jueves, 5 de diciembre de 2013

Operación Carretilla

La Banda Municipal de Herrera del Duque se solidariza con los más necesitados. Estos excelentes músicos no sólo saben tocar bien, sino que además tienen un gran corazón.
El día 21 de Diciembre a las 10 de la mañana harán el pasacalles más solidario en la localidad de Herrera del Duque, con el cuál nos deleitarán a todos con su música a la par que recaudarán alimentos. Con sus instrumentos portarán carros en los que todo aquel que quiera podrá depositar los alimentos que done.

En los tiempos que corren, la solidaridad es esencial para la supervivencia de muchas familias. Y cada vez son más los proyectos solidarios que se llevan a cabo para ayudar a los más necesitados. Ésta es, sin duda, una idea más que acertada y, a buen seguro, recaudarán muchos alimentos.

Disfrutad de la música y donad.

martes, 3 de diciembre de 2013

Doña Brasa congelada

NOTA IMPORTANTE: NOS CONSTA QUE DOÑA BRASA HA CAMBIADO DE DIRECCIÓN POR LO QUE ES MUY PROBABLE QUE ESTA CRÍTICA QUEDE DESACTUALIZADA. TENGAN EN CUENTA AL LEERLA QUE LA OPINIÓN VERTIDA EN ESTA PUBLICACIÓN SE ESCRIBIÓ BAJO UNAS CIRCUNSTANCIAS QUE POSIBLEMENTE NO CORRESPONDAN CON LAS ACTUALES. 

Doña Brasa o cómo estafarte de forma elegante y con una gran sonrisa.
Éste bien podría ser el título de esta publicación/crítica/denuncia, pero es demasiado extenso. Hoy quiero hablaros de este restaurante, Doña Brasa, situado en Aguadulce, en la provincia de Almería, muy cerca del Hotel PortoMagno.


La semana pasada, más concretamente el jueves, mi pareja y yo decidimos salir a cenar. Los dos habíamos pensado que sería buena idea ir a explorar nuevos lugares, nuevos sabores, y no dudamos en hacerlo.
Tras meditarlo, brevemente, decidimos ir a Doña Brasa.
Ya en la puerta del establecimiento, indagamos un poco en la red en busca de opiniones acerca del susodicho restaurante, pero no encontramos ni una sola opinión, tan sólo un vídeo en el que unos jovencísimos dueños hablaban sobre su restaurante y la propia página web del restaurante, Doña Brasa. Aún viendo que no entraba mucha gente al local, nos dejamos llevar por su exótica propuesta y decidimos probar. Un buffet libre por 15€, bebida aparte, con 20 entrantes variados y 20 tipos de carne al estilo brasileño servidas en espadas, con diversos postres como punto final... Sonaba bastante bien.
En realidad, me parecía una ganga. He estado en otros restaurante que sirven este tipo de comida y la broma sale mucho más cara, pero es algo por lo que merece la pena pagar.
Bien, como ya he dicho, viendo lo que ofrecía y al precio que lo ofrecía, no pudimos evitar entrar para probar.

Atravesamos una pequeña terraza semicubierta, de esas que se estilan ahora para poder fumar, hasta llegar a la puerta del restaurante. Nada más entrar nos encontramos con una barra a la izquierda y unas mesas dispuestas en línea a la derecha. Sólo un par de mesas estaban ocupadas, mientras que tras la barra estaba el joven que salía en el vídeo, el dueño, con un atuendo digno de un gran barman. Un mostrador con vinos custodia la barra. Bueno, en verdad, todo el local está decorado con botellas de vino. Encontraréis botellas de vino en cada rincón, bien sea sobre una estantería, sobre un hueco o sobre un mueble. Será por vino...
Mientras me deleitaba con la cuidada decoración (esto lo digo en serio) me pude percatar de la carta de tapas. No era muy extensa ni muy variada, tampoco recuerdo que fueran tapas demasiado elaboradas. Quizá mini hamburguesas, las cuales les ha dado a todos los locales de tapas por hacer, chorizo y algo de pescado, pero poca cosa.

Sin previo aviso, nos asaltó una señorita para atendernos. No podía ser otra que la joven que salía en el vídeo, la dueña del restaurante, quién sabe si la misma Doña Brasa... Nos preguntó si sabíamos cómo iba el tema, a lo que le contestamos que queríamos probar el Buffet Libre de comida al estilo brasileño servido en espadas. Enseguida nos explicó en qué consistía. Básicamente lo que he explicado antes: 20 entrantes variados, 20 platos de carne al estilo brasileño servido en espada y diversos postres por 15€. La bebida no entraba en el precio, excepto de lunes a miércoles, aunque eso no era lo que decía en el vídeo... (en el cual, los propios dueños, decían que la bebida entraba de lunes a jueves, y era la noche del jueves por lo que la bebida debía entrar..., pero no entró)
Después de la explicación, pidió a uno de los camareros que preparara todo para el buffet. A mi aquello ya me empezó a sonar raro. ¿Preparar algo que se supone que ya debes tener preparado? Tras unos minutos, nos hicieron pasar a un gran salón, donde de nuevo el camarero nos explicó que podíamos repetir de entrantes tanto como quisiéramos y que cuando termináramos, se lo dijéramos para que empezara a traer la carne, de la cual también podríamos repetir tantas veces como quisiéramos. Todo pintaba bastante bien.
Nos acompañó hasta una de las mesas sobre la que había una botella de vino y unos platos bien dispuestos. Tras pedirle la bebida, nos dijo que debíamos usar el mismo plato para los entrantes, algo que de nuevo me extrañó, ya que en estos sitios, normalmente, hay montañas de platos limpios para ser usados cuando el comensal repite..., pero más sorprendido me dejó ver la "variedad" de entrantes que ofrece Doña Brasa.
Nos acercamos a una especie de expositor muy bien decorado pero con poco donde elegir. En la parte de abajo estaban los platos de los que se debía coger y sobre estos, en la parte de arriba, botes y más botes de diversas salsas. Comenzamos a pasar sobre los platos, la primera vuelta. Había algo de embutido, ensalada de pasta, algo parecido a trozos de carne en un líquido extraño y..., atención a esto, todos los ingredientes necesarios para una ensalada, en platos diferentes. Si a esto se referían con 20 entrantes variados, se han lucido porque, prácticamente, la mayoría de platos eran los ingredientes esenciales de una ensalada. No había ni rastro del anunciado sushi ni rollitos. Además, todos los entrantes tenían pinta de haber estado sobre aquel expositor demasiadas horas. Los embutidos estaban resecos, la ensalada de pasta estaba pasada y dudo que las verduras fueran frescas del todo.

Decepcionados, volvimos a la mesa con los platos llenos de embutido normal y corriente, del cual te puedes tupir en tu propia casa. La botella de vino había desaparecido y tan sólo quedaban sobre la mesa los platos y cubiertos para dos.
Comimos los entrantes pensando que la carne sería el punto fuerte, esa era al menos nuestra esperanza. Al acabar de comer, le pedimos al camarero, el cual no se movió de la puerta, atento a todos nuestros movimientos, que nos trajese la carne. Nos dijo que aún no estaba lista y que debíamos esperar un poco. Para que la espera no se hiciera demasiado agónica nos trajo dos cuencos llenos de plátano frito y patatas fritas, lo mejor de la noche. Casi nos comimos todo, teníamos hambre y la carne no llegaba. Pensamos que tardaban tanto por la preparación laboriosa que debe llevar, pero nada más lejos de la realidad. Estaban esperando porque la carne estaba congelada y debía descongelarse.
Al cabo de un buen rato, bastante, apareció el camarero con una bandeja de metal. Yo ya me temía lo peor. Aquello, de estilo brasileño tenía lo que yo de monje budista, que es nada. Al ponerla sobre la mesa y tras un amable: "Buen provecho", supe que aquello era todo. No es que nos sintiéramos decepcionados, es que nos sentíamos estafados. Y lo peor llegó al probar la carne...
Los 20 platos de carne al estilo brasileño servidos en espadas se limitaba a cuatro alitas de pollo con un extraño color amarillento, bastante pasadas y muy mal cortadas, dos trozos anchos de panceta que ni llegamos a probar, cuatro filetes de lomo demasiado finos y, por consiguiente, muy resecos, chorizo requemado por fuera y crudo por dentro, unas especies de salchichas alemanas que tenían un extraño sabor y unos trozos, como de filetes, de algo indescriptible. Mi pareja apostaba por ternera, yo por cordero. Pero había sido tantas veces congelado y descongelado que tenía un sabor de lo más extraño.
Nos dejamos casi todo en la bandeja porque aquello no es que tuviese una pinta demasiado apetitosa.  


Los postres fueron lo único positivo de la noche. Había más o menos variedad: los típicos flanes, pudin, natillas, helados... El pudin estaba bastante bueno.

En conclusión. Bajo mi punto de vista, Doña Brasa ofrece unos entrantes bastante pobres y demasiado típicos como para que puedan atraer a cualquier persona. Son entrantes que cualquiera puede comer en cualquier momento y en cualquier otro lugar. No me parecen algo interesante por lo que pagar y, además, no incluyen todos los platos que anuncian.
La carne lo empeora todo. Ver llegar al camarero con la bandeja dejará a más de uno con la boca abierta, tanto para bien como para mal. Seguro que a más para mal. No sé de dónde se saca esta gente que sirven la carne al estilo brasileño y en espadas, porque nada de eso es cierto. Pinchar la carne y asarla en una parrilla no es hacerlo al estilo brasileño y traerlo en bandeja no es servirlo en espada. Y lo peor no es eso, es que te sirvan carne congelada. ¿Eso es calidad? Yo diría que no.
En cuanto a los postres, no tengo demasiada queja. Son los postres típicos y cumplen.

Doña Brasa cuida su imagen pero no su cocina. Y, para mi, en un restaurante debe primar la buena cocina antes que una imagen, que además es engañosa. Un asador de carne que se precie no puede servir carne congelada ni productos de calidad dudosa. Todo esto, incluido a la publicidad engañosa, a los entrantes pobres y a una pillería digna del Lazarillo de Tormes, hace que nos queramos volver a pisar el restaurante Doña Brasa. Considero 15€ un precio excesivo para lo que ofrece.

Si ya nos advirtió el gato negro con el que nos cruzamos en la misma puerta del restaurante que no debíamos entrar...


