martes, 8 de septiembre de 2015

Eliminado

Bien podría ser el resultado de una noche loca entre Open Windows de Vigalondo y Buried de Cortés, salvando las distancias, claro. Una mezcla interesante de un renovado y actualizado slasher con ese tipo de cine de "metraje encontrado" que tan bien complementa el género de pseudoterror, en este caso. Es más, podríamos hablar de que se trata de El proyecto de la Bruja de Blair llevado a nuestros tiempos y a términos digitales, algo que no la hace menos impactante aunque sí menos aterradora. Y es que, los algo más de ochenta minutos de metraje los pasamos ante una pantalla, y no precisamente la del cine. Un recurso que resulta innovador en un género en el que resulta difícil sorprender, pero que tiene sus inconvenientes. El problema reside en que ese encerramiento digital junto con el caos que hay en todo momento en la propia pantalla en la que transcurre todo, provoca más mareo que terror, del mismo modo que una angustia que nos puede llegar a resultar familiar.
Que la historia sea simple y previsible, o que la trama se centre en la común venganza a la que tan acostumbrados estamos en este género, no son motivo para que la película no llame nuestra atención. Quizá lo más interesante sea el detonante que pone todo en marcha. El empleo de las nuevas tecnologías para menospreciar y poner en evidencia a alguien, el posterior acoso que sufre esa persona y el resultado final: el suicidio. Estos elementos son lo que la diferencian de otras muchas y lo que hacen que la forma en la que se ha realizado tenga sentido. Aun así, no sabemos si tiene más culpa de que se haya recurrido a tan simple artimaña el guionista Nelson Greaves o el realizador Levan Gabriadze. Quizá se deba a que ya desde el guión se ha concebido así, como algo que transcurre en la pantalla del ordenador de uno de los personajes, el cual no deja de interactuar con él abriendo todo tipo de programas, bien para chatear, para buscar información o para escuchar música, o para que el propio asesino contacte mediante este medio con las víctimas. Porque también se recurre a ese miedo a ser espiados o a que nuestra intimidad se vea invadida por alguien extraño. El que puedan jugar con nosotros. Esa es la clave para que en esta ocasión el asesino no sea como el resto y Eliminado no sea una película más del montón.


El hecho de que la realización como tal brille por su ausencia; que no haya un montaje convencional de planos al que estamos más acostumbrados sino que transcurra todo en una pantalla en la que todos permanecen en un mismo plano (el típico primer plano de webcam), no implica que no exista fluidez ni agilidad en la película. Los cambios entre ventanas, los propios movimientos internos en el gran plano secuencia que supone el total de la película, incluso la interactividad que el personaje mantiene con los diversos programas que usa en el transcurso de la historia como chats, exploradores de internet o programas de música, sirven para dar aire y agilidad a la producción, a la vez que para que se vayan desarrollando los diferentes acontecimientos. Pero ésto también contribuye al caos que habita en todo momento y que potencia la atmósfera de desconcierto e histeria en los personajes. Los rápidos cambios entre ventanas en la pantalla o que todos los personajes hablen al mismo tiempo son herramientas acertadas que logran ésta finalidad. Que alguna canción sea reproducida de forma remota y sin previo aviso, así como las conversaciones que comienza el asesino de forma inesperada, también.

De igual forma, algo que resulta tan eficaz como recurrente (y barato) es emplear para el reparto un repertorio de actores desconocidos y variopintos para que el espectador se centre más bien en la historia y no en la estrella de turno. Así también se fomenta desconocer quién llevará la voz cantante en una película donde el protagonismo no recae sobre un único personaje sino sobre varios, de tal modo no podemos prever hacia dónde se desequilibrará la balanza. En este aspecto la película se ve beneficiada por un reparto original de actores que interpretan de forma realista, aunque en ocasiones un tanto sobreactuada, la actitud y las reacciones de adolescentes ante una situación límite como por la que pasan en la película. La puesta en escena y la ambientación contribuyen, sin lugar a dudas, a crear tal ambiente, lo que le aporta ese punto extra de realismo a una producción que trata de reflejar, con su punto de fantasía, una realidad a la que todos hoy en día estamos expuestos, como es que alguien pueda amenazarnos por internet e incluso que pueda invadir nuestra intimidad de una forma invisible y a distancia.

Tras haber visto Eliminado se nos queda una sensación extraña de no haber entendido ciertas partes de la película, de habernos perdido algo importante. Y todo debido al caos que reina desde el mismo comienzo. Aun así, nos queda su esencia, el verdadero mensaje que trata de hacernos llegar mediante las horribles muertes que suceden desde ya muy al principio.
Ésta es una de esas películas que, mediante lo extraordinario, trata de hacernos comprender una amenaza real y que nos acecha a todos, pasando de puntillas por temas más escabrosos como el acoso escolar y el suicidio.
Interesante, muy interesante, aunque no aterrorizará a los más aguerridos sino que los impactará y, eso sí, nos hará meditar a todos sobre los inconvenientes de las nuevas tecnologías.

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