miércoles, 27 de julio de 2016

Carta para Elis

Querida Elisabeth...

He tenido el silencio como única compañía durante las últimas décadas, pero eso se acabó. ¡He vuelto! He dejado atrás el húmedo hoyo donde descansó mi cuerpo. No soportaba ya la tierra sobre mí. Necesitaba salir a esta nueva ciudad que bulle bajo el mismo cielo. ¡Quiero vivir todo cuanto esta nueva era tiene por ofrecerme!
Mi cuerpo aún no está entero, pero no tardaré demasiadas noches en volver a ser el que era. Ya han encontrado su fin dos pobres desdichados que se han cruzado en mi camino. He vuelto a sentir ese placer inconmensurable que tan sólo me invade cuando mato. Pero no temas, he escondido a conciencia los cuerpos, pues sé que en esta era debemos ser cautos.
Buscaré refugio en el amparo del antiguo cementerio durante las próximas noches, fuera de ojos curiosos que no deben ver más que mi rostro antes de su fin. No sé aún cómo llegaré hasta allí, pero seguro que no tardo demasiado en encontrar el modo de hacerlo. Siempre hay algún incauto dispuesto a satisfacer mis necesidades.
Me he percatado de que todo brilla mucho más desde la última vez, aunque las calles siguen invadidas por las ratas y la podredumbre de antaño. Hay hombres masacrados que imploran apostados en las aceras un mendrugo de pan que llevarse a la boca, o unas monedas para vino, a los galanes que pasan junto con sus damas ataviadas con pomposos vestidos. Y mujeres que se venden en algunas esquinas a los borrachos que salen de las tabernas. Esto me recuerda que por mucho que el tiempo pase parece que hay cosas que nunca cambian. Como todo cuanto siento por ti.
Sé que te marchaste enseguida, apenas todo ocurrió. pero no te culpo, pues yo habría hecho lo mismo en tu lugar. Es una verdadera lástima no haber encontrado el tiempo suficiente para habernos despedido del modo en el que se merece. Pero no temas, te daré la oportunidad de ello, ya que aunque estés lejos, muy lejos, sé dónde encontrarte y no tardaré en llegar a ti. Este mundo es grande, pero no lo suficiente como para que te alejes de mí sin que yo pueda hacer nada por evitarlo.
Escribiré a Nicolás unas líneas, y a Rafael, Desde este mismo lugar donde te las estoy escribiendo ahora a ti. Y juntos te daremos el final que mereces.
Quiero agradecerte que me dieras la oportunidad de volver a la tierra. Eso me ha hecho mucho más fuerte. Y aprovecho estas últimas líneas para decirte que puedes huir pero no esconderte.
Que tengas un bonito día. Y recuerda que se puede poner fin a un "para siempre".

Por siempre tuyo, querida Elis.

martes, 26 de julio de 2016

Crepúsculo

Y tras no sé cuántos años, la he vuelto a ver. Esta vez de una forma muy diferente a como lo hice en su día, cuando casi se estreno. En esta ocasión he escogido el cobijo de la soledad de mi habitación, sabiendo lo que me iba a encontrar: Una historia de amor para adolescentes con elementos sobrenaturales de por medio.
Recuerdo que la primera vez que la vi me defraudó. No porque fuera una historia ñoña de amor al uso sino por cómo se maltrata al mito del vampiro (Del cuál me considero muy muy fan). Lestat se retorcería en su tumba al ver a estos vampiros brillar bajo el sol, sin ninguna duda. Salvando esto, nos encontramos con una película más o menos correcta que en ciertos puntos se vuelve incluso interesante y entretenida. Por supuesto, el romance surgido entre "dos especies" y todas las complicaciones que conlleva es más que de esperar, del mismo modo que es evidente el conflicto místico y mítico que existe entre vampiros y hombres lobo (que aún sin estar presentes como tal se hacen notar).
El primer factor hace referencia a ese amor fatídico muy de Romeo y Julieta que logra sobrevivir a todo y pese a todos. Ese recurso tan manido de que el amor lo puede todo y que cualquier unión es posible. Lo segundo, por su parte, deja entrever ese conflicto entre culturas y ese choque entre nativos americanos y colonos que aún hoy día está vigente. Por lo demás, se trata de un análisis de la sociedad americana donde los estereotipos quedan bien definidos. ¿Un padre policía que parece no saber cómo tratar con su propia hija? ¿Padres divorciados? ¿Madre alocada que se cree adolescente? ¿Bailes en los institutos? ¿Adolescentes surferos? ¿Las tribus clasistas de institutos? Tooodo está presente. Incluso el malo malísimo de turno que pone en peligro la vida de la chica y que da la ocasión al chico de lucirse y demostrar todo cuanto siente por ella. El que los padres de la prota, Bella, estén divorciados así como su cambio de vida justifican el carácter del personaje y su actuación en ciertas situaciones, del mismo modo que apela al sentimentalismo en ciertas ocasiones.
Hay que admitir que con algunas secuencias se han columpiado un poco en diferentes aspectos. En ciertos momentos el diálogo parece estúpido, tratan de apuntalar aquello que el espectador ya está viendo mediante las acciones o por la propia inercia del argumento. Del mismo modo algunas secuencias sirven para alardear de efectos más que para mostrar las habilidades o dones de estos extraños vampiros. Pero como digo, quitando toda esa paja, queda una historia bastante entretenida.