Nota: Lo vertido en esta publicación es tan sólo la opinión sobre este restaurante tras haber sido cliente del mismo. Que cada uno saque sus conclusiones a la hora de ir a Doña Brasa.

martes, 26 de noviembre de 2013

Un alto en el camino

Debido a un pequeño problema, la producción de "Adiós, amor" tendrá un parón temporal.
Cuando nos encontrábamos en la fase final de la preproducción, la actriz que protagoniza el cortometraje, Andrea Murillo, ha sufrido un leve accidente, por lo que no podrá continuar, temporalmente, con los ensayos. Aún así, trataremos de continuar trabajando en otros aspectos del cortometraje como las piezas musicales que su personaje tocará o el vestuario, así como en el material importante de atrezzo que se empleará en el cortometraje.

En cuanto Andrea se recupere terminaremos la preproducción y comenzaremos con la producción de este proyecto, lo cual esperamos que sea lo antes posible.
Ahora lo importante es que Andrea se recupere lo mejor posible.

Un saludo a todos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Un día cualquiera

Hay días en los que nos levantamos esperando que ocurra algo. Algo que nunca termina de llegar, y entonces, sentimos que no podemos continuar hasta encontrarlo, hasta lograr que ese algo suceda. Y dejamos de vivir la vida, nos sentamos, y limitamos nuestra existencia a ver cómo pasan los días.
No es que seamos infelices, es más, en muchas ocasiones nos invade un sentimiento de felicidad absoluta. Incluso, no vemos tan mal vivir con ese vacío que cada vez se hace más grande, que nos impide avanzar y, sobretodo, vivir con intensidad cada momento, haciendo lo que realmente nos gusta y queremos..., lo que necesitamos hacer. Somos capaces de encerrarnos en la constante espiral de la rutina con pasmosa facilidad, y entonces, nos dejamos arrastrar por una fuerte corriente de pesimismo que nos aleja de nuestras metas y de todo aquello que queremos.

Entonces llega un día en el que nos levantamos y, tras un largo silencio, comprendemos que sólo nosotros podemos hacer algo por nosotros, que nadie vendrá a darnos nada. Que debemos aferrarnos a esas pequeñas cosas que nos ofrece la vida para poder seguir adelante.
Algunos llegamos a entender, quizá demasiado tarde, que no podemos permitirnos dejar pasar los días sin más, que debemos aprovechar cada instante por ser único. Porque lo que pasa, no volverá.
Y es que es un error aferrarse a los errores, al pasado y a las oportunidades desaprovechadas. Debemos aprender a olvidar. No podremos avanzar si miramos hacia atrás.

A veces necesitamos un golpe, algo que nos devuelva a la realidad de una forma más o menos inmediata. Algunos dan con ese golpe; otros se pasan la vida buscándolo. Y cometemos el error cuando dejamos de buscar ese golpe, ya que, con toda probabilidad, suponga el fin de nuestra existencia.

Tenemos que demostrarnos cada día que estamos vivos para evitar estar muertos. Levantarnos sabiendo que haremos algo importante y que somos necesarios para la existencia de otros.
En definitiva, debemos vivir y buscar un motivo por el qué hacerlo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Allí, en las salinas

Un sol de justicia caía sobre el asolado descampado. No había ni una sombra bajo la que refugiarse. La playa, aún lejana, se percibía al final del camino como un oasis. En el horizonte se abrazaban cielo y mar, logrando que no se supiera con certeza dónde empezaba uno y dónde terminaba el otro. El poco pasto seco que sobrevivía allí relucía bajo el sol como el mismo oro, mecido con suavidad por la fresca brisa que en contadas ocasiones regalaba el mar.
Hacía bastante tiempo, demasiado, que Carlos no se dejaba caer por allí. Recorría el largo camino hacia la playa como tiempo atrás lo hiciera junto a su padre. Una oleada de recuerdos le sacudió con tanta violencia que apenas le permitió contener las lágrimas. Miró a un lado y a otro buscando algo que jamás encontraría, pues aquel lugar había sido abandonado a su suerte.
Aquellas salinas, rebosantes de vida hacía ya tantos años, ya no eran más que un testigo mudo de la historia de todos aquellos que, como su padre, pasaron sus días trabajando bajo el sol. Un cementerio de historias, una tierra yerma que ya no albergaría vida nunca más.

Carlos caminó junto a las albuferas que quedaban al lado de la carretera, sin quitar ojo a Tiro, su perro, que le acompañaba en todos sus paseos.
La poca sal que quedaba acumulada en las balsas brillaba bajo el sol como lo hace un espejo. Algunos de aquellos pequeños cristales creaban caprichosas formas sobre la arena. Era una de esas cosas que le asombraban de pequeño de aquel lugar, esas pequeñas obras de arte que creaba la propia naturaleza.
Se grababan sus pasos en la tierra al avanzar hacia la playa. El suelo allí siempre estaba un tanto húmedo. La solitaria playa se extendía a ambos lados hasta donde la vista podía alcanzar. Tomó la dirección que le llevaría a casa.

Fue con parsimonia por el camino que hacía de frontera entre la playa y las balsas donde se trabajaba la sal. En la distancia avistó una caña de pescar clavada en la arena. No muy lejos se encontraba el dueño, sentado frente al mar en una de esas tumbonas de plástico. Tan sólo llevaba puesto un pantalón. Sólo cuando se aproximó a él, pudo comprobar que tenía el aspecto de un verdadero naufrago. Tenía el pelo mal cortado y una espesa barba blanca que se enredaba sobre su cuello. En su piel, curtida por el tiempo, se apreciaban algunas cicatrices. Tiro le ladraba en la distancia mientras Carlos se acercaba cada vez más al solitario pescador. ¿Qué haría allí en medio de tanta soledad? Al llegar a su lado, tan sólo pudo guardar silencio y contemplar el mar. Un profundo sentimiento de paz le invadió.

-¿Quieres probar? –le preguntó de repente el pescador.
-¿Cómo dice?
-¿Qué si quieres lanzar la caña? –insistió, algo malhumorado.
-Ah…, no. No soy demasiado mañoso en eso.
-Los jóvenes de ahora no sois mañosos en nada –se levantó de su asiento y tomó la caña-. Si tuvierais que comer lo que cazarais o pescarais, seguro que seríais más habilidosos. ¡Hombres de provecho! ¡Eso es lo que seríais! -Con un brusco movimiento, inclinó todo su cuerpo hacia delante, lanzando el anzuelo a una distancia considerable. Mientras tanto, Carlos le miraba asombrado, a la par que le escuchaba con suma atención-. Yo me he hecho a mí mismo. Aquí, en estas salinas –continuó, clavando la caña en la arena-. Llevo aquí toda una vida. Demasiado –murmuró.
-¿Usted trabajó aquí? –preguntó Carlos con cierto reparo.
-Y he vivido aquí. Justo ahí –alzó su brazo señalando un lugar vacío al lado del camino. El joven no supo qué decir al ver que allí no quedaban restos de nada-. No. No busques. No hallarás nada más que una tierra yerma. Aquí ya no queda lugar ni para la vida. Todo se fue con la sal.
-Mi padre también trabajó aquí. Y su padre.
-Mucha gente trabajó aquí. Muchas generaciones han comido de lo que les daba la sal, hasta que llegaron esas hienas con sus apuestos trajes y sus buenas palabritas a llevarse nuestro pan, nuestra vida –enfurecía por momentos. Acompañaba cada palabra con violentos ademanes y, cada vez, alzaba más la voz-. Algunos luchamos hasta el final mientras que otros se vendieron como mercancía. Gente miserable a la que sólo le importaba su bienestar. Mal rayo los parta.

Carlos comprendió, tras escucharle, que no debía decir nada más. A aquel hombre no le quedaban más que sus quejas y sus recuerdos, y estaba seguro de que sus palabras sólo lograrían hundirlo y enojarlo aún más. A su familia, sin duda, le fue mejor que a él.

-Bueno, debo marcharme, se hace tarde –se excusó antes de silbar para llamar a Tiro-. Espero que piquen mucho, señor.

Se dirigió hacia el camino sin esperar una respuesta del pescador. Se oía el constante ladrido de Tiro por la solitaria playa. Carlos volvió a silbar para llamar la atención del perro, pero no sirvió de nada. Seguía ladrando con cierta desesperación cerca de una de las balsas.
Al salir al camino, el joven lo volvió a intentar, obteniendo el mismo incesante ladrido como respuesta. No le quedaba otra que ir hacia donde estaba el perro para llevárselo, y fue al llegar allí cuando comprobó que ladraba a algo que había dentro de la balsa. No sabía de qué se trataba, pero algo, en el fondo, se movía con lentitud. Como emergiendo de la espesa masa que había formado la mezcla del agua, la arena y la sal.
Se inclinó un poco más sobre la balsa, tratando de ver mejor lo que había dentro. Frunció el ceño cuando creyó ver una bota, pero no podía ser. No sería nada más que basura. Al retroceder para irse, vio de nuevo cómo algo se movía.
Su imaginación le debía estar jugando una mala pasada, debía ser eso. Dentro de aquella balsa no podía haber una persona. Era imposible. Se acercó una vez más. Estaba asustado y un tanto alterado. Quería gritar, necesitaba hacerlo. Un fuerte sentimiento de angustia le presionaba el pecho. Se acercó demasiado al borde de la balsa. Le falló un pie y por muy poco no calló dentro. La arena del borde estaba suelta, por lo que tuvo que dar un paso atrás para afianzarse. Y entonces, lo vio claro. No era más que una bota suelta. Allí no había más que basura.

Respiró. Se sentía aliviado. Incluso dejó escapar una carcajada. Se rió de sí mismo, de su propia estupidez y de lo ingenuo que había llegado a ser al pensar que allí podría haber alguien. Seguía escuchando los ladridos de Tiro. –Calma, Tiro. No es nada- dijo para calmar al perro manteniendo la sonrisa en su rostro.
Al girarse lo vio. Un escalofrío le atravesó como un rayo, desde la cabeza hasta los pies. Sintió un frío punzante en la nuca. Cuando trató de salir de allí, alguien se le acercó de forma súbita. Se quedó quieto, contemplando, algo asustado, la figura recortada sobre el horizonte. Lo poco que el sol le permitía ver.
Sin duda, estaba acorralado. Podía sentir cada respiración, cómo el silencio que gobernaba en las salinas le aplastaba. No podía gritar aunque quisiese, no podía hacer nada más que esperar a que ocurrirse algo. ¿Qué quería aquel hombre de él? Y sin previo aviso se abalanzó sobre Carlos, empujándolo a la balsa.

