La historia se centra en los orígenes del equipo más famoso de la televisión, presentada mediante una trama conspiratoria enrevesada al uso que tan bien le viene al género de acción y en la que los planes, por muy absurdos que sean, siempre salen bien.
Ya desde el comienzo quedamos como hipnotizados por ese carisma que envuelve a los personajes principales como ya pasaba en la serie, y por las sorprendentes acciones llevadas a cabo para salir indemnes de las situaciones más inverosímiles. No cabe la menor duda de que éste es el aspecto más trabajado y respectado en lo que refiere a la serie original. Otro factor que se ha recuperado, aunque no en las mismas condiciones, es el humor, que está tan presente como la acción pero de una forma dosificada y haciendo constante referencia al mismo aspecto: el miedo a volar de Baracus y, por supuesto, su relación amor/odio con el loco de Murdock, así como las increíbles e impresionantes hazañas de todo el grupo.
Los giros argumentales aseguran la sorpresa comedida y la expectación a lo largo de sus casi dos horas de duración, pero lo cierto es que se echa en falta un punto más de tensión tanto en las misiones como en la trama principal. El detrimento del suspense en favor de la acción y la espectacularidad de algunas de las acciones es más que evidente desde el primer plano, lo cuál resulta ser lo único que hace que nos mantengamos pegados a la pantalla.
Si algo es evidente es la falta de profundidad en los personajes. Apenas conocemos parte de su historia, de dónde vienen o cómo llegaron hasta ahí. Los detalles dados por los diálogos y las acciones serán las que dibujen la personalidad y el carácter de cada uno de ellos.
Pero en esta producción no son todo vistosas explosiones, planes y puros. En El Equipo A encontramos una historia de superación y de honor tal y como se nos presentó en la serie. En las relaciones que mantienen los personajes quedan vigente el compañerismo y la lealtad que sienten los unos hacia los otros, no por luchar en el mismo bando sino por compartir ideales. Algo que va mucho más allá de simple trato entre camaradas.
Como no podía ser de otra manera, la traición y la venganza son los sentimientos fundamentales sobre los que se asienta la trama principal. Algo que sigue con coherencia el argumento base sobre el que se estructura esta producción.
Me sorprende que pase casi desapercibido el conflicto moral de Baracus tras su paso por la cárcel, del cuál se podría haber sacado mucho más que un par de frases de diálogo y una secuencia confusa. Así como la relación que Fenix mantiene con la Teniente Sosa, de la cuál percibimos cómo fue y cómo será por simples detalles que llegan muy de vez en cuando. Estas son sólo algunas de las pruebas de que los guionistas no han sabido sacar partido a las subtramas que surgían para alimentar a la trama principal. Un error por el que han sacrificado complejidad al argumento y a la historia, así como han limitado las posibilidades de crecimiento de la producción.
Y todo esto bien aderezado con una banda sonora adecuada para la ocasión que en ciertos momentos nos regala temas de la serie original.
La falta de profundidad en los personajes no implica una mala actuación de los actores, aunque sí un deslucimiento de su trabajo ya que las relaciones entre personajes se ven limitadas, limitando así el propio trabajo de los actores que se ven obligados a llevar a cabo las acciones preestablecidas y diálogos vacíos e insustanciales. Por lo tanto se cumple la máxima de que tener buenos actores no augura una excelente interpretación si interpretan personajes vacíos y carentes de alma.
Tras algunos movimientos en el reparto antes de su producción, podemos tener claro que Liam Nelson resulta apropiado para interpretar al Coronel Hannibal. No ya sólo por compartir talante con George Peppard sino por haber echo suyo al personaje dotándole de un aire más bondniano. Tener a Liam en el reparto ya es sinónimo de calidad. Algo que aumenta al incluir al guaperas de turno de Hollywood, Bradley Cooper, quien interpreta al también guaperas del grupo, y sucesor natural de Hannibal, Fenix. Pero Cooper no sólo pone "cara" a su personaje sino que le otorga ese carácter rebelde y peligroso que tan bien suele quedar en pantalla. En esta película no veremos a un Baracus tan rudo ni tan brillante como en la serie. Quinton Jackson es el encargado de temer a los vuelos dando vida a un Baracus más sentimental y consciente de su situación personal. Un personaje más profundo y reflexivo. Por su parte, Shartlo Copley tiró de improvisación para representar el papel de Murdock tras recibir el beneplácito de Dwight Schultz, el Murdock original. El toque femenino corre a cargo de una bellísima y guerrera Jessica Biel, que ha conseguido alcanzar un buen equilibrio entre damisela en apuros y salvadora.
Estamos ante una precuela suficiente aunque por los pelos. Suficiente para el aficionado que ha oído hablar sobre el legendario Equipo A pero insuficiente para el fan fiel que se tragó cada capítulo de la serie en los ochenta y noventa. Necesita más de lo que ofrece para ser un homenaje completo a una serie mítica.
Por suerte, su falta de profundidad en los personajes no evita que encontremos un argumento complejo donde la conspiración y la acción van de la mano logrando que el resultado final no sólo sea un tanto decente sino incluso entretenido. Que busque la risa fácil también contribuye a que sea más o menos potable.
Atención a la sorpresa tras los créditos. Breves pero intensas resultan ser las apariciones del Fenix y Murdock originales de la serie. Merecían más estos señores que un breve y casi imperceptible cameo.
El Equipo A es apta para quienes hayan oído hablar de la serie y quieran un rato de diversión sin más. Para aquellos amantes de la serie... haya ustedes con su mecanismo... No, en serio. No busquen donde no hay. Pero si deciden verla, siéntense y disfruten. No piensen demasiado y... déjense llevar...