En todo momento se mantienen los colores frío propios del género, junto con movimientos de cámara que aseguran la espectacularidad de ciertas puestas en escena y de acciones más trepidantes. Quizá parezcan mal insertados ciertos efectos especiales, pero por lo general están justificados y más o menos bien implantados dentro de la acción.
La banda sonora resulta contundente en las situaciones épicas y destacable en las situaciones románticas.

Los actores protagonistas parece en muchas ocasiones marionetas que se mueven al son de un tambor. Quizá buscaban el hieratismo de Kristen Stewart para el personaje de Bella, para poder representar la personalidad de su personaje con sumo acierto. Lo cierto es que salvo en momentos muy puntuales la actriz se mantiene en todo momento inexpresiva, falta de emociones. No logra transmitir esos sentimientos por los que pasa su personaje. En cambio Robert Pattinson hace alarde de un sinfín de ademanes y expresiones faciales, por lo que resulta fácil distinguir en todo momento qué siente su personaje. Por su parte, Taylor Lautner está lejos de su mejor interpretación y tan sólo pasa de puntillas por esta película sin apenas hacerse notar más de lo necesario.
Hay que destacar la intervención de los secundarios. Muy creíbles, muy acertados en sus roles. Anna Kendrick está espectacular ejerciendo de anfitriona y chica de instituto, al igual que el malo malísimo Cam Gigandet que deja claro desde el comienzo que es alguien a quien temer en cada una de sus intervenciones.

Crepúsculo es una historia de amor que tira de clichés y se escuda en los adolescentes para lograr el éxito. No tiene demasiado que ofrecer salvo lo visto en cientos de películas con anterioridad. Puede resultar interesante lo que ofrece entre líneas, cuando quitamos toda la paja con la que nos bombardea.
Lo mejor es el enfrentamiento final entre James y Eduard, donde parece una película de vampiros. Lo peor es que es previsible incluso cuando no parece serlo y la forma cursi en la que trata el comienzo de la relación entre Eduard y Bella.
Es una película para ver una vez, la primera. Puede resultar entretenida, pero sólo una vez.

Making of Los Con Nombre

Hoy publico en mi canal de YouTube el making of del reportaje de vídeo realizado por Nuria Ferrer y el fotográfico por Malak Sherif para el proyecto "Los Con Nombre" de Acción Humanitatis y The Intern Group con el que tratan de hacer visible el sinhogarismo en España y más concretamente en la ciudad de Madrid.
Grabé este vídeo en tres calurosas tardes de julio en diferentes puntos de Madrid y fue presentado 15 de Julio en el local de Acción Humanitatis.
Quería agradecer a Nuria Ferrer que me planteara la posibilidad de participar en este tan necesario proyecto y a Acción Humanitatis por permitirme llevarlo a cabo.