Se hundía en el fango y no podía hacer nada por evitarlo. Trató de agarrarse a cualquier cosa, incluso intentó gritar, pero se sentía ahogado. Cada uno de sus movimientos le hundía más en el fango.
En su agonía, lanzó uno de sus brazos hacía un lado y dio con algo alargado. Tiró con todas sus fuerzas, pensó que esa era su salvación. Una rama, un trozo de madera, una goma, algo que le ayudara a salir de allí. Tiró con tal fuerza que arrancó algo, y fue al mirar de qué se trataba cuando lo comprendió todo. Quien lo había arrojado se acercó al borde y fue entonces cuando pudo verle el rostro. Todo encajaba al fin y se dejó hundir, contemplando su figura frente a él. Sabiendo, al fin, el motivo por el cual el pescador estaba allí, en mitad de toda aquella soledad.

jueves, 31 de octubre de 2013

Puerto de Roquetas de Mar

Recién sacado de Premiere os traigo un nuevo vídeo que he realizado y editado yo mismo. Se trata de un breve recorrido por el puerto de Roquetas de Mar (Almería). Este verano decidí hacer unas pruebas de cámara en el susodicho puerto y realizar un pequeño montaje musical con algunas de las piezas.
Tras haber rebuscado una banda sonora acertada para las imágenes, y haber recibido un par de recomendaciones, opté por usar J'y suis jamais allé de Yann Tiersen. La cual a muchos os sonará por ser parte de la flamante BSO de Amelie.

Como ya he dicho, el vídeo es breve (a penas un minuto), tan sólo he incluido en la edición aquellas partes que me parecían más interesantes y que podían aportar un sentido, o una continuidad, al conjunto en general. Son algunos planos generales del puerto, otros planos generales de las embarcaciones, algunas panorámicas y un par de planos detalle. Además he incluido planos en los que hago uso del desenfoque. Escogí la canción de Yann Tiersen para lograr que el montaje fuera rápido y un tanto frenético, y por la perfecta comunión que hace con las imágenes. La considero la música adecuada para este vídeo.

Sin más, espero que disfrutéis del vídeo.

          

jueves, 24 de octubre de 2013

Éxodo

Hoy os traigo el relato corto con el que he participado en la Primera Edición Internacional de Microrelatos de Prisa Radio. El ganador ha sido José Ignacio Ceberio con el microrelato "Salidas de emergencia" Aquí tenéis toda la información: Primera Edición Internacional de Microrelatos de Prisa Radio.

Y éste es el microrelato con el que yo he participado, que lleva por títutlo: "Éxodo".


Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. Miraba por la ventanilla cómo se alejaba cada vez más todo cuanto amaba. En realidad, no quería marcharse, pero no podía seguir aferrado a una idea que le consumía cada vez más. Había decidido dar el paso para comenzar a construir los cimientos sobre los que se asentaría su vida y no daría marcha atrás, por mucho que le pesase.
Respiró hondo, y se hundió un poco más en su asiento. No esperaba que le llegaran tan pronto los recuerdos, y con ellos, las lágrimas. Sin duda, no se marchaba, lo echaban.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Segundo ensayo de "Adiós, amor"


 Y hoy ha tenido lugar la segunda sesión de ensayos del cortometraje "Adiós, amor". Tras el parón de una semana, necesario por los retoques llevados a cabo sobre el guión, tanto Andrea como yo nos hemos puesto a trabajar de nuevo en la preproducción del proyecto.

Se han añadido al guión dos secuencias nuevas al final, logrando que la historia cobre más sentido y aportando, mediante pequeños detalles, más profundidad a la misma. Además de un cambio de vestuario y un exterior bastante interesante.
Tras haber leído el guión varias veces, incluso haber comenzado los ensayos, aún sentía que a la historia le faltaba algo para que le resultara atractiva al espectador, así como para que se entendiera correctamente. Al no tener diálogo hay que basarse en detalles para hacerse entender y algunos de esos detalles, faltaban. Gracias a estos retoques en el guión, ahora la historia será mucho más fácil de comprender e incluso más cercana al espectador por lo que llegará con más facilidad a más personas. Todos entenderán de qué se trata y no será algo tan abstracto.


 En cuanto al ensayo, de nuevo nos ha servido para encajar las acciones en las localizaciones y poder visualizar de mejor manera los tiros de cámara y los planos a usar para cada momento.
Andrea sigue en el buen camino, aunque hay ciertas cosas que poco a poco vamos corrigiendo. Sigue tratando de ser el personaje y no una imitación de éste. Con cada ensayo perfecciona aún más sus movimientos y gestos, y cada vez está más involucrada, por lo que gracias a esto, estará más que preparada para afrontar el día de grabación cuando llegue. Con cada reunión sigo pensado que es la candidata perfecta para el papel. Andrea es toda una profesional.

Mañana tendremos el tercer ensayo, en el cual continuaremos con los ensayos de algunas secuencias, seguiremos trabajando también en la realización y buscaremos la pieza adecuada que Andrea tocará en una de las secuencias.

Poco a poco, este proyecto, va tomando forma y afianzándose. Mañana seguiremos trabajando para que todo continúe yendo bien.

Pronto tendréis más noticias sobre "Adiós, amor".

domingo, 13 de octubre de 2013

Y otra vez, Madrid

Una vez más me encuentro en Madrid. Esa ciudad ruidosa, asfixiante, grandiosa y viva que siempre logra atraparme. Y es que lo que yo tengo con esta ciudad es una relación amor/odio en toda regla.

Siempre me ha gustado (y me gustará) venir, eso no lo voy a negar. Incluso, en su momento, me pareció una gran opción para echar raíces y establecer aquí mi vida. Pero durante el tiempo que sufrí, tanto sus bondades como sus problemas, se me quitaron las ganas.
Aún así, cuando voy llegando a la ciudad y percibo su silueta recortada en el horizonte, me recorre por el cuerpo una sensación de felicidad y satisfacción muy parecida a la sensación que tiene un niño la mañana de navidad, sabiendo que va a ser colmado por los ansiados regalos. Yo también espero que Madrid me regale algo, a su modo, claro está.

Al recorrer el camino que me lleva hacia el barrio de mis tíos, hacia su casa, mi casa; me invaden los recuerdos de cuando aquí vivía. De cuando hacía ese mismo trayecto al volver del pueblo, o con el autobús de vuelta a casa tras una tarde de apasionantes clases en el mítico IORTV.
Puedo recordar a la perfección la primera vez que vine aquí para comenzar una nueva etapa, con la maleta cargada de ilusión y ganas por comerme el mundo. Recuerdo cuando me despedí de mi familia en el pueblo y de cómo se me encogió el corazón en el momento en el que comprendí que era una despedida de verdad. También recuerdo cómo mis tíos me acogieron y me ayudaron, siempre, en todo momento. Por ello les estoy muy agradecidos y siempre lo estaré. Y es por eso mismo que ocupan un lugar especial en mi corazón y siempre lo ocuparán, porque para mi, en aquella época que ya parece lejana, se comportaron como unos verdaderos padres. Enseñándome y ayudándome a crecer, en una nueva etapa donde necesitaba de todo y apenas podía aportar nada. Ellos siempre serán mi papastro y mi mamastra, como les llamaba (y llamo) con todo el cariño del mundo.

De igual forma, no podré olvidar mi primer viaje en metro o en autobús, donde siempre permanecía alerta hasta el momento en el que la rutina logra rebajar tensiones. Ahora recuerdo, riéndome , la angustia que sentía cuando me perdía y la satisfacción, al encontrar el camino adecuado.
¿Y el primer día de clase? Mucha gente nueva, demasiada. Pero allí encontré a un grupo de personas insuperable: diverso, amable, completo. Muchos de ellos dejaron una huella en mi que hoy día persiste. Nunca olvidaré lo que en aquel ruinoso y viejo edificio, más parecido a un antiguo psiquiátrico que a un instituto de RTVE, viví con toda aquella gente.

Los días pasaban y cada vez me sentía más cómodo en la ciudad. Más madrileño. Y entonces la conocí a ella. Y Madrid me dio una nueva alegría. Con ella pasé aquí momentos únicos y especiales, y aún hoy los sigo pasando cuando venimos de visita. Ella fue lo mejor que me dio la vida en esa nueva etapa, que me dio Madrid.

Podría contar miles y miles de anécdotas de mi historia con Madrid, pero, con toda seguridad, os aburriría.
Esta ciudad siempre está viva, nunca duerme. Siempre me ha parecido un tanto peligrosa pero..., ¿dónde está el peligro? Donde está el cuerpo. De igual modo, me parece una ciudad ruidosa y caótica. En ciertas ocasiones, fría y deshumanizada. Pero también es mucho más. La ciudad de las oportunidades, donde puedes encontrar todo cuanto necesites. Un lugar donde puedes ver y vivir cosas increíbles que en otros sitios sería imposible. Madrid es de ese tipo de ciudades que te lo puede dar todo, pero también arrebatártelo. Es una ciudad que atrapa y enamora, del mismo modo que ofende creando tan sólo odio. Madrid no deja indiferente a nadie.

Hoy, al salir a la terraza de la casa de mis tíos, he sentido caer sobre mi rostro una brisa familiar. Los aspersores estaban encendidos, haciendo que el ambiente se cargara con ese olor tan reconocible a tierra y plantas mojadas. Todo esto, unido a las difusas luces de la calle, han logrado que me deje llevar por los sentimientos que ya me invadieron una vez, hace mucho tiempo.
Y es que pese a todo lo que he vivido aquí, bueno y malo, sólo dejo que los buenos recuerdos me atraviesen. Y puedo decir, bien alto, que la etapa que viví en Madrid, en esta ciudad vibrante, ha sido hasta ahora una de las mejores de mi vida. Siempre guardaré un buen recuerdo de mi Madrid. Ésta siempre será mi casa.

Siempre que pueda regresaré, y todos deberían hacerlo. Pasearé por la ciudad, que a buen seguro tiene más de una sorpresa y una alegría guardada para mi. Viviré nuevas situaciones y me dejaré llevar por el momento. Me permitiré ser arrastrado por las corrientes de sus calles hacia emociones indescriptibles. Escucharé atento todo cuanto me tenga que decir y veré todo aquello que me quiera enseñar.
Y cuando me despida, no diré adiós, sino hasta siempre.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Primer ensayo de "Adiós, amor"



Hoy ha tenido lugar el primer ensayo del cortometraje "Adiós, amor". Tanto la actriz, Andrea Murillo, como yo, el realizador, hemos decidido ensayar las secuencias cronológicamente para evitar confusiones y que se rompa la linealidad del argumento y de las emociones por las que pasa el personaje. Tratamos de conseguir la mayor naturalidad posible, en actuación y en realización, y puesto que ambos somos noveles, nos lo tomamos con calma y con la mayor profesionalidad posible para que el resultado final sea algo perfecto (o al menos lo más perfecto posible).

