que para desprestigiar la imagen de cualquier presentadora, de cualquier mujer, aun así, sigue siendo un número insuficiente ya que hay un mayor número de espectadores que apoya este clase de artimañas viendo estos programas.
Desde hace ya bastante tiempo se está empleando la imagen de una mujer agraciada físicamente para atraer audiencia en la televisión. Algo que se ha ido implantando como una norma de forma paulatina y que hemos acabado aceptando. Un error tremendo que comienza a pasar factura. Se está premiando, por desgracia, un desnudo ante un contenido más intelectual o profesional, pero no sólo eso, se está dañando la imagen de la mujer. Volvemos a las cavernas, volvemos a una mentalidad retrógrada en el que la mujer ocupa un puesto por debajo del hombre. ¿Por qué no salió Ramón García medio en pelotas? Sencillamente, porque eso no vende. 
Somos culpables de esta situación. Lo somos al apoyarlo como audiencia. No es justo que una mujer se esté pasmando de frío con un vestido raquítico mientras que un hombre está la mar de calentito con una capa echada por los hombros. No es normal que una mujer pida, por favor, casi a modo de súplica, algo de abrigo para no helarse. No es lo mejor que otra mujer salga medio desnuda por obligaciones de guión. Estamos dando a las futuras generaciones un mensaje nada acertado. Estamos cometiendo un error que nos hace retroceder como sociedad. No es necesario un desnudo, o semidesnudo, gratuito para ganar audiencia. Las cadenas de televisión deben apostar por un contenido más intelectual y mejor para competir. Pero claro, es más fácil recurrir a algo vistoso que inteligente. Una verdadera vergüenza; una verdadera pena. Esperemos que esta moda pase cuanto antes y que acabe de desprestigiarse la imagen de la mujer.

Nota: No culpo a las pobres presentadoras que tienen que hacer su trabajo bajo unas condiciones indignas para no perder su puesto, culpo a esas cadenas y productoras de televisión que lo permiten.

sábado, 3 de enero de 2015

La oscuridad en la luz-2X01-Un tal Thomas Morrison

Le despertó el olor a café.
La luz del sol entraba tímidamente por la ventana. Estaba amaneciendo. Puso los pies descalzos sobre el suelo, aún hacía algo de frío por las mañanas pero él ya estaba acostumbrado. Se puso el albornoz y salió del dormitorio.
Caminó, aún somnoliento, por el pasillo hacia la cocina, guiado por el olor a café. Y al llegar, allí estaba ella.
—¡Qué madrugadora! —exclamó al verla.
—Ya ves. Hoy tengo que hacer muchísimas cosas —dijo mientras ponía unas tortitas recién hechas en uno de los platos. Inmediatamente después, puso el plato en la mesa, sobre la que había sirope de dos clases, leche condensada, nata y azúcar—. Espero que te gusten.
—No tenías por qué…
—Claro que tenía —le interrumpió ella sonriendo.
—No, de verdad. No tienes por qué hacer esto —insistió.
Un incómodo silencio gobernó por un instante la cocina. Parecía haberse abierto una gran brecha en el suelo que, con lentitud, los distanciaba aún más.
La joven, visiblemente dolida por el desafortunado comentario de Gabriel, se quitó el mandil y lo dejó sobre la mesa para después dirigirse hacia la puerta. Pero Gabriel la detuvo asiéndola por el brazo.
—Perdóname… —se pronunció tras un breve silencio—. Debo…, debo volver a acostumbrarme a estas cosas. Sólo dame un poco de tiempo, Sara.
Gabriel la soltó. Y mientras ella se sentaba a la mesa, él se sirvió un par de tortitas sobre las que vertió sirope de chocolate.
—Sé que no podré reemplazarla y te aseguro que no es lo que pretendo —se sinceró—. Lo único que quiero es hacerte feliz, o al menos…, intentarlo.
Él la miro, en silencio, con total quietud.
Como todos, ella tenía razón. Gabriel había permitido que los fantasmas le guiasen por tempestuosos mares y ya llegaba el momento de que él mismo tomara el timón, de que viviera mirando al presente. Ya era hora de encontrar la felicidad.
Sonrió y la miró, al fin, a los ojos. “Todo saldrá bien”, le susurró. Apenas salió una palabra de sus labios y comenzó con el desayuno.
—Están muy buenas —dijo Gabriel con la boca llena—. ¿No vas a comerte ninguna?
—No. No es que me gusten mucho. Las he hecho por ti más que nada. Sé que te gustan.
—Gracias —dijo Gabriel tras sonreír, mirándola—. ¿Y qué vas a hacer hoy?
—Tengo que ir al centro a arreglar unos asuntos de papeleo y eso, y después al mercado a comprar unas cosas.
—¿Eso es todo lo que tienes que hacer?
—También tengo que cuidar de ti, que bastante es ya de por si… —le contestó ella burlándose.
—Sí —dijo tras dar una risotada—, ya tienes bastante con eso.
No pudieron evitar reírse. Al terminar de desayunar, Gabriel y Sara recogieron la mesa y se prepararon para irse.