Todos solemos desviar la mirada cuando vemos a alguien en la calle pidiendo algo de comida para llevarse a la boca o unas monedas para poder sobrevivir. No somos conscientes de que muchas de esas personas están ahí porque no les queda nada más, porque no tienen a nadie más. Muchos de ellos no son víctimas de las drogas o del alcohol, sino de una vida injusta y complicada que les llevó a ese lugar y del cuál, sin ayuda, nunca podrán salir.


domingo, 24 de julio de 2016

Qué

Y qué hago yo ahora, dime. Si se me ha parado el tiempo y no sé qué hacer con el que me resta. Si guarde tus risas en un bote para sacarlas cuando me asole la tristeza.
Qué hago yo ahora, en medio de esta soledad que me aplasta impidiéndome respirar. Si en tu compañía no necesito a nadie ni nada más.
Qué hago yo, cuando en mi imaginación se dibuja tu rostro cada vez que sueño. Si enmudezco cada vez que te veo.
Qué hago, en cuanto mil dudas me persiguen. Si eres tú quién logra que las domine.
Qué. ¿Qué quieres de mí? ¿Qué buscas en ti?

viernes, 22 de julio de 2016

Cicatrices

A veces me cuesta plasmar las palabras que se anidan en mi cabeza. Me cuesta formular frases que completen historias. Otras, esas palabras salen como un chorro hacia la hoja en blanco conformando historias increíbles que jamás pensé que podría crear.
Hoy quiero compartir con todos vosotros una parte del primer acto de una obra de teatro que estoy escribiendo. No desvela nada por lo que toda la sorpresa se guardará hasta el día en el que se estrene.
He decidido escribirla en este momento porque me nace hacerlo ahora. Porque como digo, las palabras salen solas. Quizá estoy en ese momento, una vez más, en el que tengo que encontrar ciertas respuestas y en el que no me encuentro del todo bien, por ello me resulta más fácil escribir esta historia. Ya que es dura, crítica y no apta para todos los públicos.
Como todos sabéis, siempre intento que todo lo que escribo tenga algo que haga reflexionar al público al que llega y es inevitable que una parte de mí resida en esa creación, por lo que espero que su protagonista, Laura, y su historia no deje indiferente a nadie. Sobretodo, que haga meditar y reflexionar a todas las personas que puedan disfrutar algún día de esta obra de teatro.

Aquí os dejo el primer diálogo del primer actor:

Siempre he pensado que las cicatrices son hermosas. Tras una cicatriz siempre se encuentra una buena historia O una historia al menos. Y es que, ¿no son las cicatrices la parte visible de algo que ocurrió? El motivo real por el que existen estas peculiares marcas en nuestra piel no es otro que recordarnos algo que tuvo lugar en algún momento de nuestra vida. Bien fuera por algo bueno o por algo malo, por algo absurdo o verdaderamente terrorífico, esas marcas, y sus historias, nos acompañan durante toda nuestra vida.
No entiendo cómo puede haber gente que trate de ocultarlas o que las repudie. ¿Acaso no comprenden que son una parte más de ellos como lo son un brazo o una pierna? Tengo un amigo que tiene una cicatriz en la barbilla. Él siempre ha dicho que se la hizo en una pelea, pero yo sé que en realidad se la hizo con un cuchillo cuando cortaba jamón a hurtadillas y le pilló su madre. Otra de mis amigas tiene una gran cicatriz en la barriga. Siempre nos ha hecho pensar que era por una operación, pero en el grupo sabemos bien por qué fue. Mi padre tiene una cicatriz en el pecho por una operación de corazón. Ese es del tipo de cicatrices que tiene tras de sí una buena historia. Un recuerdo, grabado en la piel, de una victoria. Aunque hay algunas cicatrices que también se encargan de recordarnos algún mal momento o una derrota. Pero esas también son valiosas, pues cada vez que las vemos logran traer a nuestra memoria la lección que aprendimos cuando algo nos dañó, pero sobretodo, que sobrevivimos a eso que nos dañó.
Por supuesto, hay cicatrices que no se ven. Son una clase de marcas más profundas que quedan grabadas en el alma y, aunque no se pueden ver, las miramos y recordamos más a menudo que las que podemos ver. Estas cicatrices nunca se borran, y nos acompañan siempre allá donde vamos. Algunas veces se hacen notar más; otras, menos. Pero tenemos la certeza de que, suceda lo que suceda, están ahí y no podemos hacer nada por evitarlo.
Yo amo las cicatrices que tengo, y sus historias. De vez en cuando me las miro y las cuento. Me gusta hacerlo porque, algunas veces, descubro que tengo algunas nuevas, y trato de averiguar cómo me las hice. Es como un juego de memoria. Es gratificante. Me recuerdan el lugar de donde vengo. Que estoy viva, y al mismo tiempo, que soy vulnerable. Al fin y al cabo, las cicatrices también se encargan de eso, ¿no? De recordarnos que somos frágiles, mortales. De que no estaremos aquí para siempre. Nos hace comprender que nuestra existencia es algo insignificante comparado con la existencia del todo. De que la eternidad no está a nuestro alcance. Todo es efímero por mucho que nos lo neguemos a nosotros mismos.