En esta primera toma de contacto, nos hemos encargado de ensayar la primera secuencia. Algo sencillo para comenzar a coger ritmo. Puedo asegurar que he quedado gratamente sorprendido por la buena actuación de Andrea. Ha sabido interpretar aquello que le he pedido con total inmediatez, tratando de ser el personaje y no de aparentar ser el personaje. Siempre he considerado a Andrea una chica capaz y con aptitudes, que conseguirá todo aquello que se proponga hacer, no por saber hacerlo sino por poner empeño y esforzarse en hacerlo correctamente. Con cada ensayo irá aportando cada vez más al personaje hasta dar con el punto exacto, aunque cabe destacar que hoy ha dado un paso importante y está más cerca que lejos de encontrar lo que el personaje necesita de ella.

En cuanto a realización, puedo asegurar que también se ha avanzado bastante en cuanto a escenografía, puesta en escena, tiros de cámara, ajuste de planos y demás. Han nacido nuevos planos que darán más sentido al conjunto y, además, aportarán belleza. Gracias al ensayo de hoy han surgido nuevas ideas sobre la colocación de la cámara y más variedad de planos.

Estoy muy satisfecho con este ensayo en todos los aspectos y creo que estamos dando con la tecla en todos los campos. Si nada lo impide, pronto se llevará a cabo el segundo ensayo, en el cual nos centraremos en la segunda secuencia y en terminar de pulir la primera secuencia.
Sin duda, esto huele bastante bien.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Prozac Nation

Prozac Nation. Este título siempre ha llamado mi atención. Y es que realmente hubo un tiempo en el que, no sólo una nación sino más de medio mundo, dependía de antidepresivos y otros tipos de medicamentos para poder vivir. Incluso hoy, muchas personas dependen de este tipo de medicinas para poder afrontar el día a día.
Y esto es lo que trata esta magnífica película.

Prozac Nation nos muestra la desgarradora historia de Lizzie Wurtzel, una joven problemática a la que conceden una beca para estudiar periodismo en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Después de que su padre la abandonara, desarrolla una fobia al rechazo y la necesidad de tener a alguien a su lado que la proteja, la entienda y la cuide, por lo que su madre cree que ir a la universidad será bueno para ella.
En el primer año de universidad conoce muchas y variopintas personas, pero eso no evita que se siga sintiendo sola, abandonada, traicionada. Por lo que recurre al sexo, a las drogas y al alcohol para sentirse mejor, en realidad los usa como medio de escape de su vida, pero sus cambios de humor y personalidad, el que siga metiéndose en problemas, la lleva a realizar una terapia para mejorar su conducta. Ya no quiere fingir más ser el tipo de persona que no es, quiere liberarse de ese problema que cada día la oprime más y la impide vivir la vida que ella desearía.

Es sin duda el relato de una realidad, de un problema por el que muchos pasaron y pasan. El miedo al rechazo, incluso el miedo a ser uno mismo. Ese miedo que nos lleva en muchas ocasiones a fingir una actitud que no corresponde con la nuestra, nos empuja a ser quienes no somos conllevando unas duras consecuencias que son difíciles de afrontar, y que hacen que nuestra vida se complique a pasos agigantados, sin que podamos poner remedio.

Esta producción independiente, dirigida por Erik Skjoldbjaerg, está basada en el polémico libro autobiográfico homónimo de Elizabeth Wurtzel, en el que narra su tempestuosa convivencia con una depresión clínica que debió ser tratada con fármacos como al que hace mención el título.
En la piel de Lizzie encontramos a una grandiosa Christina Ricci, acompañada por un elenco de actores más que notable como son: Jessica Lange, Michelle Williams, Jason Biggs o Jonathan Rhys Meyers entre otros. Hay que alabar que una producción como esta tenga a tan codiciados actores en cartel y, aunque no con toda seguridad, podría decir que sin estos actores quizá la película hubiese tenido menor repercusión y hubiese despertado menor interés del público.
Siempre he pensado que en una producción se deben dar varios factores para que ésta sea, en cierta medida, un éxito. Sólo una buena historia, guionizada de la mejor forma posible, que es bien interpretada por actores de calidad, dirigidos con destreza y naturalidad en unos escenarios acordes bajo una realización que apoya, narrando bajo una técnica impecable, todo aquello que se describe en el guión, podrá convertirse en una gran producción que, a buen seguro, cautivará al respetable. Y considero que esta película cumple en prácticamente todo.

Está claro que este plantel de actores no sería nada sin un buen guión ni sin que todo sea captado de la forma correcta. Y de esto se encarga el realizador, Erik.
Quedé fascinado con la realización desde el primer momento. Cómo lograba aportar fuerza e intensidad al texto con los diferentes movimientos de cámara, a veces más violentos y otras más pausados. Con los acertados planos para cada situación y el magistral uso del desenfoque. Todo contribuye para que el producto final sea un bloque compacto e indivisible, con todas las partes perfectamente hilvanadas logrando una producción interesante y ejecutada a la perfección.
Erik, mediante una realización muy cuidada, consigue potenciar los sentimientos mostrados en las diferentes situaciones por Christina Ricci. Hay bastantes planos y técnicas empleadas en los que esto se potencia sobremanera. Uno de ellos es cuando Lizzie está escribiendo una crítica sobre Springsteen, pero no logra dar con algo lo suficientemente bueno. Durante unos días su existencia se basa en escribir esa crítica. En un momento dado, hay un primer plano de Lizzie en el que la cámara se mueve en torno a ella realizando un traveling circular. Este movimiento de cámara potencia su obsesión por conseguir escribir la crítica. El realizador se centra sobre ella y sus pensamientos, desdibujando el fondo, restando importancia a todo lo demás y atrayendo toda la atención sobre Lizzie.
Otro ejemplo es la aceleración o desaceleración del tiempo empleada en postproducción en ciertas situaciones en las que Lizzie es superada por algo y estalla. O simplemente, cuando no está en plenas facultades. De igual manera usa el reflejo de la actriz sobre cualquier material, dándonos a entender que Lizzie no es más que un reflejo de lo que realmente podría ser. Y también está el bellísimo recurso del desenfoque, usado para censurar ciertas partes, ciertos momentos y a ciertas personas, guiando nuestra atención hacia lo realmente importante. De igual manera se usa el desenfoque en algunas partes para crear planos más poéticos, más bellos.

En referencia a la banda sonora, se puede decir que es casi inexistente. Tan sólo la música en vivo está presente; bien la arrugada y rasgada voz de El Jefe reproducida por un tocadiscos o la ronca voz de un tipo que canta en un bar, acompaña algunos de los momentos más relevantes para Lizzie. Como cuando conoce a Noha o cae en la obsesión por escribir una crítica perfecta, lo que hace que entre de lleno en una crisis profunda.
Las voces, el llanto y los ruidos abundan y se postulan como una banda sonora simple y acertada, que acompaña cada situación como lo que es: un momento en el que la vida te golpea con todas sus fuerzas.

La puesta en escena juega otro papel importante en esta producción. Los movimientos de los actores son fluidos y naturales, apoyando su propio discurso y acordes a todo lo que viven en cada situación. Uno de los ejemplos lo tenemos cuando el padre de Lizzie va a verla y ella le reprocha ciertas cosas. Él comienza a dar vueltas en círculo en torno a ella tratándola de convencer de que él no es el malo, cerrándola y obligándola a escucharle. Convenciéndola de que él es quien tiene razón y anulando su juicio.
Como éste, hay otros tantos ejemplo. En verdad el lenguaje no verbal está muy presente en esta producción, bien sea acompañando al lenguaje verbal o hablando por sí solo. Me gusta que se use este recurso porque no todos los realizadores se preocupan porque sus actores expresen tanto con el cuerpo como con las palabras. Muchas películas se podrían realizar obviando los diálogos y usando la expresión corporal como medio de comunicación. Es algo interesante en lo que fijarse.

Y los actores tienen mucho que ver en esto. Prozac Nation cuenta con un grupo de actores impresionante. En realidad, no pensaba que esta producción tuviera a tan reconocidos intérpretes en plantilla.
Todos recordamos a Christina Ricci por su papel en La Familia Adams (Barry Sonnefneld) como Miércoles o en Sllepy Hollow (Tim Burton). En su prolífica carrera ha interpretado papeles de diversa índole pero, comúnmente, es recordada por sus personajes más siniestros y desestabilizados. Su actuación es única. Logra, de principio a fin, que tan sólo veamos a una tal Lizzie. No interpreta a un personaje sino que se convierte en él. Su naturalidad a la hora de abordar cada situación por la que pasa su personaje, por muy dura que pudiera llegar a ser, es el motivo por el cual su interpretación es tan pura y tan convincente. Reproduce a la perfección los cambios de humor de su personaje. Y considero que ha sabido cargar con el peso de la producción en todo momento.
Peso compartido por otra de las actrices que consigue llenar la pantalla. No puede ser otra que Jessica Lange, quien acompaña de una forma soberbia a Christina durante prácticamente toda la película. Jessica interpreta a la madre de Lizzie. Una madre destrozada que trata de evitar de todas las formas posibles la autodestrucción de su hija, a la cual protege y defiende en toda situación, pase lo que pase. Esta formidable actriz acepta su posición en la producción no haciendo sombra a la legítima protagonista, pero sí echando un pulso en cuanto a interpretación se refiere. En este caso es la secundaria de honor, bordando una actuación que, a primera impresión, se antoja complicada y que ella hace que parezca de lo más sencilla. Ha sabido dar el tono necesario en cada secuencia sin caer en un amaneramiento desmesurado ni una interpretación disonante con el total del conjunto. Da gusto ver esta producción sólo por su papel de madre coraje.