Salieron juntos de casa. Gabriel fue a por la moto y llevó a Sara al centro de la ciudad. Después él se dirigió hacia la redacción.
Conducía despacio, como si así pudiese parar el tiempo. Apenas le quedaban unas líneas para terminar el artículo y tenía tiempo de sobra. Dejó la moto en un aparcamiento frente al edificio donde se encontraba la redacción y caminó hacia la entrada principal con la misma parsimonia con la que había ido a parar allí.

Al entrar, levantó la mano para saludar al recepcionista y subió las escaleras hacia las oficinas, esta vez, con algo más de energía. Encendió su ordenador antes de poner las cosas sobre la mesa y saludó a Vanesa, la cual estaba pendiente de todos los movimientos que hacía. Apenas pudo sentarse frente a su escritorio cuando El Jefe asomó por la puerta de su despacho y gritó su nombre. Parecía estar malhumorado, pero nada más lejos de la realidad, era su estado permanente y Gabriel lo sabía, por lo que no se sobresaltó.
—Disculpe que no haya terminado el artículo, señor, tan sólo me quedan unas líneas y le prometo que lo tendrá en su mesa de inmediato —se disculpó Gabriel nada más entrar al despacho. El Jefe le miraba desde su asiento y, tras un breve silencio, se inclinó hacia delante, invitándole a sentarse— ¿Por qué me ha llamado, señor? —preguntó mientras se sentaba.
El Jefe se llevó un puro a la boca y lo encendió con la misma delicadeza con la que acostumbraba. Tomó el puro en su mano izquierda y se apoyó sobre la mesa.
Llevaba algún tiempo planteándose la situación de Gabriel y había ensayado en varias ocasiones un pequeño discurso, buscando siempre las palabras adecuadas para provocarle el menor de los disgustos. Sabía bien que no aceptaría esa proposición, ni aunque fuera lo mejor para él. Tras tomar aire, se dirigió a Gabriel.
—Estás haciendo un buen trabajo, mejor que tu predecesor. Llegas a tiempo con las críticas, no gastas más de lo necesario y realmente se te da bien escribir ese tipo de artículos. ¿Te sientes cómodo en esa sección?
—…Si… —Gabriel quedó perplejo tras escuchar las palabras de El Jefe. Lo cierto era que no esperaba tal alago.
—¿Qué te parece si, a partir de ahora, te encargas tú de esa sección? —le consultó El Jefe.
—Le he dicho que estoy cómodo, no que quiera escribir críticas de cine de por vida.
—Después de lo que pasó…, no esperes que te lance a la calle de nuevo. Al menos, no tan pronto.
—Estoy más que preparado para volver a la calle. No tiene nada que temer.
—Corriste demasiados riesgos —le recriminó—, y no permitiré que ninguno de mis empleados se la juegue por un artículo.
—Entonces, ¿qué significa para usted este trabajo? A veces, hay que correr riesgos para ser el mejor, para lograr lo mejor —se justificó—. ¿Sabe?, hay dos clases de periodistas, los que se la juegan por descubrir la verdad para hacérsela llegar al mayor número de personas posibles y los que se limitan a ver la historia pasar para después contar lo que consideren oportuno. Usted ya sabe de qué tipo soy yo —sentenció.
El Jefe se quitó el puro de la boca y lo aplastó contra el cenicero. Se levantó lentamente de su asiento y caminó hacia una de las ventanas de su despacho.
Tomó aire y lo expulsó lentamente mientras miraba por la ventana.
Las palabras de Gabriel le recordaron a él mismo cuando era joven. Tenía el mismo ímpetu y las mismas ganas de descubrir la verdad que escondía toda noticia. Y eso era lo que le hacía tan bueno en su trabajo.
—Si no puedo hacer mi trabajo aquí, entonces será mejor que me vaya. —Concluyó Gabriel levantándose de la silla.
A El Jefe no le sorprendió la sentencia del joven periodista. Tenía la certeza de que no iba del todo enserio, de que sólo pretendía chantajearle para conseguir lo que quería. Aún así, no podría negarle por más tiempo lo que tanto deseaba y, por otro lado, no podía permitirse perder al mejor de sus efectivos por tal estupidez como la de no dejarle hacer lo que mejor sabe hacer.
Se giró hacia Gabriel, que esperaba una respuesta, y, tras un gran suspiro, se sentó de nuevo. Comenzó a rebuscar entre algunos de los papeles que había sobre su mesa hasta encontrar un viejo artículo que había recortado de otro periódico local.
—Esto es lo que puedo ofrecerte de momento —dijo mostrándole el artículo a Gabriel.
—¿Un escritor? —contestó nada más leerlo—. ¿Pretende que entreviste a un escritor? —indignado; prosiguió—: ¿Ahora me rebajo a ser un simple entrevistador?
Tras pronunciarse, tiró el papel sobre la mesa y se dirigió hacia la puerta.
—¿No tienes curiosidad por saber el motivo por el cuál te enseño esto?
Gabriel empuñaba el bombín de la puerta en su mano derecha y estaba más que dispuesto a irse, pero le frenaron las palabras de El Jefe y su propia curiosidad.
—Thomas Morrison no es sólo un escritor  —dijo El Jefe llamando aún más la atención de Gabriel—. Durante años ha investigado a los asesinos en serie que han actuado en Europa.
Gabriel guardó silencio, soltó el bombín de la puerta y se giró hacia él. Su interés por este escritor había aumentado considerablemente y El Jefe se percató de ello.
—Ha colaborado con las diferentes autoridades de cada país para descubrir a estos asesinos —le explicó mientras buscaba algo en uno de los cajones de su mesa—. Incluso ha escrito un ensayo o algo así sobre el tema.
Encontró lo que buscaba y se lo dio a Gabriel. Era un ejemplar del ensayo de Morrison.
Ni si quiera lo abrió, tan sólo se limitó a mirar la cubierta del libro. Lo giró, buscando el título, y lo leyó en voz baja: “El fin de la cadena. ¡Qué típico!”, pensó, no pudiendo evitar mostrar un gesto de incredulidad.
—En un par de días vendrá a Almería a ofrecer una conferencia. ¿Puedo contar contigo? —le preguntó El Jefe.