miércoles, 20 de julio de 2016

Volver a nacer

Todo ocurrió demasiado rápido pese a que el tiempo parecía haberse detenido. El temblor aumentó justo antes de que perdiera el control. Me dirigía hacia el fin sin que pudiera hacer más que ser un mero espectador. Fueron segundos que se hicieron eternos. Entonces decidí que no podía ser así, no podía suceder aquello. De ninguna manera. Traté de tomar el control de la situación y por un instante, sólo por un instante, lo logré. Conseguí desviar la trayectoria que me llevaba hacia una muerte segura. Pero algo salió mal... No es algo que ocurra, es una sensación. Sabes que algo va mal, que todo se escapa de tus manos sin que puedas hacer por evitarlo. Sientes cómo el aire se vuelve más denso. Como algo indescriptible ejerce cierta presión sobre ti. Y entonces llega el vacío. Un instante en el que no hay sensaciones, ni sentimientos. Ningún pensamiento aborda tu mente. No hay nada. Absolutamente nada. Tan sólo una sensación de paz al afrontar que todo puede terminar. Cuando comenzó sólo deseé que parara. El sonido del metal y de cristales rompiéndose eran mi única compañía. Entonces te asalta lo inevitable: pensar en todas aquellas personas que quizá no vuelvas a ver y a las que desearías decirles algo más por última vez. Y de nuevo la paz. Sólo al caer pude soltar todo el aire que guardaba dentro de mí y respiré profundamente, como tratando de averiguar si seguía vivo, como si con ellos llenara mis pulmones de aire por primera vez. Llevé mis manos a cada parte de mi cuerpo para comprobar que seguía de una pieza. La paz se fue dando paso al alivio. Quizá ése no fuera el día en el que todo debía acabar para mí. Quizá aún no estaba listo. A veces pienso que debe quedarme algo por hacer y por eso ese día no terminó todo. O quizá todo debió acabar ahí y es por ello que a veces me siento vacío o roto por dentro. No lo sé. El tiempo, como con todo, dará respuestas.

martes, 19 de julio de 2016

2013 Rescate en Los Ángeles

Bien se podría decir que Carpenter ha realizado dos películas casi idénticas salvando ciertos detalles que las hacen algo diferentes a la una de la otra. Y es que esta secuela más bien parece un calco del original. El mismo desarrollo, el mismo tipo de personajes, el mismo argumento, las mismas tramas... Lo único que varía de su antecesora son los temas que se deslizan entre secuencias mientras el antihéroe trata de cumplir su misión, más por el lugar geográfico dónde se localiza la historia y el contexto en el que se desarrolla que por una novedosa trama principal.