Otro personaje importante es aquel interpretado por una jovencísima Michelle Williams, Rubi, que se convierte en amiga de Lizzie al llegar a la universidad. Michelle interpreta a una amable joven que trata de ayudar a Lizzie a salir de su tempestuoso camino. Su interpretación es tan sólo correcta en alguna que otra secuencia, aunque hay que reconocer que en momentos puntuales parece despuntar aportando algo de aire fresco a la película. Michelle ha sabido dotar de serenidad al personaje y servirse, en ciertos momentos, de la interpretación de sus compañeros para imprimir mayor intensidad a su personaje.
Debo reconocer que uno de los actores me sorprendió en su papel. No es otro que Jason Biggs. Nunca lo había visto en esta tesitura. Interpreta el papel de un chico serio y responsable que se enamora de Lizzie. Pero Rafe tiene suficientes problemas como para encargarse de cuidar a una chica bastante peculiar que, además, le acosa. Se nota que Jason no está del todo cómodo en este papel. No se deja llevar por las circunstancias ni vuelca sus emociones al personaje, lo que hace que se vuelva inexpresivo y casi carente de emociones. No expresa con la suficiente intensidad ni claridad lo que el resto y esto hace que desentone un poco. Su interpretación es más bien sosa e irregular.
Jonathan Rhys Meyers y Anne Heche son los otros dos rostros reconocidos. El primero interpretando a un amigo de Lizzie y la segunda, a su terapeuta. Jonathan no se impone límites a la hora de actuar y eso hace que su personaje tenga una personalidad bastante fuerte y que ninguna situación dentro de la película le supere. Ha sabido crear un personaje interesante. En cuanto a Anne, transmite seguridad y confianza. Logra ser ese contrapunto que equilibra las fuerzas entre lo negro y lo blanco de esta película. Es la serenidad. Aún manteniendo el rostro inexpresivo es capaz de llegar al público.
Como ya he dicho, esta producción no podría tener a mejores actores.


Esta es una película que no sólo nos cuenta la historia de una joven problemática con problemas. Nos cuenta su situación, cómo es capaz de empeorarla aún más, cómo llegó hasta allí y cómo lo soluciona. El que en todas las ocasiones en las que alguien muestra un comportamiento inadecuado se debe a algo que le ocurrió, por muy insignificante que pudiera parecer, en su momento. En que hay heridas que no se pueden sanar con una sola venda.
De igual manera, muestra cómo la solución no se halla en el alcohol o las drogas. En que los vicios no sirven más que para empeorar las cosas y hacer que el abismo en el que no sumergimos sea aún más profundo.
Prozac Nation critica, además, a ese tipo de personas que huye de los problemas escondiéndose bajo las alas de los antidepresivos, y trata, en un intento desesperado, de concienciar a la sociedad de que esas no es la solución. Muestra que la solución es admitir el problema para después enfrentarse a él sin más armas que la valentía y la constancia.
Y también se trata, sin duda, de una alabanza hacia aquellos que siempre nos acompañan, ya sea en los malos o en los buenos momentos. Un sentido homenaje a todas aquellas personas que están a nuestro lado cuando peor nos comportamos.

Esta es una película extraña, compleja y de difícil visionado. Ya que si el cine independiente y reivindicativo no llama tu atención, esta película perderá todo el interés para ti tras los diez primeros minutos. Es por ello que siempre he pensado que el cine independiente es algo especial, al alcance de muy pocos. Únicamente para un público selecto que no se conforma con las superproducciones que rozan temas superficiales. Esta película está hecha para ese público, para un público exigente que busca algo más que una buena historia, un buen mensaje.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Guerra Mundial Z

Ayer tuve la oportunidad de ver esta película. Tenía grades expectativas y, aunque no me defraudó en demasía, tampoco era todo lo que yo esperaba.

Guerra Mundial Z no es una película convencional de zombies aunque sí mantiene ciertos tópicos que nos recuerdan a este género. Esta es una película que busca algo más que el susto fácil al espectador o el sobrecogimiento al descubrir la voracidad de los zombies. Se encarga de mostrarnos el protocolo que existe para combatir una epidemia.
Esta producción se divide por partes bien diferencias, pero unidas de una forma excelente. Cada una de esas partes podría ser un cortometraje en si, una historia con principio y final. Aunque si bien es cierto que son muchas partes, quizá para algunos demasiadas, y todo transcurre demasiado rápido.

El guión está basado en la novela homónima de Max Brooks y ha sido dirigida por Marc Forster. En cuanto a intérpretes, muchos sólo reconocerán al popular Brad Pitt en el papel de protagonista. También podemos encontrar otro rostro conocido, aunque en un papel meritorio, como es el de Matthew Fox (Perdidos). Acompañando a Brad tenemos a Mireille Enos, Daniella Kertesz y David Morse como actores más reconocidos dentro del amplio elenco de esta producción.
Producida por la Paramount en asociación con otras tantas productoras, fue presentada como una gran producción a la que, tanto crítica como público, estaban deseosos echar el ojo. Tras una contundente y explosiva campaña publicitaria que bombardeo todos los medios durante meses, el mundo se paró en su presentación. Todos esperábamos que fuera una película diferente, que fuera innovadora y una película que sería recordada durante años. Hay quien esperaba una verdadera Guerra Mundial entre personas sanas y una especie de zombie más inteligente o con mejores recursos pero, nada más lejos de la realidad. Ya en los primeros compases de la película podemos comprobar que más bien tiene los mismo tintes que cualquier otra película del género.

De echo, tras ver la película tuve la certeza de que se podría tratar de una extraña mezcla entre otras dos películas muy conocidas de zombies: Soy Leyenda de Francis Lawrence y 28 días después de Danny Boyle. Y tienen cierto parecido, aunque tan sólo sea en algunos aspectos. Pero realmente, recuerda a estas otras películas.

Guerra Mundial Z nos narra la historia de un investigador ya retirado que tendrá que volver a
filas tras la explosión, sin previo aviso, de una epidemia que pondrá en peligro la existencia de la humanidad. Este investigador, Gerry Lane, tendrá que encontrar una solución mientras se enfrenta a toda clase de imprevistos y problemas.
¿Os suena? Si, es básicamente el planteamiento de otras muchas películas de zombies, pero en este caso hay algunas diferencias. Como ya he dicho antes, en este caso, tenemos la oportunidad de ver cómo se trata de una forma oficial un caso de epidemia tan grave como al que se enfrenta el protagonista. Lo que hace que la película se torne interesante por momentos y no sólo se trate de una película más de zombies en la que el protagonista corretea de un lado a otro tratando de no ser devorado por una marea de muertos vivientes.
Dejando a un lado el pilar central de la película, el guión también se centra en otros tema de importancia como el instinto de supervivencia y protección, innatos en el ser humano. La crueldad y los tratos por conveniencia que se dan en nuestra sociedad, aún en momentos de dificultad. Lo poco preparados que estamos para actuar contra una epidemia a gran escala. Que el fanatismo por algo no es bueno para el colectivo ni para el individuo. La incredulidad y "el décimo hombre", el discrepar e investigar acerca de algo que creemos evidente puede ayudar mucho en cualquier situación. No debemos dar por sentado algo que nos parezca obvio, porque es posible que no lo sea. Éste es otro de los mensajes importantes que lanza esta producción.

Forster ha realizado esta película sirviéndose de los métodos y técnicas que normalmente se emplean en este tipo de género.
La cámara en constante movimiento sirve para desubicar al espectador y potenciar el caos. Gracias a esta sencilla técnica se logra crear un ambiente desalentador y frenético que es capaz de trasladar al espectador el nerviosismo y la intranquilidad que viven los personajes en ese momento. Mediante planos generales se nos muestran los espectaculares escenarios destrozados y esa masa de zombies hambrientos arrojándose sobre el resto de personas que trata de huir. La luz juega un factor importante también, siendo un claro ejemplo el empleo de la luz roja de una vengala cuando huyen hacia el helicóptero, como anunciando el peligro que llega. La fotografía junto a los movimientos de cámara aporta cierta mística a algunas de las situaciones. Se emplean unos colores oscuros, afines a la temática de la película. Está muy acertada la fotografía en esta producción.
La mayoría de planos se limita a mostrar lo que ocurre sin potenciar demasiado la narración. Aunque sí usa, en ciertas partes, algunos planos detalle para mostrar, y explicar, ciertas cosas interesantes de la película.

Si por algo brilla esta producción es por los efectos especiales. No es que sean espectaculares, es que son acertados. Las explosiones, las masas de zombies trepando un muro, los accidentes de aviones y helicópteros..., todo está justificado y eso hace que el conjunto sea más real y dinámico.
Además, la realidad en los decorados acompaña a todo esto, consiguiendo que la inmersión en la historia sea más fuerte. Los personajes se mueven por los decorados de una forma natural, consiguiendo una sensación de soledad y desnudez en algunos momentos que se ve potenciado por los planos generales.

Brad Pitt interpreta a Gerry Lane, un hombre que se ve obligado a encontrar una explicación y un remedio a la epidemia que asola a toda la humanidad. Brad siempre me ha parecido algo más que el guapo de Hollywood, es un buen actor. Sabe aportar al personaje lo que éste necesita sin ahogarlo ni convertirlo en su propio clon. Es un actor único, con la capacidad de gustar a la cámara y al público. Se adapta a cada papel con facilidad, con la habilidad de dar vida a un personaje sin sobreactuar o parecer artificial.
Este actor se maneja bien en prácticamente todos los géneros pero nunca le habíamos visto encarnar a un personaje que se debe desenvolver en un mundo apocalíptico. A lo que, sin duda, ha sabido adaptarse a la perfección, consiguiendo que su personaje transmita diversas sensaciones según el momento. Es uno de los pilares fundamentales de la producción y su actuación ha sido más que notable.

El resto de actores no merecen una mención aparte. Son secundarios, algunos con más importancia que otros.
Mireille Enos encarna a Karen Lane, la mujer del protagonista, quien se encarga de la protección de sus hijos y de meter en algún lío a su marido. Este personaje no interviene en la acción principal, es más, se podría haber obviado de no ser porque se usa como herramienta en una de las partes para crear una situación que de otra forma no se podría haber creado. Por lo demás, es un secundario más sin demasiadas acciones importantes. Mireille hace bien su papel, sabiendo que todo el protagonismo debe recaer sobre Brad. Ha sabido crear un personaje sumiso y callado, obediente y temeroso, en su justa medida, procurando aportar todo el realismo posible.
A mitad de película aparece Segen, una soldado israelí interpretada por Daniella Kertesz. Este personaje será una compañía importante para Gerry, que lo ayudará en todo momento y se enfrentará a los mismo problemas que él. Daniella hace una interpretación correcta encarnando a una soldado que debe afrontar un problema en el que no pretendía verse envuelta. Ha sabido dar vida a su personaje sin caer demasiado en estereotipos ni errores y su actuación mejora a medida que permanece en pantalla.
Pero para mi, el mejor secundario de esta película no es otro que David Morse que interpreta a un Gunter, que así se llama su personaje, tiene toda la información que necesita Gerry. Es, quizá, el personaje secundario más importante (a pesar de que aparece tan sólo unos segundos), ya que ofrece una información privilegiada. La actuación de David es sublime. Ha sabido aportar la locura a su personaje en una dosis más que exacta sin pasar el límite que habría destruido su interpretación. Se ha sabido desenvolver y ha creado un personaje que se hace interesante para el espectador. Prestad atención a lo que hace con sus dientes.
exagente de la CIA que ha sido encarcelado tras cometer traición.