Continuará…

jueves, 1 de enero de 2015

Bienvenidos al 2015

Un nuevo año da comienzo y una cagada monumental es la primera gran noticia de este 2015. Canal Sur fastidia la retransmisión de las campanadas desde la Plaza de la Catedral de Almería al colocar dos anuncios mientras se producía el esperado acontecimiento por los espectadores de toda Andalucía (en especial los de Almería) y todos aquellos que estuvieran, uva en mano, esperando a que comenzaran a sonar las campanadas.
Un error humano, un fallo técnico, falta de coordinación o incluso una conspiración son las supuestas excusas que muchos buscan en tan grave error. En mi humilde opinión considero que es una cagada de altura y, creo, sin precedentes. Algo que que ha tenido lugar por la inutilidad, ineptitud e incompetencia de los técnicos que llevaron a cabo tal menester. Con toda probabilidad fue esto, ya que dudo mucho que ningún gobierno quiera que su televisión cometa tal error a propósito con tal de desprestigiar que se hiciera en un sitio u otro.

Si, señores. Un error humano, bien por el técnico que insertara la publicidad (recordemos que eran dos anuncios) durante el directo o bien un problema de coordinación entre la realización del directo de las campanadas con el departamento de continuidad, que dieron lugar a este desaguisado.
Fuera como fuese, lo cierto es que este error ha dejado entrever un problema que viene lastrando y perjudicando a las cadenas autonómicas: la falta de profesionalidad. No se puede cometer una cagada de tal envergadura en un momento tan crítico como el de las campanadas de fin de año, es algo por lo que los responsables deberían responder y dimitir de forma inmediata. A su vez esto deja visible un problema aún mayor: la falta de financiación de las televisiones autonómicas, que hace que estas cadenas públicas se vean sin medios ni posibles para ofrecer un producto de calidad a los ciudadanos. Por lo que, ¿quién tiene la culpa? Pues, blanco y en botella. Juzguen ustedes mismos.

La televisión pública está siendo maltratada. Y soy de la opinión que, si una comunidad autónoma no puede ofrecer a sus ciudadanos una televisión de calidad, lo mejor es que no ofrezca nada y se ahorre un dinero que puede resultar más necesario para otras cosas.
Esperemos que este tipo de cosas no vuelva a suceder y que, sobretodo, no vuelva a ser noticia otro año.