Una vez más, Plissken debe "aceptar" una misión suicida para obtener la libertad. Esta vez su periplo tiene lugar en Los Ángeles, apartado de forma física del resto de los Estados Unidos por un terremoto y donde van a parar todos aquellos que rompen las normas de moralidad de la "Nueva América Moral".
Estamos ante una contundente crítica a la intolerancia que existe en una sociedad en la que un régimen totalitario decide aquello que debe estar bien y lo que no. Y, al igual que en su predecesora, analiza lo que ocurre cuando se aparta a las personas conflictivas en lugar de tratar de reinsertarlas en la sociedad. Resultan curiosos los estereotipados personajes que contribuyen a todo esto: un presidente (o más bien un tirano) capaz de hacer cualquier cosa con tal de salvaguardar su propia imagen y estatus contra un líder opositor (con un gran parecido al Che) que trata de obtener el control para liberar a los suyos mediante políticas y acciones un tanto controvertidas. Y en medio de ellos dos, un antihéroe que toma la decisión más acertada para sí mismo y, quizá, para el resto del mundo.
La sátira también esta presente, aunque de una forma breve, en una secuencia donde unos seres monstruosos, que son el resultado de operaciones quirúrgicas, atrapan a Plissken, sacando a la luz de una forma cómica pero directa la adicción que muchos tienen a este tipo de operaciones y las posibles consecuencias.
Algo que puede pasar desapercibido, aunque resulta ser el origen de toda esta historia, son las alusiones al cambio climático y a la necesidad de la electricidad y la electrónica para la supervivencia del ser humano. La dependencia que tenemos a los aparatos electrónicos en nuestro día a día.
El guión, como sucediera en su predecesora, cuenta con todos los ingredientes necesarios para crear una historia interesante y atrevida en la que todo ocurre de forma fugaz y tan rápido que en ocasiones provoca cierto vértigo o una sensación de que las subtramas culminan demasiado rápido. Tanto algunos diálogos como ciertas acciones parecen estereotipos del género un tanto exagerados, por lo que a veces no sabemos si se trata de un homenaje o una burla. El humor socarrón y basto convive con partes más crueles y duras, puras de acción, o momentos más o menos épicos.

Y si el argumento es prácticamente un calco, en cuestión de realización no podía ser menos. Hay planos y puestas en escenas que nos recuerdan a la primera parte. Carpenter emplea movimientos rápidos de cámara y se sirve del movimiento interno del plano para transmitir la acción trepidante que tienen algunas secuencias. Mientras que emplea planos más cerrados y un montaje más pausado cuando quiere mostrar alguna localización o retrata una conversación así como acontecimientos importantes.
Los efectos especiales abundan por doquier y, teniendo en cuenta la época en la que se produjo, están bien insertados y son llamativos, además de jugar un papel importante en el argumento. Aunque hay que reconocer que algunos parecen más bien chabacanos y exagerados.
La banda sonora vuelve a emplear ritmos de pop-rock electrónicos que le sienta genial a la localización y ambientación de la película, las cuales enriquecen la historia de forma considerable.

Kurt Russell se vuelve a enfundar el traje de antihéroe que le sienta tan bien y, como en todo lo demás, calca la interpretación. Ha sabido representar ese aire misterioso y rudo que acompaña en todo momento a su personaje y que nos parece elemental. Sin ese personaje esta historia no tendría sentido.
En cuanto al resto de personajes, son prácticamente los mismo estereotipos empleados en la primera parte pero con rostros diferentes aunque igualmente carismáticos como Buscemi, Stacy Keach, Peter Fonda o Bruce Campbell. 


Esta producción no sorprende, no alcanza el prestigio de la primera porque se limita a imitarla sin apenas añadir novedades salvo un subtexto más rico y temas de diferente índole que resulta interesantes pero que son tratadas muy por encima. Dicta un mensaje claro que se diluye entre acciones disparatadas y en ocasiones nada realistas, que suceden una tras otra sin permitirnos saborearlas.
No es que sea un fracaso, es que se la podían haber ahorrado o haberle dado otro enfoque para lograr algo de originalidad. Carpenter debía innovar y no lo hizo.
Lo mejor es Kurt Russell y su interpretación de antihéroe junto con las moralejas que se dan en situaciones satirizadas y en la trama central.
Lo peor es que resulte ser una simple imitación de su predecesora.