Como ya he escrito, el resto de personajes poco intervienen en las acciones totales de la película, cayendo el peso sobre Brad. Aunque hay algunos que si son importantes para lo que ocurre en cada una de las partes, pero no determinantes.

Esta es una superproducción que brilla por la espectacularidad de sus efectos especiales y por el aclamado Brad Pitt. Todos esperábamos más de esta película pero aun así, ha sabido cumplir aportando algunos factores que otras películas del género no han aportado.
Es entretenida y vibrante, consigue mantener nuestra atención hasta el final haciendo que el personaje principal tenga que resolver un problema tras otro. Sólo al final parece que realmente sea una Guerra Mundial entre individuos sanos e infectados, pero creo que esto lo veremos en la secuela que ya están preparando.
Esta es una película más de zombies, con más acción que sustos, buenos efectos, y un actor que ha sabido meterse en la piel del personaje principal de principio a fin, sin florituras innecesarias ni errores. Ya estoy esperando la segunda parte.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Segunda reunión de "Adiós, amor"

Hoy ha tenido lugar la segunda reunión con la actriz, Andrea Murillo, para terminar de pulir ciertas cosas del personaje y de aspectos más técnicos acerca de los ensayos y el rodaje.

Esta reunión ha sido bastante reveladora para mi, porque he podido comprobar el alto nivel de integración que muestra Andrea con su personaje. Bajo una base esencial ha sabido crear todo un pasado coherente y atractivo para su personaje, incluso atisba un futuro. Esto es algo positivo para ella, ya que hará que comprenda mejor al personaje y consiga exprimir todo cuanto pueda. Gracias a esto su actuación será más natural y realista porque comprenderá mejor al personaje y sabrá empatizar con él en cualquier situación. La conexión será bastante profunda. Estamos logrando crear un personaje redondo, capaz de vivir cualquier situación en cualquier lugar y en cualquier momento, con pasado, presente y futuro.

Todo esto beneficia al guión, ya que al tratarse de un cortometraje sin diálogos, necesito de toda su expresividad para que el espectador logre comprender lo que ocurre y por qué ocurre. Por su puesto, todo esto se verá apoyado por una realización coherente con lo que narra el guión.
Hemos añadido unos pequeños detalles al guión que sirven para reforzar el conjunto.

En la próxima reunión ya comenzaremos con los ensayos para que Andrea coja soltura a la hora de moverse y expresarse de la forma en la que lo haría su personaje. Además, la iré mostrando la mecánica de los ensayos y el modo en que debe hacerlo.

Volveré pronto con más noticias.

Un abrazo a todos.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Preproducción de "Adiós, amor"

Ya hemos arrancado con la preproducción del cortometraje "Adiós, amor", escrito y realizado por Jesús Muga (un servidor) e interpretado por Andrea Murillo.

Esta primera reunión con la actriz ha servido para poner unas bases sobre el método de ensayos, de grabación y demás, y también como una reunión en la que se ha tratado la personalidad y el carácter del personaje.
Teniendo muy presente que Andrea no es actriz, y que este es mi primer cortometraje después de mucho tiempo (demasiado), iremos con paso lento, pero firme, para que este proyecto sea todo un éxito.
Hemos comenzado indagando en el pasado del personaje, en los motivos que le hacen actuar así en el momento en el que transcurre la historia en el cortometraje. Y puedo asegurar que atisbo más claros que nublos. Ya le he explicado a Andrea que prefiero darle un motivo por el que su personaje hace o no algo, a, simplemente, ordenar que lo haga. Considero que la actuación es más natural y fluida usando este método.
Luego hemos pasado a tratar lo referente a cómo se harán los ensayos y, finalmente, la producción. Pretendiendo que adquiera dotes interpretativas, la he mandado hacer algunos ejercicios para que llegue a conocer más aun a su personaje y se involucre aún más.

Andrea es una joven talentosa, muy talentosa. Y sé que puede lograr todo aquello que se proponga, ese es principal motivo por el cual la escogí, aún sin ser actriz, para esta producción. Confío en que dará con la clave para interpretar a su personaje y que nos dejará a todos (si, me incluyo yo) boquiabiertos.
Su personaje es complejo, cambiante, y en ningún momento hay un diálogo, por lo que sé que será algo complicado, pero también sé que logrará hacerlo.

Hemos decidido ahondar aún más en su personaje, en sus movimientos y en sus sensaciones en la próxima reunión. Por lo que ya os iré contando cómo ha ido.

Un fuerte abrazo a todos.

La Vereda Producciones

Hoy, en primicia, quiero presentaros el logotipo, la imagen de un sueño, una meta, que poco a poco se va haciendo realidad.

Bajo este logo, esta seña de identidad, se recogerán todos mis proyectos, comenzando por este blog. Pretendo que La Vereda Producciones sea el sello de trabajos audiovisuales, musicales, literarios. De todo aquello que tenga que ver con la creación, con el arte y la cultura. Si, suena ambicioso. Pero dad tiempo al tiempo y veremos qué ocurre.

Esta pequeña y humilde productora nace por la necesidad de aunar todos mis proyectos bajo una misma marca que sea reconocible por todos y en todos los lugares posibles.

He procurado que este logo simbolice todo lo que me gustaría que fuese esta productora. Una productora sencilla y humilde, en la que cualquier proyecto, sea propio o no, tenga cabida.
El título, La Vereda, fue concebido al pensar que todo proyecto debe recorrer un camino desde que nace, como una idea, hasta que se convierte en un producto final, llegando al público. Tal y como sucede con la vida, un camino que debemos recorrer. Y Producciones, en plural, destacando que no es un camino cerrado a una sola idea, a un solo producto. Como ya he escrito, con el tiempo, esta productora se encargará de dar vida a toda clase de proyectos.

El logotipo es sencillo. El nombre, La Vereda, en tonalidad marrón con una textura de arena y franqueado por dos líneas paralelas que simbolizan, como no podía ser de otra manera, esa vereda, ese proceso por el cual pasan todos los proyectos. Y bajo esto, Producciones, con una letra blanca y clara sobre una maraña negra de cuerda. No tiene otro significado que todos aquellos proyectos que se crearán bajo su nombre.

Tanto en este blog, como en la página de Facebook, tendréis noticias sobre los proyectos y la situación de La Vereda Producciones. Todos aquellos que tengan sugerencias, opiniones, relatos cortos o denuncias que deseen publicar en La Vereda, pueden enviarlas a la dirección de correo: laveredapro@gmail.com

Espero y deseo que esta productora tenga una larga vida y os proporcione proyectos interesantes.

Un cordial saludo,
Jesús Muga.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Los juegos de la discordia

Últimamente se viene hablando mucho, en exceso para mi gusto, de la elección para la sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Por si aun no lo sabéis, aunque lo dudo mucho, Madrid es una de las candidatas a optar a este..., cómo llamarlo..., ¿honor?, ¿prestigioso acto que nos sacará de la ruina?, ¿gran acontecimiento del deporte?, ¿marrón?... Y es que, respecto a lo que supondría la elección de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos, hay mucha controversia.

Hay quien opina que será algo bueno. Traerá trabajo, aunque sea algo eventual, y ganancias, no sólo a la capital sino a todo el país. Y, de igual manera que esta candidatura tiene sus defensores, tiene sus detractores. Hay quien cree que no se creará tanto empleo como se anuncia y que el que se cree, será para un corto periodo de tiempo, muy corto. También se piensa que el gasto que supondrá adecuar, en todos los aspectos, no sólo deportivos, la ciudad y alrededores será bastante alto y, sinceramente, en este país no estamos para derrochar el dinero que no tenemos.

Yo, sin entrar demasiado en campañas políticas que no llevan a ninguna parte, no estoy en contra, pero tampoco a favor (bueno, un poquito en contra sí que estoy). Lo que tenga que suceder, sucederá, y ni una parte ni otra podrá hacer nada. Bueno si, los famosos escraches y manifestaciones a los que estamos tan acostumbrados en los últimos tiempos.
Mi humilde opinión, como ciudadano de este país, es que el gobierno debería centrarse en solucionar los problemas que asfixian a los españoles en lugar de malgastar el dinero en (¿cuántas campañas llevamos ya?, ¿tres?) campañas, creación de sedes deportivas y demás.
Me parece hipócrita y desconsiderado gastar miles y miles de euros en campañas y demás preparativos, habiendo hecho recortes en sectores fundamentales para nuestra sociedad como son la sanidad y la educación. A mi parecer, ¡nos están tomando por tontos! No hay dinero para mantener un sistema sanitario de calidad ni una educación más o menos "gratuita"; ni para becas a estudiantes o a científicos, ni para I+D+I, ni para crear un plan de empleo en condiciones, ni para otras muchas cosas útiles, pero si hay dinero suficiente como para pagar todo lo que se está gastando con esto de los Juegos Olímpicos... Mi no entender...
Por que, ¿de dónde están saliendo todos los gastos para que la alcaldesa de Madrid vaya a hacer el ridículo a Buenos Aires? De las arcas públicas.Y luego dirá el gobierno que tiene que coger dinero de la hucha de las pensiones. ¡Cómo para no coger con todo lo que se está derrochando! Y de nuevo, volverán a culpar a la herencia del anterior gobierno... Manda huevos.

También me resulta gracioso que haya quien critique el fichaje de Bale por el Real Madrid y no critique esto, cuando realmente están gastando el dinero de los impuestos que nos cobran a todos. Nuestro dinero. Ese que sirve para arreglar calles y hacer hospitales, aunque luego se los den a empresas privadas.
Hoy mismo he escuchado a una mujer decir una frase que define todo esto: "Los juegos esos, ¿nos van a dar de comer a nosotros?" A nosotros lo dudo, señora, y menos estando a kilómetros de donde puede ser que tenga lugar tal evento. Y es que seamos realistas, nosotros, los ciudadanos, no vamos a ver ni un duro (perdón, ni un céntimo) de todo esto. Eso es algo que debemos tener claro desde ya. ¿Qué a Madrid acudirán muchas personas importantes a nivel mundial durante unos días? De acuerdo. ¿Qué grandes empresas, como hoteles de lujo, tiendas de lujo y demás, aumentarán sus ventas? Seguro que si. Pero, ¿y el obrero que tiene que sufrir todo lo que ocurrirá en la ciudad durante esos días?, ¿obtendrá ganancia alguna? No, sólo las molestias de que Madrid sea la ciudad de los Juegos Olímpicos. La mayoría de la gente que apoya la candidatura, no recibirá ni las gracias.

