viernes, 17 de julio de 2015

No conoces a Jack

Estamos ante un biopic que no se limita a narrar un momento puntual de una persona sino que profundiza en temas de cierta relevancia tales como la eutanasia y toda la controversia que esta genera en los diferentes grupos ideológicos sociales. 
Una película dura por momentos que nos descubre a un íntimo Jack "Doctor Muerte" Kevorkian, doctor que encontró en la eutanasia su razón para existir y que defendió hasta las últimas consecuencias el derecho del paciente a decidir sobre su propia muerte. 

Ya desde el comienzo, descubrimos un personaje excéntrico, raro, cuyo objetivo no es otro que evitar sufrimiento a pacientes terminales suministrándoles la eutanasia. Pero Jack se topa con una sociedad médica un tanto arcaica y unos extremistas provida que le pondrán las cosas difíciles. A lo largo de los 134 minutos de duración de esta película somos testigos de una sólida lucha, a caballo entre la justicia y la moralidad, entre las dos posturas extremas que se mantienen en todo momento imperturbables. 
Jack logra el apoyo de un pequeño grupo que le ayuda a operar y a llevar a cabo su misión, mientras lucha tanto en los medios como ante la justicia por defender la honorabilidad de sus actos y el derecho a decidir de los pacientes. 
Trata un tema escabroso y candente desde hace algunas décadas. El derecho a decidir de las personas sobre acabar con sus propias vidas de una forma libre y fuera del ostracismo. Algo que crea controversia no sólo por el dilema moral que supone quitar la vida a alguien o permitir que él mismo se la quite, sino por temas jurídicos y religiosos, cuyo criterio dictamina que se trata de algo ilegal y contra lo que se comete un pecado mortal. Dos frentes insalvables contra los que muchos han perdido la batalla. Algo que queda muy bien reflejado en esta producción con la persecución, y linchamiento, por parte de la sociedad hacia el protagonista, y que deja más que claro que la libertad individual se ve coartada por la moralidad social. Y es que al terminar de verla nos queda un sabor agridulce al entender que solemos juzgar a los héroes visionarios que dedican sus vidas por dar a luz a la verdad o por defender nuestros derechos. Algo que removerá conciencias y nos hará meditar sobre el tema en toda su amplitud.

Lo grandioso de este guión son los solemnes diálogos que generan un discurso convincente y atractivo que obliga a ser escuchado, junto con unas situaciones tan emocionantes como duras que lograrán conmovernos pero también hacernos reflexionar sobre lo que es correcto y lo que no. 
Descubrimos un mundo injusto, arcaico. Anclado, por desgracia, a una religión obsoleta inventada por el propio hombre y de la que somos esclavos. Esto es lo que lanza No conoces a Jack sobre la mesa de una forma directa y contundente que nos impide mirar hacia otro lado haciendo que permanezcamos pegados a la pantalla de principio a fin. 
Barry Levinson consigue mediante planos de peor calidad visual y sonora respecto a la línea general crear una sensación de falso documental que se ve potenciada por la realista puesta en escena y la sencillez del resto de planos que emplea durante todo el proyecto. Los movimientos de cámara, a veces vertiginosos, contribuyen a dicho efecto, consiguiendo que la historia nos sea más cercana y que empaticemos a mayor nivel con el protagonista. De esta forma, Levinson se posiciona mediante la realización dando su punto de vista sobre el controvertido tema que trata el guión de Adam Mazer. Y no sólo eso, enriquece y da un sentido poético tanto a la trama principal como a las subtramas que asoman tímidamente, ya que no sólo conocemos la historia de Jack sino al propio Jack.
Gracias a la excelente ambientación, ubicamos el momento preciso en el que tienen lugar los acontecimientos por lo que comprendemos mejor lo que ocurre y el motivo por el que ocurre. 
La banda sonora juega un papel activo en ciertos momentos, formando parte de la estética de la película. La mayoría de las piezas acompañan al momento potenciando sensaciones y emociones dadas por las acciones o las situaciones. Una elección acertada tirar de clásicos como recurso para crear momentos íntimos o formar la personalidad de Jack.


Claro que un personaje tan mítico como Jack Kevorkian sólo podía ser interpretado por un estelar Al Pacino. Tanto la conseguida caracterización como la trabajada personificación de Jack hacen que nos olvidemos que detrás del personaje se encuentra uno de los actores más laureados del mundo. Pacino borda un personaje introvertido y de personalidad compleja y un tanto cambiante. Ha sabido adaptar la personalidad, la forma de actuar de Jack, a cada situación no siendo ésta abrupta o exagerada sino tan realista como consecuente. Pacino vuelve a calzarse a un personaje complejo y sale mucho más que airoso de la experiencia. Su personaje transmite convicción, confianza y ternura, lo necesario para convertir a un villano público en héroe ideológico. Y éste gran actor lo consigue mediante una actuación sublime. 
Como escudero de Pacino, un enorme y emblemático John Goodman, que vuelve a llenar la pantalla y no sólo de forma literal. Estamos ante uno de esos secundarios carismático que, hagan lo que hagan, gustan a todos. Siguen en su linea, sin despuntar pero sin dejar indiferente a nadie y logrando una sonrisa en todos nosotros al verle aparecer en pantalla.
Una envejecida Susan Sarandon pone el toque femenino a esta historia como compañera fiel y leal. Su personaje sufre la suerte que todos prevemos pero Susan logra crear un momento sórdido en algo íntimo con el que descubrimos más. Nos presenta un personaje de hierro que se mantiene así hasta el final. Convincente cuanto menos.

No conoces a Jack no es sólo un biopic de alguien que para muchos es desconocido. Es la historia de algo más importante, de una batalla entre el derecho a decidir y la moralidad arcaica que viene dada por la iglesia y las propias leyes. Pero no sólo eso. Descubrimos la auténtica cara del Doctor Muerte, de quien luchó contracorriente para lograr un bien común.
Ésta es una de esas producciones que obliga a la reflexión sobre un tema que aún hoy día sigue candente en todo el mundo. Es entretenida y nos descubre una historia apasionante sobre alguien bastante interesante. Un hombre peculiar que actuó contra todos.
Si bien es cierto que no se hace pesada, no es recomendable para quienes no busque ese cine íntimo que remueve consciencias y que resulta ser reivindicativo. Tampoco para personas demasiado sensibles ante el tema de la eutanasia. Es acta para todos aquellos que quieran descubrir una historia apasionante que les acompañará incluso mucho después de haberla visto. 
Y tú, ¿aún no conoces a Jack?