lunes, 18 de julio de 2016

Una vez más, una vez menos

Y a veces te cansas, tanto de perseguir aquello que amas como de chocar siempre contra el infranqueable muro de la frustración por verte obligado a hacer algo que detestas. Llega un momento en el que no sabes si te pesa más el alma que el cuerpo; si merece la pena que la piel te la rasgue el tiempo. Y quieres escribir, desahogarte, pero no sabes el qué ni el cómo. Y quieres amar y ser feliz, pero no sabes con quién ni cómo. Entonces te sientes caer en una espiral infinita de la que crees que nunca vas a salir. Y detestas todo, absolutamente todo. Y te sientes solo, absolutamente solo.
Nadie entiende tus motivos o tus palabras, todos exigen demasiado a alguien que quizá no pueda ofrecer mucho más. Todos esperan aquello que quizá nunca le dé por llegar. Pues los trenes pasan a más velocidad de lo que alcanzan las piernas a correr y el tiempo pasa sin que nada más se pueda hacer. Porque es inevitable caer una y otra vez, y aprender. Si, aprender. Porque necios seríamos si no aprendemos de cada lección que nos impone una vida cruel.
No todo debe tener un motivo o una explicación. Hay algo insalvable en nuestras vidas que sucede sin más, como por arte de magia, para moldearnos y hacernos ser; hacernos sentir. La vida es tan compleja que podemos conocer a una persona que nos haga inmensamente felices en el peor de los momentos, del mismo modo que nos pueden romper el corazón en la mejor de nuestras situaciones.
Romper el corazón... Sólo aquellos que han sufrido de este mal pueden hablar de ello, pues aún quedan las cicatrices en su interior ya que por mucho que se cosan o se pongan parches, las heridas permanecerán hasta que entreguemos el último aliento. Y duele, duele más de lo que cabe imaginar. Es por ello que al amor hay que guardarle cierta distancia, cierto respeto. Hemos infravalorado la palabra amor desde el comienzo. La empleamos más de lo que deberíamos. Y es que el amor es lo más puro que podemos entregar a otra persona, por ello la cautela es fundamental.

No temáis por mí, yo aprendí a matar dragones con mis manos y sin necesidad de espadas ni escudos. Ya se me hizo tan de piedra la piel como el corazón. Ya me acostumbré al dolor y a lamer mis propias heridas. Todo forma parte de mí del mismo modo que yo formo parte de la nada. Y aunque a veces me quede sin aliento, habré de seguir respirando. Y aunque me fallen las fuerzas, a rastras me dirigiré hacia el horizonte en busca de aquello que parece huir de mí.
Sé dónde estoy, no necesito que nadie me lo recuerde. Y sé a dónde me dirigen mis pasos. Sólo yo puedo saberlo pues nadie más puede llevar mi calzado. Dejadme caminar... Ya encontraré en algún momento mi lugar.

jueves, 14 de julio de 2016

Tomas Falsas Making of Los Con Nombre

Durante una producción, en el proceso de rodar o grabar, muchas de las tomas deben ser desechadas para el producto final bien por fallos del equipo técnico o del equipo humano, o simplemente porque no encajan. Pero estas tomas no suelen quedar abandonadas en el fondo de un cajón sino que se rescatan y se les da un formato que en ocasiones resulta incluso más interesante que el producto final: Las tomas falsas.
Si, las tomas falsas se han convertido en un producto en sí que el espectador busca por el mero hecho de entretenerse viendo algo referente a una producción que le gusta, pero también por otros motivos ocultos provenientes de la naturaleza del ser humano. Y es que en las tomas falsas se suelen ver los fallos de personas muy preparadas para su trabajo. Es indudable que resulta divertido ver cómo nuestros actores favoritos cometen fallos de forma estrepitosa, pero también gratificante. ¿Por qué? Porque los convierte en mortales comunes, esos fallos los hacen más cercanos a nosotros.
Como ya he mencionado antes, está en la naturaleza humana sentir satisfacción cuando el prójimo falla. Cuando, pese a ser los mejores en algo y pertenecer a una élite inalcanzable, les vemos convertirse en humanos y errar, nos satisface ver al resto cometer errores y nos resulta incluso cómico. Es algo natural y no debe interpretarse como algo malo o dañino, sino todo lo contrario.
Partiendo de ahí, nosotros debemos ser los primeros en aprender de nuestros errores riéndonos de ellos porque son una parte fundamental para aprender, evolucionar y avanzar en nuestras carreras profesionales y en nuestra vida. Porque sí, nos hace más humildes y nos mantiene los pies en la tierra. Nos hace comprender que cualquiera puede fallar y que todo puede mejorarse.

Es por ello que quiero compartir con todos vosotros el vídeo de las tomas falsas de las entrevistas realizadas a Nuria Ferrer y a un servidor para el proyecto Los Con Nombre de Acción Humanitatis y The Intern Group que hemos estado realizado durante las últimas semanas.
Espero que se rían tanto viéndolo como nosotros haciéndolo, porque lo importante al fin y al cabo es disfrutar y aprender.