Dicho todo esto, y en resumen, creo que el gobierno y toda la ciudadanía se debería preocupar más de la situación por la que estamos pasando y en buscar soluciones, que en que nos concedan algo que supondrá un gasto que dudo podamos afrontar y que, a buen seguro, dejará nuestra economía maltrecha.
Aun así, ¡Juegos Olímpicos para Madrid 2020! Sigamos siendo hipócritas y tontos. Y dejemos que alguien como Botella haga el ridículo por todo el mundo como hasta ahora.
No sé si obtendremos el "merecido" premio (por haber participado más veces que ninguna otra capital quizá, no por otra cosa) o no, pero al menos con la alcaldesa de Madrid y compañía nos aseguramos unas risas y ser el hazme reír de todo el mundo.
Seguro que me dejo muchas otras cosas de importancia en el tintero, pero no me apetece gastar más tiempo y más de mis palabras en el mismo tema.

Mis pensamientos os mandan un saludo.
¡Hasta más ver!

jueves, 5 de septiembre de 2013

Cuando las palabras nacen por sí solas

Hace unos días comencé a escribir lo que en un principio sería un relato corto. No tenía claro a dónde se dirigía la historia, ni cómo serían sus personajes. Sólo me limité a plasmar lo que se me iba ocurriendo sobre una hoja en blanco. Algunos días después continué escribiendo y las palabras surgían con la misma facilidad que al principio. Palabras que formaban frases coherentes y bien unidas entre sí. A penas sin darme cuenta, ya tenía varios párrafos sobre el papel. Ya tenía el comienzo de mi historia.

Durante las mañanas, mientras trabajaba, no podía dejar de pensar en continuar la historia. Nuevas frases inundaban mi mente, el relato y los personajes iban tomando forma. Todo el conjunto era perfecto, una buena historia que merecía ser escrita. No bastaría con un formato reducido, debía ser una novela.
No tardé en encontrarle un título al proyecto, no podía ser otro que: "A donde nos lleve el mar". Durante los siguientes días seguí pensando en la historia; en los personajes. En cómo debía ser todo, cómo debía transcurrir todo. Sin duda, es una buena historia.

Debo reconocer que tiene mucho de mi, muchos de mis pensamientos, de mis ideas, de mis miedos, de mis sueños, de mis metas. Podría decir que los dos personajes principales están dotados con una personalidad que me pertenece. En realidad, he donado mucho de mi a ambos y quien me conozca personalmente podrá descubrirlo al leerla.

A día de hoy, continúo escribiendo esta novela de la misma forma que el primer día. Me pongo frente al teclado y permito que las palabras fluyan a través de mis dedos formando frases y párrafos. No sé a dónde se dirige, pero tengo la certeza de que será algo muy bueno.

Aunque ahora mismo todo mi tiempo libre esté dedicado a este proyecto, tengo otros en cartera. Sigo trabajando en "Alba" y en la segunda temporada de "La oscuridad en la luz". Además estoy escribiendo varios relatos cortos que pretendo presentar a certámenes literarios.
Tengo demasiadas historias que contar y poco tiempo para crearlas. Pero, tarde o temprano, llegarán.
Por su puesto, también tengo en mente la intención de grabar el cortometraje "Adiós, amor", del cual pronto comenzaremos la preproducción. Y por último, y no menos importante, anuncio que estoy trabajando en dos libretos para dos obras de teatro. Aunque esto me llevará más tiempo del deseado.

Os seguiré contando sobre mis proyectos en esta sección.

Saludos a todos.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Prohibido cerrarse puertas

Hace unas semanas comencé a escribir un artículo en el que explicaba los motivos sobre la finalización de unos de mis proyectos este año, pero, tras leerla varias veces, he decido no publicarla.
Dicho artículo enturbiaría la imagen de algunas personas y entidades, y, probablemente, me cerraría alguna puerta por la que algún día quisiera poder pasar. Ese es el principal motivo por el cual he decidido no publicar el artículo y, a su vez, el hecho que da pie a esta nueva entrada y a una nueva sección.

He podido tratar este tema con otras persona y algunas me han recomendado que publique la entrada y otras me han aconsejado que no lo haga. Una parte de mi, quizá cegada por la ira y el odio, me pide que lo haga, pero, la otra parte, una más fría y calculadora, no consiente que lo haga.
En realidad, pensándolo bien, no publicar ese artículo es lo mejor que puedo hacer, por ese tema de no cerrarme puertas. Y es que, el ser humano, como ser que actúa de una forma irracional en muchas ocasiones, tiende a cerrarse puertas y a echarse tierra encima con una naturalidad casi innata. No pensamos, en muchas de nuestras decisiones, los efectos que pueden conllevar nuestras acciones. No llegamos a caer en la cuenta de que en muchos casos, por tratar de dañar a alguien de una forma directa y, con toda probabilidad, torpemente, lo único que conseguimos es un efecto contrato o de rebote que hace que nosotros salgamos perjudicados.
Meditando sobre ese dicho popular: "No hay mayor desprecio que no hacer aprecio", considero que tiene mucha razón, pero, como he escrito antes, muchos no pensamos en actuar así y, anulando la razón, actuamos inconscientemente, inmolándonos en el intento de arañar algo. Por ello es mejor hacer algo con la mente fría y tras haber pensado en todas las opciones. Y en ese momento es cuando me viene otro dicho a la cabeza: "La venganza es un plato que se sirve frío".

Yo he decidido no vengarme sino aprovecharme. Si, aprovecharme. Tomaré de esas personas y de esas entidades todo cuanto necesite, y cuando quieran algo de mi, no obtendrán nada más que la indiferencia. 
¿Acaso no es la mejor forma de actuar con personas que hacen lo propio con el resto de personas? Darles su propia medicina se llama. Es, sin duda, una de las mejores estrategias para no cerrarse puertas.
Así que, sigan así, pues ya llegará el momento en el que ajustemos cuentas. Y como el artículo va de dichos populares: "Quien ríe el último, ríe mejor".


Cambiado el tercio y haciendo mención a lo que he escrito en el primer párrafo. Este artículo sirve de entrada para otros muchos, que vendrán, de la misma índole. En esta sección planeo publicar mis pensamientos, bien sean sobre algo que sólo me ataña a mi o sobre un tema que pueda afectar a más personas.
Espero que todo cuanto se publique aquí pueda ser de vuestro interés. Y si sirve de ayuda a alguien, mejor aun.

Un saludo a todos.


PD: Aquel que quiera pensar mal, que lo haga, pero que no se entienda este artículo como una amenaza.
De igual modo, añado, quien se sienta ofendido es porque algo de culpa, tiene.






miércoles, 14 de agosto de 2013

Pedir permiso antes que pedir perdón

Hoy, nada más ver mi muro Facebook, me encuentro con una decepcionante sorpresa: La carta de una joven periodista que fue acosada y humillada, junto a su padre, por un grupo de energúmenos en la plaza de toros de Herrera del Duque por tener un gesto con un torero que, tales energúmenos, no entendieron (Periodista humillada por la afición de Herrera del Duque).
Comenzando por esto, nunca he logrado entender por qué una persona debe increpar a otra por hacer algo totalmente lícito y sano. Y menos aun si es una persona ignorante que no comprende lo que está pasando a su alrededor y tan sólo se limita a gritar lo que la muchedumbre grita. Cual ovejas, estas personas sin cultura ni moral, son capaces de seguir al rebaño hasta un barranco y despecharse sin tratar de cuestionarse nada. Sin llegar a preguntarse, como siempre ocurre, si pueden estar hiriendo a otra persona.
Sinceramente, esta actitud me provoca vergüenza ajena y asco hacia nuestra sociedad. Debemos ser más tolerantes y mirar dos veces antes de lanzar la piedra. Tratemos de ser conscientes y pensar en que esa persona podría ser alguien cercano a nosotros, y que por supuesto, no nos gustaría que fuera tratada así. Pero ante todo, debemos pensar que es un semejante al que estamos dañando y que es muy probable que no merezca tal trato.

A tal carta, la cual creo que todo herrereño debería leer para saber cómo se nos puede llegar a ver desde fuera, le llega la contestación del alcalde de Herrera del Duque, Don Saturnino Alcázar. El alcalde, ante todo, pide disculpas a la joven y le ruega que no se lleve una imagen, equivocada, de las gentes de Herrera. Lo cual es lógico. También trata de hacer de abogado de causas perdidas, explicando un gesto que tuvo el respetable con el torero en cuestión.
En primer lugar, defiendo lo que dice el alcalde. Un grupo de personas, si así se les puede llamar, maleducadas y salvajes no representa, ni mucho menos, a todos los habitantes de Herrera del Duque. No puede, por que es imposible. En esa plaza, esa tarde, había gente de muchos pueblos de la zona e incluso de poblaciones más lejanas. Ciertamente la inmensa mayoría serían herrereños, pero estoy bien seguro de que muchos de los que maltrataron a esta joven y a su padre, no son de Herrera ni viven en Herrera. Por lo que no se puede generalizar, ya que esta chica incluye en el mismo saco a personas que no tienen nada que ver con esas otras, ensuciando la imagen de todo un pueblo y sus habitantes.
Por otro lado, el alcalde podría haber evitado tener que pedir disculpas si antes, mientras ocurría este desafortunado hecho, las autoridades hubiesen actuado para poner orden, evitando así, que este grupo de personajes haya atentado contra la libertad de expresión de esta periodista, contra su mismo honor. Y es que esto se puede considerar maltrato y vejación. Acoso en toda regla.

En parte hablo un poco a ciegas, pero tras leer la carta y haber preguntado a algunas de las personas que fueron testigo de este mal gesto, debo reconocer que la joven lo debió pasar mal y que su carta está totalmente justificada.
Decirle a esta joven que, como bien apunta el alcalde en su carta, no todos los herrereños somos así. En Herrera hay de todo, como en botica, pero abunda la gente buena y hospitalaria. De igual modo, la invito a que vuelva y se relacione con las gentes de este pueblo para sacar una conclusión más cercana a la realidad. Añadir que me produce repugnancia este tipo de acciones y que deberían ser condenadas y denunciadas por todos. No podemos permitir que en la sociedad actual pasen cosas como estas, seamos personas civilizadas y cabales. Seamos, ante todo, tolerantes.

Al alcalde sólo puedo decir que ha actuado bien después de que sucediera todo, pero habría actuado mejor evitando que sucediera. Y si, se podría haber evitado. Todos lo sabemos. Siempre he oído que se debe sanar la herida antes de hacérsela. ¿Cómo? Procurando no hacerse la herida.

En fin, esperemos que este tipo de actos no se vuelvan a dar y que el alcalde de turno no tenga que volver a contestar a cartas semejantes. Nadie quiere que se dañe su imagen y eso, sólo nosotros mismo podemos conseguirlo.

domingo, 11 de agosto de 2013

Trabajo sucio

-Tiene que ser algo rápido -se lavaba las manos mientras Enrique se aseguraba de que no había nadie más en todo el aseo-. Esperaremos a que lleguen al puesto de embutidos para hacerlo, tal y como habíamos planeado.
-Yo me encargaré de todo.
-Recuerda que nos jugamos mucho –dijo volviéndose hacia él-. Si no lo ves del todo claro, no intervengas.
-Descuide –le contestó Enrique.
-El guardaespaldas nos dará vía libre llegado el momento.
-Ya está aquí –dijo, irrumpiendo en el aseo un hombre con traje negro.

Los tres se apresuraron en salir de allí y se dirigieron rápidamente hacia la puerta del gran pabellón. Enrique se rezagó a propósito, debía mantener una distancia prudencial con el resto.
El Presidente llegó acompañado de todo un séquito de cámaras y reporteros, además de sus incondicionales seguidores y su personal de confianza, que le acompañaba siempre en cada viaje. Cortaron la cinta, inaugurando así la feria, y, tras brindar con cava, entraron al pabellón. Enrique les seguía de cerca, sin perder detalle de cada uno de sus movimientos. Se había percatado de que El Presidente siempre actuaba bajo un mismo patrón: llegaba al puesto, saludaba a los trabajadores, hablaba brevemente con ellos, se hacía una fotografía, se despedía y tras remolonear un instante frente al puesto, se marchaba al siguiente. Era una visita breve en la que ocurrían demasiadas cosas. Enrique sabía que debía aprovecharse de ese pequeño instante de caos en el que todo parecía valer, en el que se rompían las barreras de lo políticamente correcto y se anulaba, inconscientemente, cualquier tipo de protocolo.

Francisco, quien había contratado a Enrique para llevar a cabo el plan, paseaba junto al Presidente alardeando de todo lo que había hecho para que la feria fuese de las mejores de la provincia. Iban de puesto en puesto como una abeja va de flor en flor. No alcanzaban a imaginar lo que allí tendría lugar.
Apenas les quedaban unos metros para llegar al puesto del charcutero. Enrique estaba más que preparado. Esperaba pacientemente la señal, el momento preciso para hacer su trabajo. Él se tenía que encargar del trabajo sucio, ese trabajo que nadie quiere hacer, y por supuesto, nunca le había temblado el pulso a la hora de hacerlo.
El Presidente llegó junto con Francisco al puesto del charcutero. Ambos saludaron a los dos trabajadores que allí había y comenzaron a charlar. Enrique se acercó a ellos con disimulo. Estaba atento a los movimientos que hacían el presidente y su guardaespaldas. Esperaba al instante en el que se hicieran la fotografía para intervenir, ese era el justo momento en el que podía pasar de todo y, mejor aún, se podía sospechar de todos.

El joven fotógrafo de un periódico local llegó para encargarse de hacer la fotografía de El Presidente y el organizador de la feria junto con los trabajadores del puesto. Todos, incluso algunas personas que pasaban por allí, se colocaron para la fotografía. Enrique no perdió la oportunidad de acercarse al Presidente. Por su altura se colocó detrás y, mientras todos se organizaban para no perder sitio en la foto, él fue buscando una posición más cercana a su objetivo.
Ya estaban todos dispuestos. El fotógrafo se preparó para hacer su trabajo. Enrique sabía que aquel era el momento para hacerlo. Sacó un guante del bolsillo de su chaqueta y se lo puso rápidamente. En ocasiones como ésta, sólo utilizaba un guante, así le era más fácil deshacerse de él después.
Con total cautela, procurando no ser visto, tomó el cuchillo que había sobre la mesa y con el cual, los trabajadores del puesto de charcutería, cortaban el embutido. Cuando el fotógrafo pidió que todos se juntaran un poco más, él hizo lo propio, siendo,  prácticamente, una prolongación del Presidente.
Le clavaría el cuchillo por la espalda, bajo las costillas, directo al corazón. Lo había hecho más veces y era un método que funcionaba. El Presidente caería fulminado al suelo, sin tiempo a más que morir en ese preciso instante. Aprovechando la confusión del momento, saldría de allí. Se quitaría el guante, dándole la vuelta, y lo guardaría de nuevo en el bolsillo de su chaqueta. Iría al baño a lavarse, a hacer tiempo hasta que el cuerpo sin vida del Presidente estuviese rodeado por curiosos. Entonces saldría del baño y se iría de allí. Un plan perfecto.

Enrique esperaba, impaciente, a que se disparara el flash de la cámara para hacerlo. Así no se reflejaría en la fotografía algo que le pudiera perjudicar. Pero entonces, el joven que había a su lado, rodeó con su brazo al Presidente.
Se había complicado todo de forma repentina, por lo que decidió esperar. No haría nada hasta que lo viese claro, tal y como le habían pedido. Francisco y él se miraron. Enrique negó con la cabeza al ver cómo sonreía. Quizás pensaba que el plan marchaba según lo previsto, que el deseado desenlace de todo aquello estaba a punto de llegar. Pero Enrique enseguida le hizo entender que no era así.
Apenas había realizado el fotógrafo su labor, Francisco se apresuró en pedirle que hiciera otra fotografía. El joven que rodeaba al Presidente con su brazo ya se había movido y todo su costado había quedado al descubierto. Enrique empuñaba el cuchillo con firmeza. Esta vez era él quien rodeaba al Presidente con su brazo.

La cegadora luz del flash se disparó iluminándolo todo. Fue algo fugaz, ocurrió demasiado rápido. Su instinto intervino en sus planes sin que él pudiera hacer nada por evitarlo. Le había hundido el cuchillo en el costado al Presidente, más a causa de una reacción que de una acción.
Sacó el cuchillo y lo tiró al suelo. Salió de allí antes de que se desplomara entre el gentío. Le temblaban las manos. Había hecho trabajos como este en muchas ocasiones, pero esta vez era diferente. Presentía que algo no había salido bien, por eso necesitaba salir de allí.
No tardó en quitarse el guante. Como había planeado, le dio la vuelta y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta. Sabía que podían señalarlo como uno de los responsables si lo veían por allí, por lo que decidió ir al aseo. Ese era el primer lugar en el que se le había ocurrido refugiarse.

Entró, yendo desesperadamente hacia uno de los lavamanos. Trataba de limpiar la poca sangre que le había salpicado, mientras escuchaba el alboroto que se había montado en la sala de exposiciones. Los chillidos y gemidos acompañaban al sonido de las sirenas. Todo se complicaba. Debía salir de allí cuanto antes, pronto comenzarían a buscar al culpable.
Se frotaba las manos a conciencia. Ya estaban limpias, pero no lo suficiente para él. Se sobresaltó al escuchar abrirse la puerta del aseo. Pudo notar cómo toda la sangre del cuerpo le caía a los pies y respiró aliviado al ver que se trataba de Francisco.

-Buen trabajo –comenzó a aplaudir nada más verlo-. Veo que era cierto lo que decían sobre ti.

No dijo nada. Se limitó a mirarlo y volvió de nuevo a lavarse las manos. Francisco sonreía, no podía ocultar su satisfacción. Todo había salido según lo previsto, y aunque no hubiese salido, él tendría las manos limpias. Esperó pacientemente a que Enrique se aseara. Cuando terminó, estaba impecable. Como si nada hubiese ocurrido, como si él no hubiese tenido nada que ver con todo aquello. Era la otra parte de su trabajo: hacer todo lo posible para pasar inadvertido, y siempre lo conseguía.
Francisco sacó un sobre del bolsillo interior de su chaqueta y se lo entregó. Enrique no esperó a abrirlo, dentro estaban sus honorarios por el trabajo hecho. Lo contó varias veces antes de volverlo a meter en el sobre.

-Aquí no está todo el dinero que acordamos.
-¿No? –se mofó de él-. ¡Ah!, es cierto. Se me olvidó decirte que las condiciones de nuestro trato habían cambiado. Acepta el dinero y lárgate de aquí –le explicó antes de dirigirse hacia la puerta.
-Ese no era el trato. Págueme mi dinero, el que acordamos –sentenció Enrique.
-Y si no lo hago, ¿qué harás? –le replicó volviéndose hacia él-. ¿Matarme? –añadió tras una sonora carcajada.

Enrique dio un paso hacia él sin decir nada más. Se sentía humillado y no permitiría que alguien como él le trata así. Había hecho su trabajo y no quería más que recibir el dinero que habían acordado. Francisco retrocedió al ver que se le echaba encima.

-Da un paso más, sólo un paso más y estás perdido –le amenazó-. Si no salgo de aquí en… -miró su reloj-, aproximadamente tres minutos…
-¿Qué? –le interrumpió-. ¿Qué piensa hacer? ¿Delatarme? ¿Matarme? Usted sabe la reputación que tengo, lo que soy capaz de hacer. Podría matarle aquí mismo, ahora mismo y le seguro que nadie se enteraría. Sabe bien lo que hago, pero no quien soy –le explicó acercándose más a él.

Francisco permaneció atónico al ver cómo se le hundían los ojos, cómo empalidecía su piel y se le marcaban los huesos. Casi podía ver a través de él.
Enrique le asió con sus huesudas manos por el cuello y apretó lentamente. Francisco podía sentir cómo se le escapaba la vida. Con una rapidez y una facilidad inhumanas, Enrique lo mataba suavemente.

Con el poco aliento que le quedaba, Francisco sólo pudo preguntar: -¿Quién demonios eres tú?- Y él, observando su demacrado rostro en los ojos apagados de Francisco contestó: -La Parca.